Si bien hay quienes nunca dejamos de cocinar en nuestras casas, ya sea por obligación, por necesidad o porque nos guste, lo cierto es que desde hace un tiempo –y más que nada en el último año– la gente ha tenido un cambio sustancial en cuanto a su alimentación.
Para alimentarnos más sanamente, por entretenimiento, por pasión, como terapia antiestrés, la cocina casera está nuevamente en auge, reviviendo recetas caseras de familia y aprendiendo platillos de todo el mundo. No hay un canal de televisión que en su grilla no tenga un programa o espacio sobre cocina, y además cada cocinero publica sus propios libros. También están los programas de competencias –los hay infantiles inclusive–, que son algo que atrae mucho y hoy en día hay unos cuantos que están vigentes.
Asimismo, han aparecido muchos bazares donde se comercializan variados productos de cristalería y utensilios modernos, lindos y prácticos. Incluso las redes sociales han ayudado mucho porque los usuarios publican fotos de comidas maravillosas en hermosas vajillas, lo que despierta en la gente las ganas de reproducir esos platos. Y otra cosa que se ha puesto de moda son las plataformas y páginas de recetas, donde convergen personas del mundo entero compartiendo ideas, ingredientes, costumbres, para hacer preparaciones de todo tipo.
Por este camino nos encontramos con un cable a tierra que neutraliza en gran medida el corolario de estos casi dos años de distanciamiento del hombre de su calidad de animal social. Cuidado con las enfermedades mentales que cada día surgen con más frecuencia. Además, pase lo que pase, las personas deben seguir comiendo para subsistir.
Carolina Machado
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