Uruguay se encuentra en el puesto 106 en conectividad internacional. Somos, sin serlo, una especie de isla, allá lejos en el sur. Durante 70 años, en turismo, hemos sido elegidos para segunda residencia de los argentinos. Esta dependencia, casi total, hace que cada año los operadores y el pueblo que vive de esta industria, vea los vaivenes de la economía de nuestros hermanos con expectativa y temor.
La próxima temporada no estará ajena a estos factores, lo que lleva a los actores poco menos que a rezar. Ahora bien, ¿cómo podemos cambiar esto?
Primero, debemos apreciar lo que hace al turismo en la política exterior de los Estados. La globalización exporta rápidamente la oferta. Pero si no estamos suficientemente conectados, quedamos al margen.
La región, aún en el comienzo institucional de los países, estaba mucho más integrada. Diferencias con el antiguo imperio de Brasil hicieron que la lengua portuguesa se desmarcara y nos alejáramos. Pero hoy existe una república en aquel país y los dos Estados sureños, Río Grande Do Sul y Santa Catarina, que entre 1835 y 1845 intentaron ser repúblicas independientes, se encuentren con un mercado de 15 millones de personas ávidas de conocer Uruguay.
Ahora también, nuestro país debe darse cuenta que no es la playa lo que busca el brasileño. Quizá, la política de segunda residencia, sea en Punta del Este, algo buscado por millonarios de aquel país, pero el macro turismo busca caminos del vino, termas, establecimientos rurales e historia.
No olvidemos que atractivos turísticos de nuestro país fueron fundados por portugueses y que fuimos, durante 10 años, aproximadamente, una provincia Luso-brasileña. Lograr una buena conectividad terrestre y aérea con aquel país es fundamental.
Se debe trabajar en los aspectos de frontera. Agilizar los trámites. Es bueno observar que en el viejo continente se permiten los cruces entre límites nacionales, prácticamente como en nuestro país cruzamos los límites departamentales, sin realizar ningún tipo de control, lo que claramente lleva a que un turista extra región marque su pasaporte en el primer aeropuerto y luego fluya por la comunidad.
También es importante realizar esfuerzos para que la lengua no sea un impedimento. En Aruba, los que atienden el turismo hablan cuatro idiomas, lugareño, español por proximidad, holandés por vestigio, e inglés.
Por esa razón, vemos que debe existir una proximidad entre el Ministerio de Turismo y el de Educación. Formar operadores capaces redunda en beneficios a todos. Hay que evaluar que el turismo es tangente a todos los ministerios.
En cuanto a la política del propio, debe buscar nuevos mercados a nivel mundial, también, sin duda, el esfuerzo es redirigir la estrategia hacia nuevos horizontes. La conectividad debe buscar, por ejemplo, mercados para toda la región. Hay más de 1000 millones de ciudadanos chinos y toda Asia es, por demás, un objetivo, ya no solo de Uruguay, sino de toda la región. Es decir, se tiene el Mercosur, este debe exportar en bloque el turismo. Nuestra oferta debe ser mancomunada. No competimos, interactuamos y nos beneficiamos todos. El mundo es como, se dice, un pañuelo, debemos estar en él. Seguramente, la segunda fuerza de desarrollo económico del país tiene mucho para dar. El gobierno debe trabajar en ello.
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