Un semanario que conoció épocas mejores en cuanto a sus ventas y mucho mejores en cuanto a su prédica dedica su editorial a nuestro partido.
Bajo el acápite de “Un Cabildo más abierto” desgrana una serie de análisis, pero también adoctrina, sugiere, exhorta y hasta insinúa posibles estrategias y, cual Casandra vernácula, profetiza eventuales alianzas.
De todo lo anterior, el semanario de marras está en su derecho, salvo que subyace a lo largo de la exposición una inocultable animosidad que, modestamente, nos vemos en la necesidad de contestar.
Así, el artículo la emprende contra el general Manini, comenzando por imputarle un actuar inconstitucional, algo que ningún abogado constitucionalista –que los hay muy buenos en los demás partidos– ha salido a cuestionar. Luego, trae el recuerdo de un tema ya saldado, el de las tierras del departamento de Artigas, basado en la discordia en minoría de un indocto director que estuvo ocho años en el INC y recién ahora “descubrió” que las tierras del suegro y del propio Manini no estaban en regla: Ha de suponerse que para el periodista concernido vale más esa opinión que la del catedrático en Derecho Agrario de la Udelar doctor Enrique Guerra, que resulta sencillamente irrefutable.
También se lamenta que el general Manini exprese que el sistema de justicia penal –no todo el Poder Judicial, le puntualizamos– tenga una actitud vengativa, flechada y en favor de la izquierda. Bueno, en este subtema, parece seguro que omitió la lectura del libro de la doctora Gabriela Fossati, que bien conoce el problema y su interna, y así lo demuestran los casos del Antel Arena y la denuncia contra el senador Carrera, cuyo avance ni se nota. En cambio, le podemos recordar la rapidez con la que el fiscal Morosoli Díaz citó y adelantó que iba a formalizar con prisión al general Manini por la firma del acta de un Tribunal de Honor que también firmaron Tabaré Vázquez y su secretario, el “viajero VIP” doctor Toma, a quienes ni siquiera citó a declarar.
Por las dudas, le recordamos que el general Manini también criticó duramente que dieciséis senadores frentistas se permitieran derogar el resultado de dos consultas populares contra el dictamen del pueblo, pues como dice el Artículo Cuarto de la Constitución, “La soberanía en toda su plenitud existe radicalmente en la Nación…”. O sea que dieciséis senadores circunstanciales, de los que ni sabemos cuántos quedan, se dieron el lujo de atropellar los cientos de miles de votos que en dos consultas a la ciudadanía les marcaron su rechazo. Es muy conveniente recordarlo, pese a quienes molesta mucho que se les enrostre su desprecio por la opinión contraria de dos consultas populares.
Finalmente, para abreviar el intrascendente libelo que ensaya el autor, que se siente ofendido porque nadie hubiere contestado a las críticas “duras e hirientes” contra el señor presidente de la República, le señalamos que como dice en su artículo, fueron “reflexiones” (consideraciones, especulaciones, según el diccionario de la Real Academia) donde es inexistente el “animus iniurandi”.
Hace ya más de un año, en este mismo semanario, escribimos en el recuerdo de una frase de Jean Marie Guyau, que gustaba citar José E. Rodó, que “el estilo es el hombre“. Entonces aludimos, como hacemos ahora, al estilo del general Manini, destacando su cuidado de las formas y las palabras, el aplomo de su forma de actuar, firme, serio y a la vez cortés, lo que no obsta a la firmeza y rigidez en la defensa de sus postulados. Fue en ocasión de una reunión de los representantes de todas las colectividades políticas, en el propósito de atenuar la crispación del diálogo y la airada oposición de ideas, para volver a la discrepancia educada y manteniendo el respeto por el adversario.
En la actualidad, y al aproximarse las elecciones, aunque algo anticipadamente, vemos resurgir esos brotes de intolerancia a impulso de muy identificables personeros del FA-PIT.
El cuidado de las formas y los modales, el presidente Lacalle Pou se lo ha exigido al intendente de Canelones Yamandù Orsi, hace una semana, pues en ese caso sí se sintió molesto y se lo hizo saber.
Concluyendo, más cabildantes nos sentimos en la reafirmación ontológica de lo que supone apoyar nuestro partido; y más abiertos también en cuanto sea al diálogo y la discusión franca y respetuosa o al ingreso de quienes tengan nuestra misma o una similar forma de actuar y de pensar.
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