Carlos Vaz Ferreira (1872), máxima figura de la filosofía en el Uruguay en el siglo XX, integra el pequeño y selecto grupo de pensadores que, en la generación anterior, pusieron a la filosofía latinoamericana en la vía de su constitución independiente. Con él, el cubano Enrique José Varona, el peruano Alejandro Deústua, el argentino Alejandro Korn, el mexicano Antonio Caso y apenas algún otro.
Cuando se insertan todos esos nombres en una generación, más que la coetaneidad estricta se tiene en cuenta su común significación epocal de transición del positivismo a nuevas formas de pensamiento. Menor que los tres primeros que se han mencionado, mayor que el último, Vaz Ferreira los ha sobrevivido a todos, alcanzando en plena actividad intelectual la segunda mitad del siglo.
En octubre de 1952, al cumplir los ochenta años de edad –de alta todavía en milicias universitarias y extra universitarias– sus compatriotas le rindieron inusitados homenajes. Tanto como círculos intelectuales, científicos y artísticos de carácter privado, participaron oficialmente en los mismos las autoridades educacionales y los poderes públicos. En vida, disfruta en su país de una forma de gloria comparable a la alcanzada por Rodó.
Corresponde distinguir en la personalidad de Vaz Ferreira dos grandes facetas: la del educador y la del filósofo. Como educador, no encuentra parangón en toda la historia educacional uruguaya, por la universalidad y la calidad de su actuación. Cubre esta las tres ramas –primaria, media y superior de la enseñanza pública–, sea por la acción directiva, la teoría pedagógica o la docencia de cátedra. Bajo este último aspecto, ha desempeñado las cátedras universitarias de filosofía y de filosofía del derecho, y desempeña desde 1913 –fecha en que fue creada especialmente para él– la cátedra libre de Maestro de Conferencias desde la que ha ejercido un singular magisterio, de vasta influencia en distintos órdenes de la cultura nacional.
Al servicio de esa tarea ha puesto Vaz Ferreira su propia vocación filosófica. Él mismo llegó a declarar: “En el ejercicio de la enseñanza, y en los cargos públicos que en ella desempeñé, todas mis aspiraciones intelectuales fueron dominadas, y, para lo especulativo, casi esterilizadas, por el fervor de educar”. Pero cabe observar, por un lado, que el Vaz Ferreira educador no se puede explicar sin el Vaz Ferreira filósofo, desde que toda su obra educacional ha sido dirigida desde el núcleo o centro filosófico de su personalidad; y, por otro lado, que lo más original de su obra en el campo de la filosofía, ha tenido por esencial objetivo educar, enseñando a bien pensar, sentir y actuar. Como en tantos ilustres ejemplos, desde Sócrates, a cuyo caso más de una vez el suyo ha sido referido, hasta Dewey, filosofía y educación se hallan en él íntimamente compenetradas. Solo accesoriamente se tratará en lo que sigue del educador. Es ante todo su pensamiento filosófico, sin olvido de aquella compenetración, lo que habrá de ocuparnos.
El pensamiento filosófico de Vaz Ferreira es deliberadamente fragmentario y asistemático. No lo constituye una construcción de conjunto, guiada por un principio o una hipótesis, ni mucho menos cerrada en sus conclusiones. Es el resultado, por el contrario, de una libre reflexión aislada sobre problemas cuidadosamente replanteados dentro de una perspectiva siempre abierta para la prosecución por sí mismo o por otro, de las indagaciones y los análisis. Pero si no configura un sistema filosófico, contempla en sus principales cuadros el sistema de la filosofía. Están en él representadas la psicología, la lógica, la teoría del conocimiento, la metafísica, la ética, la filosofía de la religión, la estética, la filosofía jurídica y social, la pedagogía. En todos, o casi todos, esos dominios, la exégesis de su obra obligaría, a extensos desarrollos. Sólo consideraremos aquí los aspectos esenciales del punto de vista de la filosofía general, aquellos que mejor sirvan para definirlo o caracterizarlo como pensador.
Su bibliografía es muy amplia. Su producción en libro comprende estos títulos principales: Curso expositivo de psicología elemental ( 1897), Ideas y observaciones ( 1905), Los problemas de la libertad (1907), Conocimiento y acción (1908), Moral para intelectuales (1909), El pragmatismo (1909), Lógica viva (1910), Sobre la propiedad de la tierra (1918), Lecciones de pedagogía y cuestiones de enseñanza ( 1918), Conocimiento y acción ( 1920), Estudios pedagógicos ( 1921 y 1922), Sobre los problemas sociales (1922), Sobre feminismo (1933), Fermentario (1938). Además, diversos trabajos en revistas y opúsculos. De estos últimos destacamos: Trascendentalizaciones matemáticas ilegítimas (1940) y La actual crisis del mundo desde el punto de vista racional (1940).
Fragmento del libro de Arturo Ardao titulada Introducción a Vaz Ferreira (1961) en el que se recogen algunos textos producidos en distinto momento, mas que tienen en común el constituir enfoques generales de la personalidad y la obra del pensador uruguayo.
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