El politólogo Eduardo Botinelli considera que es poco probable que la invasión de la Embajada de México en Ecuador por parte de la Policía sea un hecho que “quede de lado”. En diálogo con La Mañana, considera que la presión internacional podría llevar a que el exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas sea asilado en México.
¿Cómo calificaría el ingreso de la Policía ecuatoriana a la Embajada de México?
Es un hecho grave, con muy pocos antecedentes y que de alguna forma pone en tensión principios casi incuestionables en el derecho internacional acerca de la soberanía que implica una embajada y del derecho de los países para aplicar los convenios y tratados referidos al asilo de personas.
Directamente, la acción del gobierno de Ecuador fue un ataque a México, pues cuestiona su derecho como país dador de asilo y viola la inmunidad con la que cuentan las embajadas.
¿Cómo queda el gobierno ecuatoriano con este acto ante la comunidad internacional?
Las reacciones de la comunidad internacional han sido suficientemente contundentes para entender que el gobierno ecuatoriano queda muy cuestionado a partir de este acto. Seguramente, países, regiones y organismos internacionales exijan rápidamente acciones concretas de Ecuador para retrotraer su acción y, en todo caso, generar algún tipo de mecanismo de asunción del error y pedido de disculpas. Parece poco probable que este episodio pueda quedar de lado, porque asumir esto sería un cambio muy drástico ante lo que la comunidad internacional considera legítimo o ilegítimo.
¿Qué antecedentes tenemos a nivel mundial de un hecho de este tipo?
Hay relativamente pocos episodios que recuerde. En la década de 1980 en Guatemala, en medio de la guerra civil, hubo un ingreso de la Policía a la Embajada española, que terminó incendiándose y con varias personas muertas. También en un marco de fuerte inestabilidad política hubo una intromisión a la Embajada de Estados Unidos en Irán. En la década de 1990, en Cuba, también hubo un ingreso de la Policía en la Embajada de España para detener a personas que solicitaban asilo. Y en Uruguay tenemos el caso de Elena Quinteros, secuestrada en la Embajada de Venezuela, lo que terminó con ruptura de relaciones diplomática entre los países.
¿Piensa que será posible la restitución del exvicepresidente de Ecuador a la embajada o, en su defecto, directamente a México?
Debería ser posible en condiciones normales. La presión internacional inicial es bastante fuerte para que ello suceda, sobre todo porque en el estado actual en que se encuentra geopolíticamente el mundo, dejar pasar hechos de este tipo puede ser sumamente peligroso para el desarrollo de relaciones diplomáticas entre países. También pondría en serias dudas el peso de los organismos internacionales y del derecho internacional, al menos en aspectos vinculados a la inviolabilidad de las embajadas y del derecho al asilo de los países.
¿Cómo definiría la reacción de los gobiernos latinoamericanos?
Correcta, incluso gobiernos de los que podría haberse esperado reacciones un poco menos firmes fueron duros. Es claro que ha habido una enorme mayoría condenatoria a lo realizado por el gobierno de Ecuador.
¿Qué consideración le merece el comunicado del gobierno uruguayo frente a esta situación?
No parece haber tenido la contundencia necesaria, quizás no se evaluó en su total dimensión lo que significó la acción llevada adelante por el gobierno de Ecuador frente a la soberanía de México. Lo cierto es que el comunicado inicial del gobierno careció de la contundencia que, ante estos hechos, ha tenido la posición histórica de Uruguay. Incluso en las últimas horas se ha visto a varios dirigentes oficialistas, y específicamente del Partido Nacional, ponerle un énfasis mayor a la condena de lo sucedido que el que se desprende del comunicado oficial de Cancillería.
El Frente Amplio ha reclamado una postura más contundente del gobierno frente a esta situación, ¿piensa que puede este tema colarse en la campaña política?
Es probable que algo de esto se discuta, pero no parece ser un tema que a la mayoría de la gente, y quizás menos aún a quienes pueden tener un voto más dudoso o con capacidad de volatilidad, le pueda ser atractivo o importante.
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