El diseño de políticas públicas viene siendo desde hace algunas décadas el talón de Aquiles de nuestra política nacional y, en esa medida, los problemas estructurales de Uruguay, como la falta de infraestructuras, el costo país o el atraso cambiario, parecen configurar una tríada que permanece inmutable más allá de que los partidos que gobiernen cambien.
De esa forma, hemos incorporado en nuestra cosmovisión nacional algunos patrones que a esta altura nos parecen inalterables, como, por ejemplo, afirmar que nuestro mercado interno es pequeño, aceptando que nuestra baja tasa de natalidad es algo natural y que no es un fenómeno que sea necesario revertir a pesar de que lleva varias décadas ocasionándole pérdidas al país.
De la misma manera, sucede algo similar entre las empresas o inversiones extranjeras que llegan a Uruguay y los inversores y empresarios locales que tratan de seguir adelante. Se da por sentado que solo las inversiones extranjeras directas son capaces de generar un desarrollo real y más puestos de trabajo, cuando en la realidad, dos de cada tres puestos de trabajo surgen de las pequeñas y medianas empresas nacionales. Al mismo tiempo, no se le brindan los mismos atractivos a los capitales que quieren llegar a Uruguay que a los inversores nacionales. Y bajo muy pocos puntos de vista se contempla que las pymes uruguayas puedan convertirse en empresas exportadoras.
Por esa razón, la encuesta a inversores extranjeros de 2023, publicada por Uruguay XXI y realizada por Equipos Consultores, no solo arrojó resultados esperables, teniendo en cuenta las bondades que ofrece nuestro país para atraer capitales foráneos, sino que quedó claro que la estrategia de este gobierno, como la del anterior, estuvo focalizada en el afuera y no en el adentro.
El propio ministro de Relaciones Exteriores, Omar Paganini expresó que “la atracción de inversiones forma parte de los objetivos del plan estratégico de política exterior 2023-2025 de la Cancillería y por eso este informe, además de brindarnos satisfacción por los resultados alcanzados, nos impulsa a continuar siendo receptivos a los planteos del sector privado, que son el marco de referencia para poder seguir mejorando el entorno de negocios de nuestro país”, dando a entender que la inversión extranjera directa fue uno de los factores a los que más se apostó para desarrollar el país en estos últimos años.
Los hallazgos de la encuesta revelaron que el 84 por ciento de las empresas extranjeras estaban satisfechas con Uruguay como país para desarrollar sus negocios. Los factores que se consideraron clave para que medir la satisfacción de los inversores extranjeros en Uruguay fueron, en primer lugar, la estabilidad macroeconómica, política y social, así como la institucionalidad. En segundo lugar, también se destacaron las exoneraciones e incentivos fiscales (47 por ciento) y la libertad cambiaria y facilidad para repatriar dividendos (44 por ciento).
No obstante, cuando analizamos la situación de las empresas nacionales, que son en su mayoría pymes, podemos ver que la realidad es bastante diferente y hay un alto grado de insatisfacción. Según el director de Consultoría Económica de Equipos Consultores, Alejandro Cavallo, que dialogó con La Mañana para examinar el último informe elaborado por esta empresa para la Cámara de Comercio y Servicios -–el del cierre de 2023 y cuarto trimestre del año pasado– el sector comercio ha venido desde hace varios trimestres con caídas por distintos motivos consecutivos: la pandemia, la inflación de los precios de los alimentos por la guerra en el este de Europa y el efecto Argentina.
El estudio reveló, además, que las empresas más afectadas por los eventos mencionados desde 2020 en adelante han sido las pequeñas y microempresas. Estas tuvieron “caídas más claras de los indicadores de venta y las que manifiestan tener más afectaciones por los hechos puntuales que sucedieron”.
Según Alejandro Cavallo, las empresas grandes ven que Uruguay tiene determinadas ventajas que lo hacen atractivo para invertir –tal como lo especifica el informe de Uruguay XXI– pero no es lo mismo para las pequeñas y medianas empresas. Ya que el empresariado nacional no cuenta con un diseño favorable de políticas públicas, ni tampoco tiene exoneraciones ni incentivos fiscales, algo que para casi el cincuenta por ciento de los inversores extranjeros fue vital para sentirse satisfechos con Uruguay.
De hecho, si observamos cuáles fueron los aspectos que se consideraron negativos para parte de los inversores extranjeros como el costo país, la burocracia y ciertos aspectos de infraestructura y capital humano, podemos observar que el empresariado nacional padece estos mismos problemas, pero desde hace muchísimos más años.
Sin embargo, hay un aspecto que parece no ser considerado por nuestra inteligencia nacional, o por lo menos parece ser una realidad demasiado aceptada como para revertirse, que es considerar que un pequeño empresario en Uruguay pueda crecer, expandirse y exportar, olvidándonos analizar el papel que cumplieron las pequeñas y medianas empresas en el desarrollo de la economía alemana tras la Segunda Guerra Mundial, o en la economía de Corea del Sur, cuando se hablaba del gran salto de los tigres asiáticos en la década de los años noventa.
De hecho, las pymes llamadas mittelstand que conforman que 99 por ciento de las empresas alemanas, representan el 68 por ciento de las exportaciones de este país. Y como si de una planificación económica descentralizadora se tratara, el setenta por ciento tiene su sede en pequeñas ciudades o comunidades rurales (Jordi Parella y Gemma Carmona, en The German Business Model: The Role of the Mittelstand [El modelo de negocios alemán: el rol de las Mittelstand]).
¿No sería acaso necesario también fortalecer y proteger a los inversores nacionales que siguen apostando por este país? No hay que olvidar que cada año se van de Uruguay miles de uruguayos que buscan mejorar sus perspectivas de futuro en el extranjero. ¿No sería apropiado detener esa fuga de recursos?
Lamentablemente el plan que anunció el gobierno para las pymes uruguayas fue el Programa de Desarrollo de Proveedores Nacionales para UPM que tiene como objetivo fortalecer capacidades y habilidades en potenciales empresas proveedoras nacionales, para que puedan convertirse en proveedoras de bienes y servicios alineados a las necesidades y requerimientos de UPM. Ahondando aún más la frontera entre el Uruguay hacia afuera y el Uruguay hacia adentro. Dejando un poco más lejos todavía, aquello de garantizarle al emprendedor uruguayo las mismas condiciones que al inversor extranjero.
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