No cabe la menor duda que Uruguay sigue revistando entre sino los 9, al menos entre los 25, primeros Estados en materia de transparencia institucional a nivel mundial. Y el próximo domingo 27, nuestros compatriotas, y también quienes en calidad de observadores nos miran con atención, van a dar por aprobado este nuevo examen con mayor o menor nota. Aunque estos últimos se muestran un tanto confundidos al analizar cómo se resuelve este puzzle de cuatro partidos o tetrarquía, como se ha dado en llamar… “el resultado más incierto desde el regreso de la democracia en 1985…”, informaba Reuters en el día de ayer; donde ninguno de los competidores va a obtener la mayoría parlamentaria como vino ocurriendo en los últimos 15 años. Entonces se va a poner a prueba la madurez de los representantes del pueblo —el demos— para buscar la fórmula componedora que le permita a nuestro país superar la aguda crisis cultural y económica que nos tiene al borde del colapso.
Además, todo esto acontece en un contexto regional enrarecido, cargado de conflictos, que desnuda problemas estructurales que no se han resuelto y se vienen acumulando. La falsa dialéctica, socialismo-capitalismo salvaje, no hace más que abrir la brecha a las posibles soluciones.
Del otro lado del río, el mismo día que nosotros, Argentina también dirime su problemática política en medio de unas elecciones de exasperada polarización que tensa los ánimos.
Pero lo que más nos preocupa es lo que venimos observando azorados en últimos días, que es el regreso de la violencia irresponsable callejera que se vive en Chile y Ecuador, que reabre el círculo vicioso acción-represión. Y en Perú no desearíamos pensar que las consecuencias de la inestabilidad política que provocaron la disolución del parlamento, terminen con resultados similares.
¡Qué errado el académico Francis Fukuyama cuando soñaba con la utopía del fin de la historia! ¡Si al igual que la vida, los fenómenos políticos siempre vuelven a repetirse!
¿Será que esta vez seremos capaces de mantenernos al margen de esta cíclica ola de enfermiza anarquía?
Esperemos que en esta ocasión, el consejo que nos dio el Che Guevara cuando visitó nuestro país en 1961 con motivo de la Conferencia del CIES y en la que comenzó citando a José E. Rodó, no vuelva a caer en saco roto. Y luego, en el Paraninfo de la Universidad de la República, ante un público de estudiantes, intelectuales y académicos, les advirtió con agorera premonición:
“Nosotros iniciamos el camino de la lucha armada, un camino muy triste, muy doloroso, que sembró de muertos todo el territorio nacional, cuando no se pudo hacer otra cosa. Tengo las pretensiones personales de decir que conozco a América y que a cada uno de sus países, en alguna forma, lo he visitado, y puedo asegurarles que en nuestra América, en las condiciones actuales, no se da un país donde como en el Uruguay, se permitan las manifestaciones de ideas”.
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