El mundo moderno ha visto con cierto asombro, sin duda, en los últimos tiempos, una sensible reducción de los espacios y una mejor comunicación entre las diversas sociedades que lo componen.
El fenómeno del turismo, de la comunicación social directa, el trasvasamiento del conocimiento interpersonal, son los motores que, a mi juicio, han hecho caer las barreras geográficas y nos están uniendo en la diversidad de cada pueblo e individuo.
Hoy podemos afirmar que el turismo es el motor de esa unidad, merced a que es a través de esa actividad lúdico-cultural, que el hombre promovió su mejor conocimiento, y sigue avanzando en ello.
Tal cual está planteada la industria turística, que mueve miles de millones de dólares en todo el mundo y promueve riquezas junto al conocimiento del hombre por el hombre, tiene todavía una vasta área a desarrollar.
Es así que en Uruguay habría que incentivar el desarrollo de lo que hemos calificado como “Turismo Social” porque procura atender las necesidades concretas de las familias uruguayas y del ciudadano individualmente, de modo que puedan aprovechar su tiempo de vacaciones.
En Uruguay hay que avanzar en hacer que el tiempo de ocio del que trabaja, se aplique al descanso con la familia, pero ese tiempo de ocio, se debe hacer coincidir con el aprovechamiento de toda la infraestructura instalada que tiene el país, y que ahora permanece ociosa también durante más de la mitad del año, cuando no todo el año.
Teniendo en cuenta el estado de emergencia en la industria turística toda, y que con los sistemas convencionales aplicados hasta ahora, por las autoridades anteriores del Ministerio de Turismo y el sector privado en acuerdo, no se ha logrado desde varios años atrás captar el mínimo de turistas exigibles para mantener el sistema turístico, por lo que se fracasó en la forma y en el mensaje para la captación de turistas, tanto en lo que a cantidad y calidad se refiere, el Uruguay por lo tanto desde hoy y sin más pérdida de tiempo, tendría que aplicarse a promover la acción del sector privado en este sentido.
Es fundamental estructurar las bases normativas y la operativa general del tema de “Turismo Social” para avanzar por el camino de las realizaciones, conscientes del significado que tiene para todos los niveles de la población y para el resurgimiento de la industria turística de la cual depende el bienestar de gran parte de la población, por lo cual hay que decir basta a la improvisación y a los manejos zafrales de tan importante sector.
El fenómeno del turismo, de la comunicación social directa, el trasvasamiento del conocimiento interpersonal, son los motores que, a mi juicio, han hecho caer las barreras geográficas y nos están uniendo en la diversidad de cada pueblo e individuo
Simultáneamente es necesario estudiar todo el potencial existente, colaborando con los 19 gobiernos departamentales, y con los que en el sector privado arriesgan con nuevos emprendimientos, teniendo en cuenta en forma muy particular, que cada uno de los departamentos es un filón turístico en bruto.
Cuando se menciona esto, hablamos del enorme potencial de la industria turística, como aparato productor de “arrastre” por cuanto conlleva a todas otras actividades e industrias conexas con ella.
No hay que olvidar que, el “Turismo Social” atiende las necesidades de los jóvenes, de los trabajadores que no pueden sino conformar “bolsones de ahorros preventivos”, o de jubilados o personas de edad adulta. Es hacia ellos que se debe apuntar en este momento para definir y apoyar políticas que atiendan a estos segmentos de la sociedad, y no solo durante el veraneo, sino durante todo el año.
Hoy es fundamental pensar en la población del país, para que puedan las familias, los jubilados, los jóvenes y cualquier ciudadano, hacer turismo en cualquier momento del año. Para ello se tendría que pensar bien las ofertas, porque los costos y las atracciones que en cada caso se ofrecen, resultan, en su gran mayoría, fuera del alcance de los turistas internos.
Es importante tomar el ejemplo de otros países, principalmente del mundo industrializado, donde las vacaciones son cosa consagrada por la costumbre y el derecho, y donde comprende a todos los que trabajan.
En aquellas sociedades altamente desarrolladas, el aprovechamiento del “tiempo de ocio” es algo planificado, estructurado con bases concretas y con un fin social que regla el derecho.
No se puede desconocer que todo aquel que trabaja tiene que descansar cuando la ley se lo marca, y para ello es necesaria y urgente, en nuestro país, una muy clara y concreta política de “Turismo Social”
(*) Ex Vice Ministro de Turismo