Para el director de la consultora Factum, el politólogo Eduardo Bottinelli, el Frente Amplio tuvo una “noche positiva” en las internas del domingo, mientras que en la Coalición hay que ver qué tipo de interna se plantea rumbo a las elecciones de octubre.
¿Cuál es su primera lectura de los resultados de las elecciones internas?
Un primer tema tiene que ver con la participación. Fue la más baja de todas las instancias que hemos tenido. Básicamente, muestra que por cada persona que fue a votar, hubo dos que no lo hicieron. De esta manera el voto voluntario se transforma de alguna forma en una señal para atender. Si bien en el mundo es bastante habitual la participación relativamente baja, para lo que es el sistema uruguayo, que es todo de voto obligatorio, que en la elección de primera instancia rumbo a una elección presidencial no sea obligatorio y tan bajo, es un tema que hay que poner arriba a la mesa para discutirlo. Eso se debería dar después del inicio de la próxima legislatura, porque si no probablemente en 2029 estemos de nuevo discutiendo porque participó poca gente.
¿Cómo observó el comportamiento electoral del Frente Amplio?
Se lo vio más revitalizado en su participación. Tuvo una oferta electoral atractiva, porque generaba cierto grado de competitividad. Tenía figuras fuertes y los grupos mayoritarios del Frente Amplio definidos claramente detrás de candidaturas. Eso motivó mucho la participación, llegando a más de lo esperado. Cumplió una meta que se había trazado: llegar a 400 mil votos y la superó. Esto no es menor tampoco, porque en un momento estuvo en riesgo esa posibilidad. El Frente Amplio, entre la participación, haber cumplido una meta y haber cerrado la fórmula unitaria con las dos figuras más potentes con todos los grupos alineados, tuvo una noche positiva. Esto es un contraste fuerte con 2019. Las lecciones aprendidas en la interna de ese año, cuando no se definió la fórmula esa noche, llevaron a que las definiciones fueran esta vez bien claras.
Carolina Cosse se había presentado en las internas de 2019 y también había perdido. ¿Eso influye en algo en este proceso?
La elección anterior de Cosse fue como una plataforma de lanzamiento hacia adelante y le sirvió también para posicionarse para la candidatura a la Intendencia de Montevideo. Incluso ese proceso de 2019, con la elección de la vice de Martínez, terminó de alguna forma fortaleciendo su posición de cara a las departamentales Lo que hizo esa elección fue darle trayectoria. Donde sí hubo cambios fue en los apoyos. Mientras en 2019 era apoyada por el MPP, ahora este sector respaldó a Orsi y ella recibió el apoyo del Partido Comunista, el Partido Socialista y otros más.
Se observó el domingo un discurso más hacia la interna por parte de Cosse y otro hacia el exterior del Frente Amplio por Orsi. ¿Esto significa que así será toda la campaña?
Probablemente lo que hagan es dividir roles, por decirlo de alguna forma. Quizás Cosse esté enfocada hacia el núcleo más duro y la figura de Orsi, que despierta por lo menos hasta ahora menos imagen negativa hacia fuera del Frente Amplio, tenga un rol más de apertura. Es una fórmula que se complementa por los perfiles ideológicos y personales, que como fórmula electoral es potente.
En el caso del Partido Nacional, ¿la sorpresa fue la elección de Valeria Ripoll como compañera de fórmula de Álvaro Delgado?
Fue una jugada sorpresiva, ya que no estaba dentro de las opciones y ya se puede adelantar que genera resistencia dentro del Partido Nacional. La misma noche oyeron algunas palabras o comentarios de sorpresa y e incluso de rechazo a la resolución. Es una jugada relativamente arriesgada. Delgado hizo mucho hincapié en la unidad, previo a decir que Ripoll iba a ser su candidata a vice. Por lo tanto, en referencia a la unidad, claramente el efecto que generó inicialmente no fue ese. Hay que ver qué sucede de aquí en adelante. Quedan cuatro meses para las elecciones. Por lo cual hay que ver cómo se desempeña Ripoll en su rol y cómo empieza a hacer recibida por la ciudadanía en ese lugar. Creo que genera una incógnita importante.
Otro tema es que no fue prolijo el proceso. Así como decíamos que el Frente Amplio logró resolver en la noche de manera rápida su fórmula, el Partido Nacional se demoró mucho. Se autoimpuso cerrar la fórmula en la misma noche y no tendría por qué haberlo hecho. Pero las enseñanzas llevan a que si la fórmula se logra en la misma noche, con unidad y que después rinde, existe como una doble ganancia, en tiempo y en forma. Acá lo que hubo fue un tiempo no tan prolijo, de muchas horas, que claramente demostraba que no era fácil resolver la candidatura a la vicepresidencia. Y otro lado la forma. Se demoró y Ripoll por ejemplo no habló, lo cual también es un tema importante. Hay que ver cómo empieza a desempeñarse a partir de ahora.
¿Qué comentario le merece la votación que tuvo Laura Raffo?
No fue sorpresiva y sí lo es la baja votación que tuvo el Partido Nacional. Es cierto que la oferta electoral no mostraba liderazgos. No había un Lacalle Pou, un Jorge Larrañaga o un Juan Sartori. En este contexto de baja votación, Raffo no logró despegar con las estructuras que tenía de apoyo. Claramente, no fue una buena elección para ella. Los resultados terminan siendo lo que las encuestas más o menos daban. Creo que no fue bueno el resultado, no solamente en términos de votos, sino además por la resolución posterior que la dejó fuera de la fórmula, lo que le pega más fuerte.
Dentro del Partido Colorado, Andrés Ojeda eligió a Robert Silva, el segundo en votación. ¿Cómo queda esta fórmula para las elecciones?
Ojeada ha sostenido de manera permanente en sus discursos la importancia de la unidad del Partido Colorado. De esta manera, si la fórmula tiene el apoyo explícito del resto, sale unido.
Pero al Partido Colorado no votó bien.
Votó mal. Fue la peor elección interna. Teniendo la mayor cantidad de candidaturas, no le fue bien. Hay muchas explicaciones. La dispersión de candidaturas tiene que ver con una ausencia de liderazgo. Eran todas caras relativamente nuevas, en el sentido de participar en una elección nacional y que no convocaron, como lo había hecho en el pasado Pedro Bordaberry, Ernesto Talvi o Julio María Sanguinetti. Era esperable que votara poca gente al Partido Colorado, en torno a 100 mil o 110 mil personas, y lo hicieron 101 mil. Al ser una elección voluntaria, para votar al Partido Colorado tenía que haber elementos atractores, y estos no fueron tantos como se podía estimar.
¿Qué se ve de acá en más, qué tipo de campaña se puede esperar?
Hay que terminar de ver cómo se arman las fórmulas que faltan (Cabildo Abierto, Partido Independiente). Hay un punto de arranque distinto a partir de ahora. Pero no quiere decir que esto produzca grandes efectos en las áreas políticas o que se dé un crecimiento o caída muy grande en el Frente Amplio o en la suma de la Coalición. Hay que esperar a cómo se arma un poco el concepto de Ojeda, de buscar una interna dentro de la Coalición. Eso puede dar lugar a que se empiecen a disputar entre los partidos de la Coalición, cómo posicionarse, generando diferencias. Pero esto con un cuidado importante: debe ser la diferenciación sin cortar puentes, que es una línea bastante delgada. Digamos que pasarse un poco de rosca, es distinto a lo de 2019, porque había claramente en ese momento una necesidad de generar la coalición para generar un cambio. Ahora no es la misma coyuntura. Ya es el oficialismo y cómo se actuó en el gobierno, y lo que se plantean son discusiones de perfiles distintos. El gran desafío que tienen los socios del Partido Nacional es justamente por qué votar una opción distinta a ese partido, si después van a formar parte de una coalición, en principio, liderada por el Partido Nacional.
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