El distinguido analista político del diario La Nación Joaquín Morales Solá, al referirse a las furiosas críticas que han desatado contra el señor presidente Javier Milei los kirchneristas integrantes del que ha sido el gobierno más corrupto de toda la historia de la República Argentina, dice con toda razón que les falta autoridad moral.
El aserto de Solá, que no admite contradictorios, es la más cruda verdad cuando hemos visto asombrados contar con máquinas los millones de dólares mal habidos y revolear por encima de los muros de un convento los bolsones conteniendo verdaderas fortunas en billetes verdes de cuya propiedad nadie quiere hacerse cargo.
Sin llegar a esos límites, cuya desfachatez y descaro dejó asombrados a todos quienes los pudimos visualizar, en nuestro medio la oposición ha incurrido en corruptelas que le quitan autoridad para formular críticas en temas que ni se acercan a los episodios que determinaron los procesamientos de los gobernantes Sendic, Lorenzo y Calloia, que fueron respectivamente vicepresidente de la República, ministro de Economía y Finanzas y presidente del Banco de la República.
Como anuncios de una campaña electoral que será dura y virulenta, se asoman actitudes y frases recriminatorias sobre temas muy menores que se pretenden de insólita gravedad y que promueven, precisamente, quienes menos autoridad tienen para hacerlas, como es el caso del senador Charles Carrera, que debe responder primero por los ilícitos que le imputan haber cometido contra el patrimonio del Hospital Policial cuando era el director general de Secretaría del Ministerio del Interior.
El mismo caso se da respecto a la actual Intendenta y precandidata del Frente Amplio, ingeniera Carolina Cosse, que enfrenta una denuncia penal que marcha a lentitud injustificable, por más que la Asociación de Fiscales pide que los dejen trabajar tranquilos, o sea que se olviden de la premura con que el fiscal Morosoli Díaz citó al general Manini Ríos y se “olvidó” de citar a Tabaré Vázquez y Miguel Tomá en el mismo expediente, o que al fiscal Diego Pérez se le perdió el pendrive que contenía el recurso de apelación contra el arquitecto Mariano Arana y la doctora María Julia Muñoz en el sonado caso del fraude en los Casinos Municipales.
En trabajo mancomunado con el sector político del Frente Amplio, actúa el sector sindical, que por medio de Marcelo Abdala y Juan Castillo no pierden ocasión de criticar la gestión del oficialismo en todos los temas y hasta en aquellos que son totalmente ajenos al quehacer político, como la desgraciada tragedia de los Andes.
De la gestión de los gobiernos frenteamplistas todavía ha quedado sin explicarse un tema del que ayer la cadena de noticias Bloomberg dio cuenta con clara minuciosidad: los oscuros negociados de Ancap con la empresa Trafigura. Así, se informa que ante un jurado federal de Brooklyn, Nueva York, se está ventilando una investigación de la que surge que firmas estatales de Asia y Uruguay han sido las fachadas para acuerdos corruptos con Ecuador. Los acuerdos, aparentemente entre dos entidades gubernamentales, eran orquestados entre bastidores por intermediarios que “se beneficiaban en un proceso lubricado por millones de dólares en sobornos”, dice textualmente la noticia. El ex gerente de comercio internacional de Petroecuador señor Nilsen Arias confesó haber recibido sobornos de Trafigura, explicando que era mejor tratar directamente con otra empresa estatal porque permitía un mayor margen de maniobra (ilícita) que hacerlo con empresas privadas, que requerían un proceso de licitación pública. Todo esto lo sabía el dicente Nilsen Arias de sus charlas con Javier Aguilar, que está procesado por soborno y lavado como funcionario de Vitol, una empresa operadora en el mercado de petróleo. Todo esto ha surgido en la investigación del corrupto gobierno de Rafael Correa, hoy exiliado en Bélgica.
En nuestro país, sobre este tema solo sabemos lo que dijo Raúl Sendic, quien alegó en su descargo que Ancap había ganado cinco millones de dólares. Por supuesto, se olvidó de que Trafigura se llevó quinientos millones.
Esos eran los negocios que hacía el Frente Amplio y que ahora desde el poder que pretende nuevamente asumir corremos el riesgo de que se vuelvan a reeditar. Así es la historia y los que puedan que salgan a discutir con Bloomberg.
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