De cara al cumplimiento de los casi 20 años de presencia en las misiones de paz en el país africano, Gonzalo Mila, militar retirado que participó en varias misiones, cuenta los trasfondos del conflicto, qué hacen los soldados, qué necesidades tienen y los grandes reconocimientos recibidos por la forma en que trabajan colectivamente.
Una delegación encabezada por el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, visitará próximamente la base militar uruguaya en el Congo, donde pasarán la Navidad. La base se encuentra en la ciudad de Goma y allí permanecerán del 23 al 25 de diciembre, día en el que se dirigirán a uno de los campamentos del Ejército Nacional, donde se encuentra el último contingente de la Fuerza Aérea.
Desde hace unos 20 años Uruguay envía tropas de soldados para afrontar los conflictos del país africano. Los compatriotas realizan allí muchas tareas, pero según el personal vinculado a las fuerzas uruguayas, se sabe poco sobre la labor que cumple el ejército en la zona.
Gonzalo Mila es militar retirado, estuvo cuatro años cumpliendo misiones inmerso en el conflicto del país africano, incluso como segundo jefe de batallón. Cumplió misiones en Camboya, Sahara Occidental y Ruanda. Actualmente es asesor para operaciones de paz en el Sistema Nacional de Apoyo a las Operaciones de Paz (Sinomapa) del Ministerio de Defensa, entre otras cosas. En entrevista con La Mañana, Mila compartió su experiencia sobre la participación uruguaya en la misión en el Congo.
Hoy el mayor conflicto del Congo se ubica en la zona de los grandes lagos, al este del país. Además del conflicto interno, a nivel de región el país está enclavado en una zona crítica. Hay que tener en cuenta que Sudán, que limita el norte, también está en conflicto, así como República Centroafricana, Uganda y Ruanda, que tienen gobiernos perpetuados desde los años 90.
En cuanto a la estrategia de protección de civiles de la misión, generalmente se hacen evaluaciones de riesgo y se deciden los despliegues de elementos de la reserva. Las tropas uruguayas están desplegadas para neutralizar el grupo armado de Uganda, que es el más agresivo, y otro grupo armado local también. “Los elementos nuestros son desplegados en el lugar, forman una base y comienzan a ejercer y extender la autoridad allí”, indicó Mila.
Lo hacen patrullando, estableciendo mecanismos de alerta con la población, conociéndola en interacción permanente y preparándose para actuar si es necesario, además de autoprotegerse, porque en el Congo se están viviendo ataques hacia las fuerzas militares, por lo tanto, hay que actuar para prevenirlas.
El perfil del soldado nacional
“Todos tienen una transformación al llegar, de hecho, sabemos que los integrantes de las fuerzas armadas vienen de medios socioeconómicos comprometidos, y ya por salir al mundo viven una apertura importante”, explicó Mila.
El entrevistado resaltó que el cambio en quienes van a las misiones comienza desde la preparación y donde se les enseña a trabajar con la población, entenderla desde las diferentes perspectivas de género y saber cómo afecta a cada uno el conflicto.
“Pero el choque cultural al llegar al lugar es fuerte, y uno ve que nosotros no somos tan pobres y no estamos tan mal. Cuando llegamos vemos que somos ricos al lado de ellos. Y es así que se comienza a entender y se despierta algo que los uruguayos negamos: somos muy solidarios y, en general, no somos racistas. Nuestra capacidad de interactuar es muy importante y esa es la base y el éxito de Uruguay”, reconoció el militar retirado.
Destacó que los soldados son capaces de entender y solidarizarse para apoyar a la gente. “Eso abre puertas”, destacó el entrevistado, “y a la hora de protegerlos podemos establecer los mecanismos para hacerlos bien, con disuasión, mostrando profesionalismo, con capacidad y voluntad, algo que los grupos armados entienden muy bien. La postura del uruguayo es amigable pero firme. Eso forma al soldado personal y militarmente”, agregó.
Sostuvo que se devuelve al país un soldado formado, muy capacitado en todos los aspectos, desde manejar un vehículo, hasta trabajar en una base, medidas de higiene, de cuidado del medio ambiente, así como medidas de combate. “El aprendizaje de los soldados en el Congo es algo que no se puede valuar, pero es la mayor ganancia que tiene Uruguay”, dijo Mila.
Por otra parte, opinó que se han cometido errores, pero que se intentan subsanar permanentemente. “En un contexto de conflicto siempre la oferta sexual es muy intensa, y puede haber confusiones. Pero hace muchísimos años que Uruguay es un referente. Se han protocolizado los casos en que ha habido menores de por medio, que son pocos, y se sigue intentando que el apoyo monetario y obligatorio sea aceptado por los padres de las víctimas”.
A su vez dijo que se han reconocido chicos, pero no han podido hacerles llegar, aún, los recursos, ya que no existe un acuerdo bilateral, por lo que no es seguro que el dinero llegue a las personas correctas.
Más mujeres para un mejor relacionamiento
Con el fin de mejorar la relación con la población, se está haciendo un esfuerzo importante en promover el despliegue de mujeres. Uruguay se ha caracterizado por tener un promedio de entre un 4% y 7% de mujeres en los contingentes; esto es algo que Naciones Unidas está abordando, tratando que todos los países incrementen las cifras.
Mila aseguró que la mujer en Uruguay puede ocupar cualquier lugar dentro de la fuerza, pero todavía en las tareas específicas de combate y de soldados no son muchas las mujeres que se mantienen. “Ingresan en la tarea, pero después se retiran por diferentes motivos. Se está trabajando en una estrategia que les permita hacerlo”, señaló.
El despliegue femenino se procura para facilitar el acercamiento con la población, entendiendo que el 50% de esta son mujeres, en una sociedad donde la influencia del hombre es muy marcada. “Muchas veces, entender las necesidades de ellas es difícil para los hombres. En un lugar donde la violencia sexual es muy marcada y utilizada como arma de guerra, entender realmente las necesidades de las mujeres sin mujeres, no es fácil”, expresó el entrevistado.
El grupo uruguayo cuenta con mujeres en tareas sanitarias, administrativas, logísticas y algunas pocas tareas de combate, pero se busca incrementar esas capacidades. A modo de ejemplo, Mila relató que, en una base, cuando estaban desplegados siendo la única presencia internacional, nacieron nueve niños porque no había asistencia médica y no había manera de llevar a las madres a otro lado. “Por eso también necesitamos más mujeres”, destacó.
“El accionar pasa por la presencia, entender, tener la voluntad de proteger. Salvando una vida o evitando una violación, ya se está logrando parte del objetivo. A veces es una nada en un contexto muy complejo, pero Uruguay es como el modelo ideal de actuación, con gran sensibilidad, apertura, empatía y firmeza, así como capacitación y voluntad”, subrayó.
El servicio actual
Las unidades y batallones que se envían al país africano dependen del acuerdo firmado entre Uruguay y las Naciones Unidas. Hoy hay un batallón, una unidad de helicópteros, y militares y oficiales del Estado Mayor.
Cuando Mila fue comandante de contingente tenía un batallón –que sigue estando– un grupo de ingenieros que reparaban rutas y puentes, con unos 250 efectivos; una unidad de la Fuerza Área que hacia el control de un aeropuerto; una unidad de helicópteros –que también sigue– y una unidad de la Armada Nacional de control de ríos.
“La misión se ha ido achicando por problemas de Naciones Unidas, ya que necesita aperturas de otras misiones, por eso se da la variación anualmente. Hay un rejunte de efectivos”, explicó el entrevistado.
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