Nuestro país se ha ido adecuando en los últimos años a una serie de normas internacionales sobre lavado de dinero, lo que ha redundado en una proliferación normativa y de controles que burocratiza mucho la operativa bancaria. Sin embargo, no pasa inadvertido que resulta más difícil hacer transferencias bancarias en Uruguay que hacerlas en los Estados Unidos u otros países de América Latina. Esto, según operadores inmobiliarios, estimula una migración de negocios de Punta del Este hacia otras plazas más amigables como Miami o Asunción.
Sin embargo, lo que más llama la atención es que este marco normativo impuesto por el BCU pareciera no haber servido para detener, o al menos detectar, el trasiego por Uruguay de cifras millonarias vinculadas a la corrupción y el narcotráfico. A Morabito lo encontraron las autoridades italianas viviendo cómodamente en Punta del Este junto a su familia, mientras que Balcedo fue detectado por la policía argentina. El día que fue capturado en su mansión, la televisión argentina mostraba como los primeros en llegar al predio eran los funcionarios de DINAMA, que debían hacerse a cargo de la jirafa y otros animales exóticos que traía el sindicalista argentino. Como los “importaba” sin que llamara la atención a ningún organismo probablemente será algún sub-capítulo de alguna de las tantas auditorías que se deberán hacer.
Pero todo esto es menor en relación a lo ocurrido con el Bandes. No se trata en este caso de un individuo o empresa que utiliza una cuenta bancaria para hacer pasar negocios opacos o ilícitos. Se trata de un banco controlado por el estado venezolano al cual el BCU le mantiene vigente la licencia para operar libremente, como si nada ilícito ocurriera en el país caribeño. La única limitante que tiene el Bandes para operar son las múltiples sanciones que tiene en todo el mundo, pero acá en Uruguay por ahora no pasa nada.
¿Cómo llega Bandes a Uruguay? El Bandes de Venezuela fue fundado en 2001, dos años después que Hugo Chavéz llegara al poder. Concebido como una institución que contribuiría al desarrollo del país e inspirado en el Bndes de Brasil, el Bandes terminaría siendo vehículo de los negocios del régimen bolivariano. Sus subsidiarias en el exterior se convirtieron de hecho en un instrumento para sortear las sanciones impuestas a Venezuela por la comunidad internacional.
Al día siguiente de asumir en marzo de 2005, el gobierno del presidente Vázquez suscribió una serie de acuerdos con su par venezolano, Hugo Chávez. El primero y más importante fue el Acuerdo de Cooperación Energética, por el cual ANCAP pasaría a dirigir la mayoría de sus compras de crudo a Venezuela. La estatal venezolana PDVSA financiaría el 25% de las compras, y habilitaría a que una parte del 75% que debía ser pago al contado quedara depositado en el BROU en un fideicomiso, el cual serviría para hacer pagos de exportaciones uruguayas. A este fideicomiso se le puso el nombre de “Fondo Bolívar-Artigas”, y lo poco que se sabe de él surge de documentos del lado del gobierno venezolano, ya que la comisión investigadora planteada por la oposición en octubre de 2016 no contó con los votos de la mayoría. Como resultado, ni el gobierno uruguayo, ni el BROU ni el BCU han sido obligados hasta ahora a presentar información.
Lo que más llama la atención es que este marco normativo impuesto por el BCU pareciera no haber servido para detener, o al menos detectar, el trasiego por Uruguay de cifras millonarias vinculadas a la corrupción y el narcotráfico.
Seguramente el gobierno de Venezuela ya tenía idea del tipo de manejo que iba a hacer con los fondos que se generaban en Uruguay, y que convenientemente podían quedar depositados en nuestro país evadiendo la supervisión internacional. Quizás el pasaje de esos fondos a través del BROU ya había comenzado a hacer sonar algunas alarmas. Por tal motivo cuando surgió la primera oportunidad, Bandes se instaló directamente en Uruguay.
Esto ocurrió en marzo de 2006, tres días antes de la primera visita oficial del presidente Vázquez a Caracas. La cooperativa COFAC había entrado en dificultades, y esto permitió a Bandes Venezuela comprar los activos y pasivos de la misma por USD 10 millones. La operación se concretó en agosto de ese año, cuando el BCU le otorgó licencia para operar, supuestamente para desarrollar negocios de crédito al consumo. A menos de cuatro años de la crisis bancaria del 2002, el 30 de agosto de 2006 comenzaba a operar en nuestro país un banco controlado por Hugo Chávez, que años después marcaría la primera sanción internacional a un banco uruguayo por lavado de dinero procedente de narcotráfico y otras actividades ilícitas.
En su esfuerzo por promover el “Socialismo del Siglo XXI” en América Latina, Chávez logró transformar a PDVSA en un coloso regional de la energía que operando en concierto con líderes regionales afines a su régimen se vinculaba al mismo tiempo con organizaciones criminales. En menos de veinte años logró conformar una verdadera red criminal que controlaba cientos de empresas de “fachada” que servían para encubrir turbios negocios. Muchas de estas empresas e individuos vinculados se encuentran ya sancionados internacionalmente por delitos de narcotráfico y lavado de dinero, utilizando diferentes tipos de operaciones que requieren movilizar fondos en plazas relativamente “amistosas”.
Pero estas operaciones no sólo sirvieron para defraudar al pueblo venezolano. Más recientemente, en julio de 2015 el gobierno uruguayo concretó un negocio de venta de arroz, leche en polvo y otros alimentos a Venezuela por un valor de USD 300 millones. Fue el propio presidente Vázquez quien anunció que los fondos de la exportación quedarían depositados en un fideicomiso en el Bandes Uruguay como “garantía de cobro inmediato ante la venta de cada producto”. A su vez, ANCAP mantenía una deuda con PDVSA de Venezuela por aproximadamente USD 400 millones por concepto de compras de petróleo. Uruguay obtuvo en el momento una quita que le permitió reducir la deuda a USD 262 millones. Pero estos fondos que aportó el Ministerio de Economía a ANCAP, deberían haber sido depositados en un fideicomiso en Bandes Uruguay con el objetivo de pagar las exportaciones de alimentos uruguayos. O al menos así lo dio a entender el gobierno.
La realidad fue diferente, y al momento de cobrar los exportadores uruguayos, ANCAP pagó directamente desde su cuenta en el BROU al China City Bank. Pregunta, ¿no constituye ésta una operación sospechosa para el BCU? Ni que hablar que en el BROU algún verdadero oriental podría haber chiflado que la plata para pagar a los exportadores se iba para China.
En un próximo artículo describiremos con mayor detalle algunas de las maniobras llevadas adelante por PDVSA para robarle dinero al pueblo venezolano, sirviéndose de Bandes y otras instituciones financieras vinculadas en la región.
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