El 1º de mayo de 2023, en el discurso del tradicional acto del Día de los Trabajadores, se reafirmó el rechazo a la reforma de la seguridad social y comenzó la recolección de firmas para el plebiscito. Un año después, se anuncia haber llegado a 430.000 firmas.
Durante los meses en que se juntaron las firmas se fueron planteando diferentes argumentos a favor y en contra de la propuesta de la papeleta, pasando el centro de la discusión no a los efectos de la reforma y el proceso de implementación de la Ley 20.130, sino a los escenarios posibles si se aprueba el plebiscito. Con este volumen de firmas y en plena campaña electoral se agudizan los argumentos y las diferentes posiciones que alertan de los posibles efectos sobre la realidad fiscal y del propio sistema de previsión social, así como los de quienes defienden la iniciativa.
Para arrojar luz sobre este debate, desde La Mañana conversamos con el Ec. Martín Vallcorba del Frente Amplio, que está en contra de la propuesta, y, por otro lado, con el Ec. Antonio Elías, uno de los asesores de los impulsores de la propuesta de plebiscito. Ambos economistas, de larga trayectoria, plantean argumentos de un lado y otro del mostrador, mostrando su oposición a la reforma aprobada en 2023.
Evaluación general de la propuesta del plebiscito
Para Martín Vallcorba es importante remarcar que “el hecho de tener una posición contraria al plebiscito no significa una posición favorable a la reforma que hubo de la seguridad social en el 2023”. Al respecto, el economista destaca que “más allá de que la ley de reforma en algunos puntos puede mejorar aspectos como la focalización de los subsidios, la unificación de sistemas, por ejemplo, claramente la evaluación sobre ella es negativa. Es importante destacar esto, ya que haber llegado a ese volumen de firmas muestra que existe un malestar general en la población por los contenidos de la Ley 20.130.
Por su parte, Elías destaca que el resultado demuestra el acierto de lo que se propone, porque “lograr 430.000 firmas sin apoyo político y sin apoyo de medios de comunicación y recursos es la evidencia de que la gente es afín a lo que se propone”.
El aumento de la edad de retiro en el centro de la cantidad de firmas
Elías afirma al respecto que es evidente que la gente no quiere trabajar cinco años más. No aumentar la edad de retiro se entiende válido y por eso la gente firma. Por su parte, Vallcorba confirma el hecho de que el aumento de la edad jubilatoria es un tema relevante de malestar. Para él este es uno de los aspectos negativos del nuevo sistema, sobre todo por el hecho de que se hizo un aumento “al barrer”. Al respecto, una precisión que hace Vallcorba es que, si bien el sistema de seguridad social debe acompañar los cambios demográficos, no se puede tener medidas tan generales que desconozcan que no todo el mundo puede trabajar hasta los 65 años. Es una realidad que no se puede dejar de lado. Hay que buscar alternativas que aseguren y permitan que las personas puedan acceder a la jubilación a los 60 años. De hecho, el economista tiene una visión crítica sobre la edad, además de que no ataca aspectos centrales de la inequidad del sistema. Declara que “la alternativa que está planteada o no resuelve esos temas o los resuelve mal, es un poco paradójica porque las inequidades tienen que ver con exoneraciones y nada de eso se incorpora en la papeleta”. Las que exoneraciones que a juicio de Vallcorba sí se requieren no se incluyen en la propuesta. Por ejemplo, opina que se deben establecer por vía legal causales de retiro anticipado.
Aumento de la jubilación mínima al nivel del salario mínimo nacional
Mientras que para Elías el aumento de la jubilación mínima en equiparación con el salario mínimo muestra una mejora de la calidad de vida para quienes tienen solo ese ingreso, para Vallcorba se generan dificultades porque se centra en la jubilación o pensión y no en el jubilado o pensionista, lo que puede llevar a que si hay quienes tengan más de una jubilación se sumen inequidades y costos. Además, agrega que se generan distorsiones en el salario mínimo nacional, ya que, como ha pasado, se puede manejar esta variable para bajar la presión fiscal del sistema previsional y, de hecho, tener repercusiones inesperadas en el mercado de trabajo.
La eliminación de las AFAP
El tema central no son las AFAP, sino el pilar de ahorro individual. Para Vallcorba la propuesta no solo elimina las AFAP, sino que elimina el ahorro individual, lo que en su opinión es un error importante. Dadas las tendencias demográficas, tener un sistema múltiple, basado en tres pilares, es lo más recomendable: uno no contributivo que cubra los requerimientos mínimos de vida digna, otro de reparto que contribuye en temas de distribución y un tercer pilar de ahorro individual. Estos tres componentes hacen el sistema más adecuado para nuestro sistema jubilatorio. Prohibir el pilar de ahorro iría contra nuestro sistema. Los pilares de ahorro colectivo prácticamente no existen, y los casos que existieron tendieron a desfinanciarse, como el ahorro voluntario en el caso de Chile. Lo que se llama pilar colectivo vuelca recursos a la cuenta individual, que son aportes del empleador que no dejan de ser ahorro individual. Según el economista, tenemos que discutir cómo reorganizar el pilar de ahorro para eliminar el lucro.
Mientras que para Elías el tema de eliminar las AFAP es mucho menos conocido para muchos porque afecta a menos cantidad de gente. Pero es una realidad que las jubilaciones por el ahorro individual son muy pequeñas y siempre existe el sistema colectivo como alternativa. Existe la realidad, subraya Elías, de que la gente se manifestó en contra a pesar de la publicidad en el otro sentido.
Costo de la alternativa planteada en el plebiscito
Para Martín Vallcorba se ha discutido mucho respecto del costo que tiene la iniciativa, y esta es una discusión poco feliz, ya que en lo que tiene que ver con el costo inmediato no hay mucho misterio. Las estimaciones que se han hecho es que el costo inmediato es de aproximadamente dos puntos del producto, que son cifras muy elevadas para la realidad que tiene el país desde el punto de vista fiscal y de sus necesidades. El debate se ha centrado en la equiparación de las jubilaciones mínimas al salario mínimo nacional, pero no se ha centrado en el jubilado o pensionista, que es donde se debe centrar el análisis. De acuerdo con la propuesta, cada jubilación o prestación debe ser mayor o igual al salario mínimo nacional. No se habla de jubilado o pensionista. La discusión que se ha dado para justificar que el impacto es menor no tiene demasiado alcance. No hay vacío ni hay dudas: ninguna pensión podrá ser menor al salario mínimo nacional.
Por otra parte, Vallcorba dice que hablar del impacto al 2100 no es realista, pero afirma que mirar a 20 años es más razonable para pensar temas como los previsionales que hacen los equipos del BPS y los de Cinve, por ejemplo. Cuando se incorporan los costos de todas las cajas, estamos hablando de 4 puntos del producto, más que todo el presupuesto que se dedica a toda la educación. Costo muy alto, muy difícil de financiar, y aun cuando se diga que se pueda financiar, la realidad del país muestra que no son las prioridades desde el punto de vista del gasto. No es representativo de los mayores problemas que existen, hoy la mayoría de los trabajadores no pueden jubilarse a los 60 años porque no les alcanza el dinero para jubilarse. No reúnen los años el aporte. Ni siquiera en estos grupos se atienden necesidades.
Bajar los años de jubilación a los 60 años hace que automáticamente se baje la edad de jubilación de la caja bancaria y notarial, que son pilares importantes para esas cajas. Toda la sociedad debería financiar 250 millones de dólares de estas cajas.
También expone la posibilidad de juicios, que son contingencia y costo adicional. El costo de todo esto genera inequidades intergeneracionales muy fuertes. Les estamos poniendo una mochila muy pesada en el largo plazo a las generaciones jóvenes y futuras.
Elías destaca, por su parte, que la propuesta lleva a que recursos que van a las AFAP irían al BPS, lo que permite disponer de fondos; además, se requiere revisar todo el sistema de aportes y tributación para mejorar el financiamiento y equidad el sistema.
Campaña y Plebiscito
Respecto a cómo se transita la campaña con el plebiscito, Elías destaca que la historia de los plebiscitos es que se han jugado en campaña electoral y son parte de nuestro sistema, por lo cual no debería ser un problema. Para Vallcorba, por su parte, es un tema que nos saca del centro de las propuestas de campaña.
En síntesis
Vallcorba destaca los problemas de sostenibilidad, equidad y que la propuesta no resuelve problemas del sistema, como la existencia de mucha gente que no puede acceder a una jubilación, para eso destaca la alternativa del diálogo social.
Por su parte, Elías concluye que no es una contradicción entre jóvenes y niños. Muchos adultos mayores ayudan a sus hijos y nietos. El planteo está mal hecho. Se debe mejorar la equidad del sistema antes de poner una contradicción entre niños y adultos mayores.
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