Como bien se sabe, estamos viviendo un momento de precios de granos como hace años no se daban. La soja a 500 dólares la tonelada, el trigo a 250 y la colza a 550 parecían inalcanzables un año atrás. Hoy se consiguen, y ya nos hemos acostumbrado nuevamente a escucharlos. Este hecho ha provocado que se den áreas de siembra de invierno y verano acorde a estos precios, y cualquiera que recorra el país verá hermosos cultivos en todo su esplendor.
Cabe destacar que, en estos momentos de euforia de precios, las zonas agrícolas y sus economías se mueven y mucho: las estaciones de servicio, las gomerías, los talleres, los comercios de venta de insumos, los restaurantes, los servicios agrícolas y, por supuesto, toda la mano de obra directa e indirecta que demanda esta actividad.
Este hecho de suba de precios de granos es un fenómeno que el productor no maneja. Precios que dependen de un cúmulo de factores que tampoco se pueden prever, y mucho menos pronosticar. Tampoco el precio de los insumos, los que también han tenido una corrección al alza. Por lo tanto, la rentabilidad del sector dependerá de cuánto se facture y de cuánto se gaste en producir. La facturación depende del precio del grano, pero también del rendimiento y este del clima, factor que el productor tampoco controla. Y los insumos como los fertilizantes, fitosanitarios, gasoil, etc., que dependen del precio del petróleo y también de los fletes, ya que en su mayoría son importados, y de la oferta y la demanda, entre otras cosas.
Por todo eso es que el productor está obligado a no fallar técnicamente, y debe poner toda su energía en decisiones como la elección de la variedad correcta a sembrar, la fecha de siembra adecuada, la preparación del suelo, el control de malezas y plagas y la correcta fertilización entre otras cosas que él sí maneja, así como el momento de compra de insumos y de venta de productos tratando de optimizar esta ecuación, en definitiva: relación insumo-producto.
Es de esperar que estos empresarios productores de alimentos para el mundo, tomadores de precios del mundo, logren esa tan perseguida rentabilidad mediante sus técnicas y habilidades comerciales y sigan adelante con sus proyectos que tanto dinamizan el país.
En suma: hay que tener coraje, hacer las cosas bien, y que el buen Dios nos libre de granizos, heladas, temporales y de otros males…
Gonzalo Manuel Silva Paradiso
Ing. Agrónomo
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