La Mañana cumple cinco años desde su relanzamiento como semanario en 2019, bajo la conducción de Hugo Manini Ríos, que desde hace ya más de un año no nos acompaña físicamente, mas sí espiritualmente. Porque como bien afirmaba la editorial del 30 aniversario de La Mañana el 1º de julio de 1947: “Ese espíritu que fundamenta nuestros juicios, que controla nuestras opiniones, que revisa nuestros escritos y cuya presencia impalpable sentimos, de modo efectivo, en todas nuestras horas de trabajo, es el que en realidad identifica y personaliza a La Mañana, dándole fisionomía propia que la distingue dentro del periodismo nacional”.
Así, Hugo Manini Ríos le transmitió a este equipo de trabajo el significado no solo de una tradición periodística, sino también de una postura hacia la vida, basada en valores democráticos y éticos. Rescatando la impronta que este medio de prensa había mantenido por más de un siglo.
Porque tal como Pedro Manini Ríos fundó este medio de prensa tras el triunfo electoral del 30 de julio de 1916, Hugo Manini Ríos –nieto del anterior– hizo resurgir la llama de La Mañana nuevamente en forma de semanario –acorde a los tiempos que corren– justamente en vísperas de unas elecciones de 2019 que cambiarían el paisaje del espectro político nacional. Especialmente por dos motivos, por el nacimiento de Cabildo Abierto, un partido nuevo liderado por Guido Manini Ríos que logró algo histórico al conseguir el 11% de los votos en su primera elección nacional. Y por el acuerdo que gestó la Coalición Republicana que puso fin a quince años de administración frenteamplista.
Entonces la ciudadanía supo expresar un cambio, no solo de gobierno, sino también de modelo de país. Y de forma subyacente, fue evidente la crítica de gran parte de la sociedad a las administraciones del Frente Amplio. Ya que los problemas estructurales del Uruguay no se habían resuelto a pesar de la bonanza económica que había gozado el país en gran parte de esos quince años, específicamente por algunas condiciones internacionales favorables, como, por ejemplo, los altos precios de los commodities. Ni tampoco pareció haber sido efectivo que esta fuerza política gobernase durante tres períodos consecutivos con mayorías absolutas en el Parlamento para resolver los problemas acuciantes de Uruguay.
Hoy –cinco años después de esos acontecimientos–, en el último año de un gobierno de coalición que supo establecer ciertos equilibrios macroeconómicos y realizó algunas reformas importantes, nuestro país tiene por delante otra elección nacional, en un escenario que parece diferente, aunque no lo es. Porque al final de cuentas lo que estará en juego serán dos maneras de entender y proyectar al Uruguay.
No obstante, es obvio que en estos cinco años la ciudadanía pudo percibir cierta falta de cohesión e integración en la Coalición Republicana, y eso debería ser un aspecto, si esta fuerza política aspira a mantenerse en el gobierno, para mejorar. No por un tema de personalismos políticos, sino porque es en la complementariedad de los distintos pareceres que se enriquece, al final de cuentas, la conducción de un gobierno. De hecho, para el caso concreto de la seguridad, Cabildo Abierto, presentó en varias ocasiones al ejecutivo medidas para adoptar en referencia a esta área en particular que por una u otra razón se desestimaron. Y lo mismo sucedió con otros proyectos de ley o temas que se impulsaron, como el de la deuda justa.
Por ese motivo consideramos necesario, desde las páginas de este medio de prensa que nos legó Hugo Manini Ríos, dar visibilizar los temas que nos parecen fundamentales para discutir en el debate público de ideas del país, entre los que se encuentra la creación de un Consejo de Economía Nacional, la defensa de las pequeñas y medianas empresas, defensa de la industria nacional y de los productores rurales que todavía apuestan por esta actividad a pesar de las dificultades externas como internas y, sobre todo últimamente, por la imprevisibilidad del clima. También ser una voz que visibilice los problemas de los trabajadores y de las clases menos favorecidas que buscan una manera de vivir digna en este país y que por temas como el endeudamiento privado muchos de ellos se han visto marginados a su vez del sistema financiero.
De hecho, los temas que más le preocupan a la ciudadanía en esta campaña electoral son la seguridad, economía, educación, salud. Y es perceptible que para un sector de nuestra sociedad la brecha social sigue agudizándose. Aunque son variados los motivos de este fenómeno, entre los que se encuentra el problema de las adicciones y la presencia cada vez mayor del crimen organizado, parece imprescindible generar mayor crecimiento económico en el país a través de la innovación y de la eliminación del atraso cambiario para dar solución a estos problemas sin caer en un mayor endeudamiento del Estado.
Porque, en un siglo XXI en el que la guerra, las tensiones geopolíticas, la competencia por los recursos naturales entre las potencias se ha reanudado con más fuerza que nunca, la claridad de saber cuál es nuestra raíz y cuál nuestra identidad será también luz para tomar buenas decisiones en un mundo no exento de incertidumbres.
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