La crisis de la concepción funcional del espacio (por su inadecuación para explicar las cada vez más complejas estructuras productivas en el territorio) como consecuencia del fracaso en los esquemas de política interregional, la reestructuración del sistema económico provocado por la crisis de los años setenta, la modificación de las jerarquías espaciales con la emergencia de nuevas regiones industriales y la nueva noción del desarrollo como un proceso de transformación social, ha dado paso a una nueva aproximación al desarrollo regional conocido como “enfoque endógeno” (Vázquez, 2000a:45).
Ahora bien, el desarrollo local endógeno surge, no tanto como una teoría del desarrollo o del crecimiento, sino como un nuevo paradigma del desarrollo o una aproximación territorial al desarrollo que hace referencia a los procesos de crecimiento y acumulación de capital de una localidad o un territorio, que tiene cultura e instituciones que le son propias y en las que se basan las decisiones de ahorro e inversión.
Desde esta perspectiva, las iniciativas de desarrollo local se pueden considerar como las respuestas de los actores públicos y privados a los problemas y desafíos que plantea la integración de los mercados en la actualidad (Aydalot, 1985:144-145).
Esta nueva concepción del desarrollo tuvo su mayor auge en aquellos países en los que las pequeñas empresas, sobre todo, parecían ser las protagonistas del buen comportamiento regional.
Argumentan sobre la superioridad estratégica de las pequeñas empresas en los procesos de desarrollo, siendo determinante para el crecimiento económico no la dimensión, sino la formación de sistemas de empresas, de redes de empresas, que permitan obtener economías de escala y de alcance y reducir los costes de transacción.
Entre los factores que se consideraron relevantes en el éxito de ciertas economías locales están: el talento empresarial, un sistema productivo flexible, las economías generadas en los distritos industriales, y la existencia de algún “agente individual o colectivo” capaz de actuar como catalizador para movilizar el “potencial” que posee el sistema territorial (Cuadrado Roura, 1991:543).
El modelo de desarrollo local endógeno comparte con el paradigma de los años cincuenta y sesenta que el aumento de la productividad (y, por tanto, del crecimiento económico) se produce como consecuencia de la generación de economías externas, debidas a tres factores: las economías de escala en la producción, la introducción de innovaciones por parte de las empresas líderes y el flujo de la mano de obra excedentaria desde las actividades tradicionales a las más modernas (como la industria). No obstante, se diferencia de él, al menos en cuatro aspectos: en que el desarrollo puede ser también difuso (y no solamente concentrado en las grandes ciudades); en que los sistemas locales de empresas pueden liderar los procesos de crecimiento y cambio estructural al generar economías de escala y reducir los costes de transacción como las grandes empresas; en que las formas de organización social y el sistema de valores locales flexibilizan los mercados de trabajo y permiten a las empresas locales trabajar con bajos costes de producción y, en particular, con salarios relativamente bajos; y en que la sociedad civil ejerce un control creciente de los procesos de desarrollo de las localidades y regiones (Vázquez, 2000b).
La flexibilidad de este nuevo sistema productivo requiere de formación de un medio espacialmente concentrado de recursos, incluyendo recursos humanos, que no están permanentemente adscritos a una empresa, sino que son utilizados en cualquier momento, en función de la demanda y los proyectos empresariales. La flexibilidad y adaptabilidad de los nuevos sistemas productivos son posibles gracias a “la combinación entre la aglomeración de funciones y personal en los nodos de una red global y la conexión de una multitud de funciones secundarias a estos nodos, dispersas en la región, el país y el planeta, conectados por medio del transporte rápido, telecomunicaciones y sistemas informáticos” (Borja y Castells, 1996:41). En este sentido, como hemos mencionado, es necesario señalar que el fordismo sufrió una crisis en su forma de organización territorial, la cual se caracterizaba por la utilización de amplios espacios para el establecimiento de empresas, así como la elaboración de productos a gran escala y la concentración espacial de industrias. En cambio, la organización con base en la producción flexible se sustenta en empresas pequeñas y medianas que se encuentran en estrecha vinculación corporativa y presentan constantes innovaciones tecnológicas, ya que no importa que todos los insumos que componen el producto final se fabriquen en el mismo espacio, sino que es más importante la formación de cadenas productivas entre varias empresas.
Esta nueva organización implica el cambio tecnológico constante dentro de los procesos productivos, la formación de bloques económicos, mayor participación del Estado y de los gobiernos locales en el desarrollo de un territorio. En definitiva, el modelo de desarrollo local representa un conjunto de ideas teóricas que tratan de explicar la creciente complejidad de la economía en un contexto territorial y los procesos de desarrollo entendidos como dinámicas de cambio social, basándose en elementos económicos y extraeconómicos. En consecuencia, esta visión del desarrollo económico revaloriza la incidencia de lo geográfico sobre lo económico, aceptando una visión más compleja de la interrelación entre el espacio y la estructura social, factores que resaltan las particularidades de las formas de organización de la producción en las localidades (Méndez, 1997)
Léa Manet, investigadora y economista francesa, doctoranda en Estudios Regionales y Estudios Latinoamericanos. Especialización: Economía regional, sociología rural y ambiental. Adscripción: Universidad Autónoma de Chiapas (Unach) y Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Becaria del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) de México y miembro del Personal Investigador en Formación de la Universidad Autónoma de Madrid. Fragmento de su trabajo Modelos de desarrollo regional: teorías y factores determinantes.
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