En entrevista con La Mañana, la socióloga consideró que para el gobierno es muy importante ganar el referéndum por la LUC, permitiéndole impulsar reformas en la educación y la seguridad social. Pomiés sostuvo que la coalición termina bien el 2021, pero también lo hace el Frente Amplio que con la recolección de firmas para el referéndum y las elecciones internas logró revitalizarse.
¿Cómo evalúa el año que culmina en lo que fue la gestión de gobierno?
A pesar de la pandemia la economía siguió funcionando y en materia política tuvo un año razonable, hasta que llegó el tema de las firmas de la LUC que lo paralizó bastante. Sus planes de futuro quedaron entonces atados al referéndum.
Sobre el funcionamiento de la coalición, fue bueno. Es lógico que tengan sus diferencias porque son partidos distintos con intereses distintos. No es lo mismo ser partido de gobierno que de coalición, porque deben manejar sus roles políticos. Si bien existieron momentos de tensión dentro de la misma, no fueron graves. A esto se suma ahora la campaña por el referéndum y dentro de la coalición cada integrante lo está haciendo con independencia, porque para cada partido es importante su propia campaña, con sus mensajes y particularidades. Por lo cual la coalición termina el año relativamente bien, considerando el tiempo que lleva conformada.
¿Cómo observó al Frente Amplio en 2021 y de qué manera queda posicionado para el año próximo?
Al Frente Amplio le costó encontrar su lugar de oposición porque la pandemia lo dejaba en un lugar muy difícil. La pandemia exigía cierta unidad nacional, por lo cual al FA se le hizo difícil encontrar su sitio. El cambio está con el tema de las firmas para derogar parte de la LUC. Si bien el haberlas alcanzado fue un párate para el gobierno, para el FA se constituyó en una inyección de algo positivo porque puede medir sus fuerzas y mostró que todavía estaba activo. A la vez encontró, mucho más, su lugar dentro de la oposición.
Como la coalición, el Frente Amplio está en un momento razonablemente bueno. A las firmas se sumó la elección interna, que ayudó a prender motores pensando en la campaña por el referéndum. Asimismo, el nuevo presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, empieza fortalecido por todo el apoyo recibido. El FA llega entonces a fin de año en un buen momento, ya que a mediados de año se lo veía más desubicado en el contexto político.
¿De qué manera influyó la llegada de Pereira a la presidencia del Frente Amplio?
Era una jugada peligrosa para el Frente y Fernando Pereira, por ese traspaso del PIT-CNT al FA. Esto generó su ruido debido a la independencia del movimiento sindical del político partidario. Existe un parentesco histórico en el que el sistema sindical está en las “venas” desde la fundación del Frente Amplio, aunque operan con independencia. De hecho, la coalición de izquierda gobernó 15 años y si bien tuvo sus concesiones con el movimiento sindical, también existieron enfrentamientos.
Con respecto a Pereira, ese traspaso del PIT-CNT al Frente Amplio podía haber sido más problemático, pero no lo fue, a la vez de lograr un buen nivel de votación. A pesar de venir de un perfil bastante combativo, es una persona bastante dialogante y tiene un discurso conciliador. El momento de asumir también es significativo, porque es cuando se lanza la campaña por el referéndum, lo cual significa un desafío y también un empuje.
¿Se puede transformar en un contendiente para Carolina Cosse y Yamandú Orsi con la mira puesta en las elecciones de 2024?
Ahí hay que ver cómo le va en su gestión. Se debe tener en cuenta que no siempre los presidentes del Frente Amplio fueron presidenciables, más bien se trataron las dos cosas de manera separada. Pero para algunos sectores puede ser un candidato interesante porque sale de esa polarización de Cosse y Orsi.
¿Cómo observó la actuación parlamentaria durante este año?
Salvo por las leyes fundamentales como ser la LUC o la rendición de cuentas, debo aclarar que la gente está muy por fuera de lo que acontece en el Parlamento y sigue muy poco lo que pasa a nivel legislativo. Nosotros que estudiamos grupos motivacionales, vemos que la gente no recuerda de qué se habla en el Parlamento ni las leyes que se votaron. Y existe otro factor no menos importante.
En la LUC el gobierno puso todo lo que era su programa, aunque no la pudo aún poner en marcha plenamente, en especial por la juntada de firmas. Esto lleva a que la LUC le dio una gran ventaja al gobierno porque no necesita grandes leyes en este tiempo, que lleven a que el Parlamento sea el foco de atención. En materia legislativa, quizás lo más destacable del año es la ley forestal que tuvo un gran peso político más que legislativo, pero a pesar del trámite y el veto, no amenaza a la coalición.
En marzo de 2022 se vota el referéndum por la LUC. ¿Qué es lo que puede estar sucediendo?
Para el gobierno es muy valioso ganar, debido a que va a ser como una elección de medio tiempo, o sea va a demostrar la fuerza que tiene el gobierno y la oposición. Si logra ganar el referéndum, tiene viento de cola para hacer otros cambios que viene proponiendo. Se trata de los cambios en el sistema educativo, que es una gran promesa. Ganando esta contienda electoral tiene fuerza para sugerir esos cambios y de enfrentarse –si tiene algunas resistencias– a los sindicatos. También, otra reforma que se viene gestando tiene que ver con la seguridad social. Si le va bien en el referéndum, también tiene la fuerza necesaria para proponer una reforma relevante, porque esta que se plantea no es menor.
La reforma del porte que sugieren las recomendaciones de la Comisión de Expertos en Seguridad Social (CESS) cambia hasta la idiosincrasia uruguaya. El BPS y el sistema de jubilaciones uruguayo es parte del patrimonio histórico, pero requiere reformas por un deterioro financiero y económico. Para el gobierno esta es una jugada fuerte, pero tendrá más o menos fuerza de acuerdo al resultado de la consulta popular. Por lo tanto, políticamente no es lo mismo ganar o perder.
¿Y qué sucede si gana la opción por derogar los 135 artículos de la LUC?
No está claro cuánto puede impactar jurídicamente. En total lo que se lleva a consulta son 135 artículos y la LUC tiene más de 400. Por lo tanto, no es un problema para el Poder Ejecutivo en su estructura y marco legal, sino que perder es un problema político. Lo debilitaría mucho en su posición y en el liderazgo de la coalición. Una cosa es una coalición que sale fortalecida porque juntos ganan el referéndum y otra una coalición que pierde. Esto puede significar un desincentivo para los socios de seguir apoyando muchas cosas y para comenzar a despegarse de algunos temas.
Cuando llegamos a fin de año y a tres meses de la consulta, ¿cuál es el resultado de los estudios que ustedes realizan sobre el posicionamiento de los ciudadanos con respecto a que van a votar?
Todas las encuestas muestran que la gente está más favorable a mantener la LUC. Pero también es cierto que hay un gran desconocimiento. La gente no tiene idea de qué dicen los 135 artículos y la profundidad de estos. Creo que este referéndum es un asunto netamente político y los ciudadanos van a votar respondiendo a sus líderes y también si están satisfechos o no con el gobierno. Si bien este sigue manteniendo un nivel de aprobación muy positivo, esa situación es un punto de partida. Hay que ver si la oposición logra en este tiempo despertar a su militancia y a la vez convencer a aquellos que están decididos a apoyar la LUC.
TE PUEDE INTERESAR