La posibilidad de que “Un Solo Uruguay” (USU) se transforme en un partido político, que hoy se vuelve a manejar por algún medio de prensa, debe asumirse como un alerta para el sistema político del país. Si sus integrantes –o parte de ellos- están convencidos que el actual gobierno es más de lo mismo, el problema es más grave todavía.
Se supone que el cambio que eligió la gente, debía de alternar un proyecto de país agotado, por otro que corrigiendo los errores, omisiones y defectos –que los hubo en abundancia- encendiera las luces de un relanzamiento que, sin pretensiones refundacionales, volcara con ímpetu renovador la gestión de anquilosadas figuras, ya decadentes.
Quizás la iniciativa de este grupo de ciudadanos, se materializó al advertir la fortaleza exhibida en ocasión de la elección de un delegado para el directorio del BPS, al alcanzar un guarismo importante. A lo que se agrega, la insatisfacción con el proceder de la actual administración y el desencanto por no haberse atendido sus aspiraciones, que ha puesto a alguno de sus integrantes en el camino de intentar concretarlas por medio de un proyecto político.
La eventual aparición en la arena política de este colectivo, nos induce a esbozar, cual podría ser su incidencia en el mapa electoral del país.
Naturalmente, se hace necesario determinar su identidad y su procedencia. Así es que no se puede dudar de que se ha originado en el interior, entre los productores y trabajadores del campo, incluyendo grandes, medianos y pequeños; es decir, desde el gran propietario de tierras hasta el minifundio.
Nuestra realidad enseña que en todos los departamentos del interior hay grandes y pequeñas explotaciones agropecuarias, pero deben hacerse algunas puntualizaciones.
La tierra está más subdividida en el departamento de Canelones y en la cuenca lechera, que abarca San José, Florida y parte de Colonia.
En principio, parece notorio que es la Coalición Republicana, que ha ganado en casi todos los departamentos, quien sufriría una pérdida mayor por el trasvasamiento de votos, fundamentalmente del Partido Nacional. Pero también el Frente Amplio, en su interior favorito que es Canelones, con abundancia de pequeños y medianos productores, habría de sufrir un detrimento importante en su electorado, en beneficio de los nuevos actores.
Ahora bien. Si estamos ante un grupo de intereses corporativos, pues son de esa naturaleza sus objetivos, cabe preguntarse en qué medida se han sentido defraudados.
Por supuesto que es innegable, que la riqueza del país y sus principales rubros de exportación son de origen agropecuario. Saquemos la celulosa, la energía eléctrica y el software y tenemos que la carne, la soja, el arroz, la madera y los lácteos, conforman las “commodities” que permiten alcanzar los 11.500 millones de dólares que el país exporta. ¿Qué tanto de razón sustenta los planteos de “Un solo Uruguay” que se siente olvidado o sin respuesta para sus requerimientos? ¿Realmente no ha sido escuchado por el gobierno? Y en tal caso ¿por qué razón?
Obviamente que busca disminuir sus costes de producción, necesita de créditos y seguros y la baja del precio del combustible como de la carga tributaria, que le permita la utilidad y la reinversión y lo aleje de las zozobras impredecibles del mercado internacional.
En un país como el nuestro, de industria liviana, que ha perdido gran parte del trabajo nacional agregado como es ejemplo el caso de la lana y el cierre de las empresas Ildu, Sadil, Lanasur, por ejemplo, y que desde algún tiempo incluso exporta ganado en pie, la renta diferencial de la tierra, como afirmaba Alberto Methol Ferré es su principal fuente de recursos.
Lo que destaca la importancia del sector que representa “Un solo Uruguay”, en el contexto de la economía nacional, con un Estado sobredimensionado, necesitado y exigente, pero del cual depende y vive un altísimo porcentaje de nuestra sociedad.
Cuando hablamos de un llamado de alerta, es porque pensamos que lo peor que le puede pasar a este gobierno es quedar en el debe con sus promesas electorales, y no concretar los cambios que reclama la gente que lo votó. Si bien la pandemia desatada apenas un par de semanas después de la asunción de mando, hizo urgente concentrar en su combate el esfuerzo de la nueva administración, el innecesario y malintencionado referéndum contra la LUC fue el subsiguiente obstáculo que apareció, trabando su accionar.
Pero ahora, lo que urge es materializar los cambios que la gente reclama, empinando la acción de gobierno por encima de la dura oposición, que en su aviesa postura no vacila en menoscabar la imagen del país en el exterior, generar conflicto tras conflicto, criticar una seguridad que dejó en profunda crisis, ir a la huelga portuaria en el momento en que se embarca la cosecha de granos, que como la soja no admite demoras, haciendo gala de una irresponsable conducta, que de continuarse haría necesaria la declaración de esencialidad del servicio, como los propios gobernantes frentistas hicieron en su momento en otras áreas, acuciados por la necesidad.
La nostalgia de las mieles y ventajas del poder, de los cargos, los autos oficiales, los viajes, los viáticos, las tarjetas de crédito otorgadas por los organismo oficiales, el nepotismo en todos los niveles, los favores a los “compas” y la inalterable rapacidad burocrática, hacen aún más virulentos los ataques de una oposición que, habiendo perdido el poder, no encuentra acomodo ni consuelo. Sólo vuelca su frustración en la sistemática oposición, y sin autocrítica alguna, torna imposible toda política de Estado al pretender ahora, zafar de la reforma de la seguridad social por lo que pueda tener de impopular, sin importarle comprometer para el futuro el delicado equilibrio de su funcionamiento.
Guillermo Franchi, uno de los principales voceros de USU, el pasado 6 de mayo manifestó en el portal Todo el Campo, expresó que la transformación del movimiento gremial en un partido político es una discusión que se ha dado en el movimiento desde su fundación en 2018. “No sé cuántas veces se ha dado esta discusión y siempre se zanjó por el camino de seguir como movimiento social”.
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