La operación de compra por parte del conglomerado brasileño Minerva Foods de una serie de frigoríficos en la región puso en alerta a los sectores ganaderos de Uruguay. La empresa brasileña adquirió 16 frigoríficos en toda América del Sur, por US$ 1500 millones.
En Uruguay ya tenía cuatro plantas (PUL, Carrasco, Canelones y BPU) y ahora suma otras tres ubicadas en Salto, San José y Tarariras. Estas pertenecían a Marfrig. De esta manera, Minerva pasa a controlar más del 40% de la faena. Tal situación generó preocupación a nivel de los productores y en el propio Gobierno. La operación de compra ahora deberá ser avalada por la Comisión de Defensa de la Competencia, que debe determinar si se constituye o no un monopolio. Pero seguramente no se considere un monopolio porque no sobrepasa en 50% de la faena o la exportación, por lo cual la operación se aprobaría.
Desde la Asociación Rural, su presidente, Patricio Cortabarría, calificó esta acumulación de plantas en un solo propietario como algo “muy peligroso” y el presidente Lacalle Pou mantuvo una reunión con autoridades del Ministerio de Economía, el Inac y el Ministerio de Ganadería para evaluar la situación.
El diputado Rafael Menéndez de Cabildo Abierto considera que la solución a este tema de acumulación de plantas de faena es agilizar los permisos para la exportación de ganado en pie. En diálogo con La Mañana se refirió a las adquisiciones que se están registrando dentro de la industria frigorífica.
“La situación que se crea es compleja porque al sector agropecuario no le es ventajoso que la industria quede concentrada en tan pocas empresas. Minerva posee cuatro plantas y con la compra de estas tres quedaría con siete plantas habilitadas, lo que equivaldría a más del 40% de la oferta de ganados para matar y otro porcentaje similar en cuanto a las exportaciones”, dijo el legislador.
No obstante, califica como otro tema preocupante de que esas plantas sean propietarias de feedlot y señaló que esto se podía ver como algo “más preocupante que la propia compra de las plantas”.
Para evitar este tipo de acaparamiento de los mercados, por ejemplo, en Estados Unidos las empresas frigoríficas no pueden ser propietarias tanto de criaderos como de feedlot. Esto se da porque se regula la oferta y con eso el precio. Se comprobó que en algunos casos los frigoríficos procedían a matar su propio ganado de engorde y bajaban los precios en general.
Menéndez consideró que todo el sector productivo debe estar alerta frente a que se puedan dar en Uruguay este tipo de posibilidades. Pero aclara que “la pelota ahora está en la cancha del Ministerio de Economía y veremos cuál es la recomendación que se pueda dar”.
Dentro de Cabildo Abierto se ha ido tratando el tema “y la única vía de salida en Uruguay para los productores es que se aceleren los permisos de exportación de ganado en pie. Esta es la única puerta abierta a aquellos que quieran exportar animales en pie”, dijo Menéndez.
Recordó que la aprobación para este tipo de exportaciones lleva entre tres y cuatro meses y es habilitada por el Ministerio de Ganadería. “Esta es la vía de escape que le quedan a los productores. Si la industria se concentra y termina fijando los precios que quiere, los productores deben de tener una vía de salida y eso es la exportación de ganado en pie. Eso dará una ventana para que el mercado no se esté manipulando”.
En la actualidad la exportación de ganado en pie está permitida, pero el tema central son los plazos. La logística implica uno de los desafíos más importantes en un mercado con barcos escasos para este tipo de exportación. La demora que implica la autorización por parte del MGAP es lo que lleva, a criterio del legislador cabildante, a que las empresas terminen desistiendo y descartando ese tipo de negocios. Esto en un contexto en que los mercados para la carne uruguaya están abiertos a nivel global, por lo que se podrían realizar mayores negocios. No obstante, Menéndez reconoce que la exportación en pie lleva a que no se agregue un valor al producto.
Toda esta situación sobre el futuro de la ganadería se da en un panorama en que todas las empresas frigoríficas tienen sus propios corrales de engorde. “Con eso lo que se hace es que cuando escasea la oferta o cuando existe una tendencia a la suba en el precio del ganado, esas plantas faenan lo propio y con esa actitud terminan manejando el mercado en materia de valores”, dice Menéndez.
Sobre la controversia entre el engorde en feedlot y en campo, el legislador manifiesta que una de las variables que determina el precio que se le paga al productor es el volumen que pueda aportar. Si el volumen que aporta el productor a la industria es grande, sea feedlot o criado a pasto, se logra un mejor precio “porque lo que manda es el volumen”. Aclara que sí existe una diferencia en cuanto al valor nutricional de un ganado criado a pasto o a feedlot “pero en Uruguay se consumen ambos tipos de carnes, al igual que a nivel internacional”.
Concentración de multinacionales
Se observa que la tendencia mundial es a una concentración de grandes empresas en diferentes sectores y ahora en especial en alimentos. También consultamos a Rafael Menéndez sobre si Minerva no se podría seguir expandiendo en Uruguay con la compra de más plantas, teniendo en consideración la apertura de mercados que tiene el país a nivel global. “Un tema interesante es que estas multinacionales pueden acceder a créditos con condiciones ventajosas en sus países de origen para efectuar este tipo de adquisiciones en otras naciones. Existe una tendencia a la concentración, pero para eso es que se imponen ciertos límites, por ejemplo, en Estados Unidos”, señaló el diputado. “Acá no solamente es la concentración, sino que hay otras patas en la cadena cárnica, donde también pueden terminar interviniendo estas megacorporaciones. Hay concentraciones en todo el mundo, pero se establecen parámetros nacionales e internacionales, ya que un país puede ser calificado como que tiene un monopolio u oligopolio en un determinado sector. Nosotros como Uruguay estamos tocando la barrera en rojo, si este tipo de operación de compra masiva de frigoríficos se llegara a concretar”.
Para Menéndez, en un país como Uruguay en que “se respetan mucho las libertades” se pueda actuar imponiendo prohibiciones de este tipo de operaciones. “En mi opinión, Uruguay debe tener esa puerta de exportación de ganado en pie abierta de par y par y que un permiso no termine demorando cuatro meses”, afirmó.
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