La incertidumbre de los mercados internacionales tras la victoria de la izquierda uruguaya en 2004 se despejó a partir del interés del presidente Tabaré Vázquez y el ministro de Economía, Danilo Astori, de firmar un TLC con EEUU, iniciativa que también contaba con el apoyo de todos los sectores de la oposición. Sin embargo, las condiciones del acuerdo bilateral que fueron negociadas por el entonces ministro de Industria, Energía y Minería, Jorge Lepra, no llegaron a buen puerto ya que el tratado no contaba con el consenso de toda la fuerza política gobernante. Dentro del FA, los máximos detractores de llevar a cabo un TLC con EE.UU. fueron la ministra de Desarrollo Social Marina Arismendi, Luis Almagro, que era asesor de asuntos internacionales del ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, José Mujica; y el propio Reinaldo Gargano, Canciller en el primer gobierno del FA. En el caso de Gargano y Arismendi, su negativa se debía a temas ideológicos. En tanto Almagro, era partidario de seguir apostando por el Mercosur y no de firmar acuerdos bilaterales con potencias tras la crisis de 2002.
No al TLC, pero sí al TIFA
Bajo la presidencia de Jorge Batlle, Uruguay y Estados Unidos crearon una Comisión Mixta de Comercio e Inversión en 2002, que serviría como plataforma de diálogo previo a la eventual firma del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Pero las conversaciones entre los dos países fueron más allá del acuerdo multilateral americano y avanzaron en otro tipo de acuerdos de manera bilateral.
La semana previa a las elecciones nacionales en las que resultó ganador Tabaré Vázquez por mayoría absoluta, ambos países firmaron un tratado relativo a la Protección Recíproca de Inversiones (BIT). Esa misma semana el canciller Didier Opertti suscribió con su par estadounidense, Martin Silverstein, un acuerdo de “Cielos Abiertos” que le permitía a nuestro país un mayor desarrollo de las políticas aeronáuticas y comerciales. Este convenio fue considerado por el gobierno uruguayo como “un paso importante para estimular el comercio, la inversión, el turismo y el intercambio cultural”.
Ya con el FA en el gobierno, en noviembre de 2005, mientras los principales líderes de la izquierda sudamericana (incluido Vázquez) se manifestaban en contra del ALCA en la IV Cumbre de las Américas realizada en Mar del Plata, Uruguay firmaba un Tratado Bilateral de Inversión con Estados Unidos que entró en vigencia un año después. En la votación del Senado que aprobó finalmente el BIT en diciembre de 2005, el senador Fernández Huidobro dijo “para mí no es una cuestión de principios ni tiene demasiada relevancia estratégica”.
En setiembre de 2006 Vázquez declinó la posibilidad de un TLC con el país norteamericano y en cambio manifestó su intención de suscribir un Tratado Marco de Inversiones y Negocios (TIFA), que finalmente se concretó en enero de 2007. El mismo pretendía priorizar la exportación de productos del sector cárnico, lácteos, software, y también de la industria arrocera y lanera. Productos nacionales que en algunos casos quedaban excluidos en un acuerdo como el ALCA según argumentaban en ese momento el presidente Vázquez y el canciller Gargano. Astori, en tanto, mantuvo la intención de alcanzar un TLC con EE.UU., argumentando que desde 2004 “este país pasó a ser nuestro mayor socio comercial”.
Durante el primer gobierno de Vázquez se realizaron varias reuniones entre los países para reforzar el TIFA. Y ya con Mujica de presidente y Almagro de canciller se consolidaron las relaciones ampliando acuerdos comerciales para productos nacionales como los cítricos y la carne bovina con y sin hueso. La apertura de los productos cítricos se vio envuelta en una polémica tras las declaraciones de Mujica que referían a un intercambio de favores en el que se incluía la recepción por parte de Uruguay de seis expresos de Guantánamo que formaban parte de una política de Obama de cerrar la cárcel que tiene EE.UU. en la isla de Cuba.
Datos arrojados por la Cámara de Comercio Uruguay-Estados Unidos sobre el primer semestre de 2019 indican una balanza comercial equilibrada entre Uruguay y Estados Unidos. Los números marcan exportaciones por US$ 275, 3 millones, e importaciones por la suma de US$ 280,7 millones. Los productos más vendidos en este año fueron la carne bovina (116,9 millones), subproductos cárnicos (29,1), artículos ortopédicos (21,8) y cítricos (18,4). En cuanto a las importaciones, los teléfonos celulares son el producto mayoritario con US$ 12,5 millones, seguido por la compra de procesadores de datos. Sin embargo, los productos de laboratorio y medicinas sumados representan la mayor inversión de nuestro país con respecto a las importaciones desde Estados Unidos.
La influencia actual de China en el comercio exterior uruguayo
En la última reunión comercial entre Uruguay y Estados Unidos realizada el pasado mes de junio, representantes del país norteamericano mostraron su preocupación por la fuerte injerencia comercial en Sudamérica de China. País con en el que atraviesan actualmente una profunda crisis comercial y tecnológica.
Según el último Informe Anual de Comercio Exterior publicado por Uruguay XXI, China fue el principal socio comercial de Uruguay, representando el 26% de las exportaciones, seguido por la Unión Europea (18%) y Brasil (12%). Estados Unidos ocupó el cuarto lugar (7%) como destino de las exportaciones uruguayas en 2018 con un monto total de exportaciones por US$ 609 millones, 14% más con respecto al año anterior.
Crecimiento que se explica por el aumento de venta de celulosa. En cuanto a los datos de las importaciones China participó en el 22% del total de las mismas, mientras Brasil ocupó el segundo lugar con el 18% de las compras. Estados Unidos ocupó el cuarto lugar con el 7%, detrás de Argentina que participó en el 14% de las importaciones uruguayas.