El pasado 4 de octubre, el diario El País en su tradicional suplemento dominical, Lászlo Erdélyi, introduce un artículo que más que cultural tiene una notoria intención política. Donde por cuenta del cronista y abusando de la confianza del prestigioso matutino hace una serie de apreciaciones que pretenden ser novedosas. Más de lo mismo de este arbitrario apoyo a una embestida que la izquierda “progre”, viene realizando en los últimos días contra todo lo que no participa de sus ideas fuerza, y que además se atreve a hacerle frente.
Lo que el Sr. Erdélyi en su entusiasta promoción del libro del Sr. Bucheli, más preocupado en acumular falsas acusaciones que investigar la veracidad de los hechos, se olvida de mencionar que el propio diario El País fue uno de los grandes difusores de la Juventud Uruguaya de Pie. No nos tomaremos el trabajo de corregir los numerosos errores que comete en su arremetida contra figuras del periodismo nacional. Bástenos puntualizar que esta historia que tiene más de medio siglo, comienza en Salto con un reclamo de descentralización educativa, exigiendo una nueva universidad para el norte.
Sacar hechos de su contexto histórico, es una vieja estratagema de la que se sirven los manipuladores de relatos arbitrarios, que inexorablemente terminan justificando las bondades de los que siempre han apoyado los más cruentos totalitarismos del siglo XX. ¿Alguna vez se citó a Aleksandr Solzhenitsyn, ya no como Premio Nobel de Literatura, sino como testigo privilegiado de la vesánica estructura de la Unión Soviética, con sus disidentes confinados en campos masivos de concentración llamados “Gulags”? ¿Qué difusión periodística se le ha dado a la declaración -esta sí reciente- del parlamento europeo, que casi por unanimidad, hace apenas un año, equiparó los crímenes del comunismo con los del nazismo? Por este camino es muy fácil armar historias que absuelven a los victimarios y condenan a las víctimas.
Nada de esto es novedad. Así como la “historia reciente” ya está superando los 50 años, este panegírico de un texto, al cual se lo pretende vender como una primicia (casi que con vocación de best seller), ya se comenzó a hacer casi dos años atrás. Fue La Diaria quien inició su promoción con similar entusiasmo. En dicha oportunidad Gustavo Teba uno de los aludidos como informante por el “investigador”, envía una respuesta que fue publicada sin dilación por la mencionada publicación.
Editor
Semanario La Mañana
Sr. Director de La Diaria
D. Lucas Silva,
Ya que he sido citado por el Sr. Gabriel Buchelli reiteradas veces en un extenso informe sobre hechos acaecidos en nuestro país hace casi medio siglo, solicito se publiquen las siguientes puntualizaciones:
1) No me siento cómodo que en una vasta nota muy abarcativa, donde se abusa de una nómina interminable de protagonistas de los años 60 y 70 del siglo pasado (los “buenos” y los “malos”), a mí que gentilmente le respondí a todas las preguntas que me formulo, me designe con cierto halo de misterio, por mis escasas 2 iniciales. Como si yo le hubiera pedido discreción o dando a entender que me estaba rebajando a la categoría de “declarante arrepentido”.
2) Nunca pensé que le iba a llevar tantos años dar a publicidad el fruto de su trabajo de investigación sobre ‘el clima de confrontación’ que le tocó atravesar a nuestro país donde ‘los actores que habían radicalizado sus posturas no pudieron mantenerse de la práctica de violencia’ como reconoce Buchellii, para darle a su relato flechado, cierto grado de objetividad. Y si bien es verdad que maneja algunos matices, para hacer más creíbles sus aseveraciones, sus conclusiones son “ingenuamente” maniqueas. El bien y el mal. Hay que partir de la base que en la vida muchas veces la verdad está en los matices. Pero en la aventura humana en la adopción de posturas filosófico- políticas la diferencia puede llegar a ser mucho más que matices. No se puede meter en la misma bolsa de la JUP a todos los grupos que pululaban en aquel entonces –los de buena fe y los de mala fe-, como sería también arbitrario acusar de comunistas a todos los integrantes del FA.
3) ¿Qué busca Buchelli con poner sobre la mesa esas supuestas historias de las que casi nos separan dos generaciones? Y además desprovistas de toda objetividad así analizadas fuera del contexto en que se desarrollaron. Si no se las ubica enmarcadas en la trágica turbulencia que pautó el fin de los 60 y el comienzo de los 70, la narración carece de validez como testimonio histórico y pasa a ser un panfleto más de un año electoral difícil, donde los “cucos” del pasado vendrían a remplazar el papel de gluten a medida que van perdiendo atractivo las utopías y los mitos, confrontados con las duras realidades de tres períodos de gobierno… Porque si de clima de violencia se está hablando, no olvidemos el contexto de la conferencia de OLAS, realizada en Cuba en agosto de 1967 y que apostó claramente a la lucha armada y la guerra de guerrillas como único camino para acceder al poder en cada uno de los países de América Latina. Para poner un solo ejemplo de las innumerables invocaciones a la violencia armada, recuérdese que en aquel entonces el Partido Socialista que fundara el moderado abogado y poeta Don Emilio Frugoni, empapeló Montevideo con afiches de la lista 90, que exhibía un brazo cubierto por una camisa verde oliva que empuñaba un rifle kalashnikov. Seguramente para disparar jazmines y rosas o tirar serpentinas. Y que aquellos grafitis que embardunaban las paredes, prioritariamente de centros de estudios, con la consigna: “el poder sale del fusil”, les inundaba la mente a los jóvenes con un baño de sarcástico voluntarismo violento…!
4) Otro de los enfoques hemipléjicos de este informe es la obsesión con el diario La Mañana, como vocero único y monopólico de esa derecha “violenta y combativa”. Cualquiera puede consultar la exuberancia de información favorable a la JUP, que brindaban los otros medios de prensa escrita, en la Biblioteca Nacional donde se mantienen sus colecciones. El País y El Día para no citar otros numerosos periódicos y semanarios, fueron difusores destacados de estas corrientes tan “deleznables” al entender del articulista. El País en su primera hoja fue quien contabilizó a 100.000 participantes al acto de homenaje a Artigas en el Sauce el 19 de junio de 1971, organizado por la Juventud Uruguaya de Pie, donde hicieron uso de la palabra: Alberto Gallinal, Eduardo J. Corso, Salvador García Pintos y la Sra. Olga Clerice de Nardone entre otros. A eso hay que agregar la prodigalidad también de otros medios como la radio y la televisión, que en aquel entonces ya comenzaban a desplazar a la prensa escrita.
5) ¿Qué gana (o a quién le hace el mandado) el periodista, al deslizar arteramente, entrecomillada – y sin aclarar que se trata de algún libelo de aquella época- esa imagen de Hugo Manini asimilado a un Dick Tracy de los 50? Es evidente que tiene otros objetivos que hoy obsesionan a ciertos grupúsculos del espectro político, de alguna izquierda sí, pero también de alguna derecha neo-liberal y apátrida.
Me pregunto, ¿por qué no ir cerrando los capítulos a su debido momento? ¿Por qué no recordar aquella imagen – de Patria Vieja, y nuestra- de mayo del 2002 en el Paraninfo de la Udelar, del abrazo con que el legendario e histórico dirigente sindical José D’Elia le brindó a Manini, como sellando el acuerdo de Convergencias -para sacar del pozo al país caído- del PIT CNT con las 36 organizaciones gremiales, que Manini con tanto empuje contribuyó a agrupar, gesto que fue seguido por un extendido aplauso de pie, del multitudinario público que desbordaba el emblemático espacio de nuestra principal Casa de Estudio?
¿Por qué no recordar la multitudinaria movilización del Obelisco del 16 de abril que encabezaba la caballería de nuestros gauchos de tierra adentro convocados por la Federación Rural con las mismas convicciones telúricas de siempre?
¿Y por qué no recordar que cuando la Concertación para el crecimiento constituida por las 36 organizaciones gremiales, (en un intento de apuntar a una nueva CONAPRO) convocó al 2o. Obelisco, el 25 de agosto de ese mismo desdichado año 2002, que coincidía con el día del comité de base, se hicieron presentes representantes de todos lo Comité de Base del FA de Montevideo y muchos de Canelones y San José? ¡Seguramente las imágenes de composición no reciben financiación de los intereses inconfesables!
6) Uno de los argumentos más falaces y contradictorios del artículo lo constituye que la JUP “enunció un proyecto caratulado como revolución nacional, de neta resonancia falangista que la condujo a apostar al ajuste por el golpe militar”… En este punto Buchelli como investigador e historiador pierde toda seriedad y credibilidad. Nos está acusando precisamente de la maniobra política del PCU. Si no hay edad para recordar, si están, todos los archivos abiertos para constatar con documentos incuestionables, que la cúpula del Partido Comunista buscó frenéticamente compartir y subirse al carro del golpe a partir del 9 de febrero con las FFAA. Todavía resuena la voz timbrada de aquel hábil agitador de radio a través de la CX30, Enrique Rodríguez: …”la cuestión no es entre el pueblo y los militares, la cuestión es entre militares progresistas y militares reaccionarios”. ¡Qué vergüenza que se pretenda escribir la historia en base a ocultamientos y a mentiras aún repetidas mil veces!
7) Y para terminar me gustaría citar un trabajo mucho mas objetivo y serio que el presente. Me refiero a La agonía de una democracia, una pormenorizada y documentada crónica escrita por el 2 veces Presidente de la República Julio María Sanguinetti: “La JUP fue un movimiento que de acuerdo a su actuación proselitista no es posible reducir a las categorías de fascista o neofascista…Las organizaciones de izquierda, hasta entonces monopolistas de la acción gremial la descalificaban por “fascista”…No son tiempos de matices todo se ve en blanco y negro y es natural que en el medio estudiantil se viva un maniqueísmo absoluto…”
Y concluye el expresidente que una prueba de la adhesión a la democracia fue que el movimiento cuando las instituciones fueron conculcadas se auto-disolviera y no aceptara ocupar cargos en el llamado gobierno Cívico-Militar.
Saluda a Ud. muy atentamente
Gustavo Teba
C.I.: 1.274.044-8
25 de enero de 2019
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