En 2020 Un Solo Uruguay (USU) emitió un comunicado afirmando que la forestación “no compite en igualdad de condiciones” con los demás rubros productivos, porque “ha sido subsidiada permanentemente por la sociedad uruguaya en todas sus fases: campo, transporte e industria”. En entrevista con La Mañana, Holzmann repasó los reclamos de USU y el apoyo que manifestó el movimiento sobre el proyecto de ley forestal impulsado por Cabildo Abierto.
¿Cómo ve la situación que se generó en torno al proyecto de ley presentado por Cabildo Abierto que regula la actividad forestal?
Esa ley que quiere llevar adelante Rafael Menéndez, obviamente hizo eco de las demandas de la gente. Es la gente la que fue surtiendo de elementos a los legisladores, que deben ser quienes velen por nuestro desarrollo y por nuestras preocupaciones. Ya hace más de un año que se presentó el proyecto, este no es un tema que sea nuevo y que se desconozca.
Haciendo un poco de memoria, aquel 5 de setiembre de 2019 cuando hicimos la manifestación en Montevideo, la policía nos impidió llegar a la Plaza Independencia, a pesar de que ya habíamos avisado que íbamos a hacer ese recorrido y llegar hasta la Torre Ejecutiva.
Luego nos enteramos que el presidente Vázquez estaba con toda la comitiva de UPM en la Torre Ejecutiva, donde la empresa tenía una oficina. Acá lo que vemos con tremenda preocupación es que esto ha trascendido a los partidos políticos. Lamentablemente no vemos que del otro lado, del lado del gobierno, se pase a hablar con la ciudadanía. Si bien hemos tenido la oportunidad de ser recibidos y expresar nuestros puntos de vista a ambas Cámaras parlamentarias, no bajan a ver qué estamos pensando y qué es lo que aspectos nosotros vemos de este proyecto de ley forestal, entonces eso es lo que nos preocupa.
Algunos quieren presentar al proyecto de Cabildo como contrario al desarrollo del país. ¿Cuál es el sentir de la gente del interior?
Somos muchos los que estamos esperanzados con este proyecto que presenta Menéndez, ya que demuestra claramente que la ley 15.939 no se está cumpliendo. Y no la está cumpliendo, no este Gobierno, no la está cumpliendo el conjunto de gobiernos desde que la misma fuera aprobada.
Entonces, ¿qué pasa? Hay muchos que estamos expectantes, esperando a ver qué resulta de todo esto. Muchas organizaciones nos expresamos en las dos cámaras del Parlamento. Pero la verdad es que después de eso nadie te llama, nadie te propone a ver un camino del medio. Puede haber una nota o una información en un diario, das vuelta la página y te encontrás con una página entera de UPM diciendo que el desarrollo viene por parte de ellos. Tengo que decirte que no, que el país se desarrolló con la vaca y con la agricultura, a partir del 2003 el gran empuje lo dio la agricultura.
Todos los beneficios y toda esa distribución de riqueza que se ha dicho es en base a la agropecuaria y no a la forestación. No hay que olvidar que esa forestación, la cual tiene diversos beneficios, uno de ellos es estar en una zona franca desde la cual no paga impuestos a las ganancias. Si a mí me dan la misma opción en Punta Pereira o hacia arriba en Paso de los Toros, en Centenario –donde se están instalando–, donde tengas que el agricultor mande su grano ahí en un recinto fiscal de zona franca…
Pablo Díaz, del observatorio de políticas de tierra de la Udelar, habla de “una disputa territorial entre el ganadero familiar y la expansión de la forestación”. ¿Concuerda con esta afirmación?
Te diría que sí. Acá en Paysandú, en la zona nuestra, hemos visto todo esto allá por el año 2000. Una zona donde empezó a plantar en su momento pinos que fue la empresa Wheyerhaeuser, ahí lo que pasaba era que justamente todo aquel establecimiento que iba a venta eran establecimientos que no pasaban de 300, 200 hectáreas; ahí comenzó ese desplazamiento del productor familiar para ser sustituido por la forestación.
Y al productor grande con las condiciones de este programa de fomento que tienen, es muy cómodo para ellos hacer un área designada, que después le va a dar algo de sombra y abrigo para el ganado y es como sumar un producto más a su canasta de explotación del establecimiento. Entonces sí, directamente al que le va a competir incluso por servicios y por mano de obra es al productor chico. Al productor familiar que cuando sale a buscar un alambrador no encuentra, o un productor chico que intente buscar una fracción para arrendar, lo que es prácticamente imposible. No hay cómo competir.
Según Cabildo Abierto el proyecto defiende al pequeño productor, al pequeño tambero. ¿está de acuerdo?
Sin duda, en el gobierno pasado, Andrés Berterreche desafectó 11 fracciones que sumaban 1200 hectáreas en la colonia Santa Kilda, y campos que toda la vida se caracterizaron por venir de familias agricultoras; plantaban maíz, soja, y ahí podrían haber accedido aspirantes a colonos. Hoy son todos montes de cuatro o cinco años. Entonces ahí vemos nuevamente que el sector forestal se ha vuelto tan fuerte frente a los gobiernos, que incluso tierras que podrían ofrecer a ese pequeño colono o asalariado rural, hoy tienen eucaliptus que está produciendo para una multinacional finlandesa.
A su entender, ¿existe un tratamiento asimétrico que favorece el complejo industrial-celulósico?
Francamente se ve la fuerza con lo que esta gente puede moverse y puede acceder a esos beneficios, y para todo lo que un productor nacional pide lamentablemente no encontramos una política de Estado que diga, por ejemplo, “vamos a desarrollar al ovino”. El sábado pasado participé de una reunión en Piedra Sola y la gente sigue hablando sobre el mal estado de los caminos que eternamente han estado allí. Hoy ni el médico puede llegar, pero los caminos para los forestales están impecables. Esas políticas de Estado que deberían apadrinar a la producción en su totalidad, no han llegado.
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