No recuerdo año tan turbulento en el mercado como este. En mis años relacionado al sector agrícola he vivido muchos cambios, pero el que transcurre creo que ha sido el que batió todos los récords. Picos de precios de insumos, productos con demoras en las entregas e inclusive algunos que nunca llegaron, fueron común denominador del 2022, y ahora se le suma un componente más: la sequía.
A principio de año los insumos ya estaban en valores mayores al promedio histórico, por diversas razones, problemas logísticos relacionados con el COVID entre otros, puertos que no funcionaban con normalidad, combustibles al alza y sus consecuencias en los fletes. A este escenario complejo se le sumó un conflicto bélico entre dos países con mucha incidencia en la oferta de materias primas, como son Rusia y Ucrania, provocando incertidumbre total para el sector.
Si bien los precios de los granos se fueron a las nubes, los insumos también, y ambos escalaron a valores inimaginables hace un par de años atrás. En este contexto de incertidumbre, el productor uruguayo, como buen receptor de la demanda mundial, aceptó el desafío y sembró un área de invierno como hace décadas no sembraba.
Esta área compuesta por trigo, cebada y colza fue una apuesta para capitalizar la bonanza, pero como se sabe, en todo negocio para ganar, hay que invertir y esta inversión se dio con insumos en su pico mayor en años. Tal es así que sembrar una hectárea (incluyendo el costo de la renta) alcanzó valores de mil dólares (insumos y servicios) y con estos números los costos en granos para pagar tal inversión quedaron en valores de 3800 kg por hectárea para trigo y cebada o 1800 kg por hectárea para colza. Enumeramos estos tres cultivos ya que entre ellos alcanzaron un área muy cercana al millón de hectáreas. Si bien estos rendimientos son valores alcanzables, no son nada fáciles de conseguir y más altos que el valor promedio histórico registrado en nuestro país.
Como se sabe, el agro es una actividad a cielo abierto, por lo que el clima es un socio primordial. Este socio viene contribuyendo poco este invierno, ya que estamos sufriendo una gran sequía en una etapa fundamental para concretar rendimientos en los cultivos de invierno, cultivos que fueron sembrados con costos desorbitantes. En este sentido las proyecciones son nefastas ya que el número va a terminar dando negativo, situación que empeora en el Sur del país donde las aguas han sido muy escasas durante el invierno, y donde se estiman rindes en el entorno a los 1,5-2 mil kg por hectárea, al norte un poco más, quizás 3 mil (ya que ha llovido mejor). Esto provoca que cada productor este proyectando perder entre US$ 200-US$ 500 por hectárea sembrada. Mejor no sacar números.
Si bien esta situación asusta, cabe destacar que venimos de un verano bueno en precios y rindes, y quien hizo las cosas bien logró muy buenos resultados económicos. De todas maneras, parte de esta bonanza se podría perder.
Hoy día se están preparando las tierras para sembrar los próximos cultivos de verano, tales como soja, maíz, sorgo y girasol. Es de esperar que el verano sea favorable en precios y clima, y estos empresarios que aceptan desafíos año a año puedan recibir su rentabilidad tan merecida, por haber invertido, arriesgado, trabajado y dinamizado tanto el país, dándoles trabajo a la gente de nuestros pueblos de forma directa e indirecta.
Ing. Agr. Gonzalo Silva Paradiso
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