En los últimos días, fuentes del gobierno electo anunciaron que el próximo presidente de la ANEP del Codicen será el maestro Pablo Caggiani. En 2015 fue electo representante de los docentes en el entonces Consejo de Educación Inicial y Primaria, cargo que desempeñó hasta el año 2020, cuando asumió como director del Instituto Nacional de Evaluación Educativa en representación del Frente Amplio. Luego de su designación, Caggiani en diálogo con La Mañana se refirió al momento actual de la Educación en nuestro país y los posibles cambios a sugerir.
¿Con qué expectativas se asume esta responsabilidad de la presidencia de la ANEP del Codicen?
En primer lugar, con mucha responsabilidad, con mucho agradecimiento de que nos inviten a participar de los equipos de trabajo de un gobierno de Yamandú Orsi. Creo que implica una responsabilidad importante. También con la claridad de que los espacios de gestión son espacios que, afortunadamente, en Uruguay tienen principio y tienen fin, es decir, son unos 60 meses de trabajo lo que tenemos por delante y con la convicción de que lo que tiene que suceder es que queden algunas cosas en mejor estado del que están hoy y con los caminos menos empedrados que los que nos precedieron. Esto es relevante en términos de cómo pensar la alternancia que plantea sanamente la democracia, pero además la posibilidad de construir políticas públicas desde una perspectiva que permita mirar al mediano plazo y esto implica dejar algunas prendas por el camino.
En declaraciones a la prensa de los últimos días expresaste: “En educación nos equivocamos todos, ahora tenemos que salir juntos”. ¿A qué te referís y cuál es el proyecto?
Creo que el sistema educativo en Uruguay tiene un conjunto de desafíos que son estructurales. Cuando uno mira la asistencia a clases es un problema que es mayor en Uruguay que en otros países, que la pandemia ha empeorado, y que después de la pandemia no ha parado de empeorar. Puedo ser mezquino y decir que esto es porque las autoridades hicieron las cosas mal, pero sé que eso no es así, que las autoridades han hecho todo lo posible por mejorar la asistencia de niños y niñas. De hecho, lo hablamos con Olga de las Heras varias veces. Considero que un conjunto de cosas, que son estructurales en el sistema educativo, requiere grandes acuerdos para poder canalizar energías y solucionar estos temas, tener acciones, recursos, colocarlos como problema, más que dedicarse a una cuestión que es muy menor, que es de quién es la culpa. En ese sentido tenemos una serie de desafíos que están rodeados de acuerdo y a veces hay que explicitarlo para que la ciudadanía se dé cuenta. Estamos todos de acuerdo en que los gurises en primera infancia tienen que ir a actividades educativas. Ahí todavía tenemos un desafío importante. Esto mejora el desarrollo de los niños, mejora los cuidados para que las familias puedan trabajar y ahí tenemos todavía la mitad de los niños que no están vinculados a propuestas educativas. Necesitamos mucho trabajo y recursos.
Estamos todos de acuerdo en que tiene que haber más propuestas de tiempo completo y tiempo extendido. Si estamos todos de acuerdo, tengamos las acciones, los recursos que permitan que haya más niños en tiempo completo y tiempo extendido. Todos vemos como un problema la desigualdad en términos de aprendizaje, es decir, que todos vayan a la escuela y al liceo, pero a los que tienen más les vaya mejor que a los que tienen menos. Bueno, entonces busquemos en la evidencia, en la literatura, qué cosas mejoran los aprendizajes de los sectores más vulnerados y vayamos teniendo con ese rumbo la posibilidad de ensayar cosas que mejoren los aprendizajes de los gurises. Sucede lo mismo con la universidad en el interior. ¿Hay alguien que esté en desacuerdo con generalizar el terciario-universitario y hacerlo descentralizadamente? Nadie. Bueno, entonces coloquemos las energías, los recursos.
Resolver esto en cinco años es imposible. Es decir, ante estas cuestiones lo que se puede hacer es marcar rumbos que empiecen a generar procesos de mejora, que en lo educativo siempre son en el mediano plazo. Por lo tanto, más que discutir y chicanearse en términos políticos, me parece que lo que hay que asumir es que hubo acciones que no dieron los resultados que esperaban. Considero que, además, las autoridades de la educación, cualesquiera de ellas, han trabajado en lo que mejor entendían que le podía hacer a los estudiantes. Por lo tanto, revisemos lo que hay para revisar, mantengamos lo que hay para mantener. Creo que estamos en una oportunidad interesante en términos de tiempos. Es el inicio de un gobierno. Es la primera vez que un profesor es presidente de la República. Y creo que efectivamente el sistema político, luego de algunos años de achacarse los problemas de la educación, puede tener la oportunidad de generar estos acuerdos en los cuales me parece que tanto ciudadanía, sistema político, actores sociales como academia, efectivamente estamos de acuerdo en cosas que están para hacer.
La transformación educativa, ¿es todo negativo, todo positivo o hay cosas para corregir?
Hay algunas cuestiones que son relevantes en el sentido de que este gobierno continuó cosas que venían de gobiernos anteriores. Uruguay siempre tuvo una dificultad en esto del pasaje entre primaria y media, por ejemplo. Hay que recordar que ya el maestro Julio Castro lo denunciaba a mediados del siglo XX, y todos los procesos de elaboración de programas fueron como intentando subsanar esto. Esta administración logró pensar una malla curricular que comprendiera todo el trayecto de los estudiantes. ¿Eso es algo bueno o eso es algo malo? Creo que eso es algo bueno. Ahí el trabajo de Aristimuño fue muy importante. ¿Qué es lo que sucede? Cuando vos cambiás los programas estás cambiando los contenidos, es decir, lo que tienen que aprender los estudiantes en términos de ciencia, arte, pero también en términos de valor. Y creo que ahí hay una falla de la reforma de programas, porque el gobierno reformó solo.
Entiendo que hay que generar una revisión que valore lo bueno y que corrija aquello que no fue considerado en la voz de las asambleas técnico-docentes, los actores de la academia, la familia, y que puede ser perfectamente considerado. ¿Por qué? Porque los documentos programáticos son el documento que orienta la acción docente en el aula. Entonces, creemos que con documentos programáticos que sigan mirando la trayectoria educativa del estudiante desde que ingresa al sistema educativo hasta que egresa, que intente que toda esa propuesta sea coherente, no que vayas a altos cambios en la evaluación, etcétera. Eso es un esfuerzo que hay que reconocérselo a las actuales autoridades. Y creo que hay otras cuestiones donde las actuales autoridades utilizaron legítimamente el resultado de las elecciones, ellos ganaron las elecciones para gobernar, pero detrás de eso no consideraron algunas opiniones que pueden ser relevantes. Entonces, por cómo se realiza la transición a Uruguay, tenemos que las autoridades de la educación inician bastante después que el 1º de marzo, bastante después de que iniciaron las clases, de que se eligieron las horas y los grupos, por lo tanto, el primer año lo inician las actuales autoridades, y en ese primer año se pueden abrir espacios de conversación para ver qué mejoras, qué cosas corregir, pero siempre con el talante de que el que estuvo antes no hizo todo mal. Hay cosas que se hicieron bien y que hay que lograr reconocerlas, porque eso es lo que define la realidad de la política educativa en el mediano plazo.
El doctor Robert Silva, como presidente de la ANEP, en declaraciones a la prensa decía que la transformación educativa le quitaba el gobierno de la educación a los docentes. ¿Los sindicatos van a tener participación directa en tu gestión?
No corresponde que polemice con el doctor Robert Silva. Él es un senador electo, fue presidente del Codicen. Los sindicatos de la educación nunca gobernaron la educación en Uruguay. Los sindicatos son organizaciones legales, legítimas, que tienen un conjunto de intereses y que por la ley de negociación colectiva tienen un lugar en la relación laboral, que es el que establece la ley. Lo que sí había era participación docente, en la que los docentes presentaban listas y elegían a algún representante, que siempre estuvo en minoría en los organismos de dirección. El propio doctor Silva accedió al Codicen de esa manera, siendo consejero electo por los docentes. Yo entiendo que ahí, en ese cambio de la gobernanza, hubo un objetivo que fue loable, es decir, las autoridades planteaban que con eso se iba a mejorar la administración, se iban a generar resoluciones más eficientes y por lo tanto además iba a haber resoluciones que se tomaran más rápido. La gestión no mejoró, no hay nadie que señale que halla mejorado y por lo tanto es un aspecto por revisar sin fundamentalismo, con la perspectiva de que cuando existe representación docente hay una mirada que, en realidad, representa lo que sucede en las aulas, en las comunidades y hay alguien que está mejorando las líneas de gobierno. Entiendo el propósito de eliminar la participación, me parece que era para mejorar la gestión. Bueno, ese resultado no se obtuvo, capaz que perdimos más de lo que obtuvimos con la eliminación de la participación docente. Y reitero, esto no quiere decir que sean los sindicatos, porque a Robert Silva no le eligieron los sindicatos, lo eligieron los docentes.
En tu gestión como consejero reconociste ciertas inequidades que hay comparando Montevideo con el interior profundo. ¿Se va a tratar de hacer más fácil la tarea de los docentes del interior profundo y no someterlos exclusivamente a lo que es la presencia en la capital?
Lo hemos conversado varias veces, es un planteamiento de los docentes, sobre todo los que trabajan en el medio rural, que siempre mueren en la capital. En primer lugar, hay que reivindicar que en Uruguay es una política que se ha desarrollado durante todo el siglo XX y no es patrimonio de nadie: donde hay un niño hay una escuela, y que el Estado tiene que garantizar los derechos de la población, del medio rural, de la misma manera que intenta garantizarlos en el medio urbano. Y esto implica desde la integralidad del currículo, la propuesta educativa, la posibilidad de acceder a salidas didácticas, y yo creo que además alguna cosa tenemos que mejorar en esto del tramiterío que se les pide a los docentes que trabajan en el medio rural y que implica el traslado a la capital departamental y presencialmente. Ahí hay alguna cosa que podríamos avanzar en estos tiempos de la tecnología, información y comunicación, en resolverlos de otra manera, cuidar un poco más a nuestros docentes, sobre todo a nuestros directores rurales. Esto es parte de lo que el país tiene en la agenda, parte de los desafíos que tiene el país en términos de un fenómeno que es mundial, que es la migración campo-ciudad, ciudad-metrópoli. El actual presidente habla de la revolución de la motito, que esto nos ha cambiado la configuración de nuestra población rural. Todavía los datos del censo, que es una cosa que yo estuve buscando en estos días porque realmente es un tema que me interesa particularmente, no están con ese nivel de apertura, pero en el censo vamos a tener una fuente de información muy importante y actualizada de cuál es la situación de nuestra población rural y sobre todo la población rural dispersa, que requiere un esfuerzo extra del Estado. Mantenernos en el territorio es clave por cuestiones de soberanía, de producción, de preservación de nuestras culturas locales, pero para eso el Estado tiene que llegar en tiempo y forma con los servicios que tiene que llevar, desde los servicios básicos hasta lo que sucede con educación y salud.
Con los CAIF fortalecidos, ¿qué va a pasar con las escuelas de tiempo completo y de tiempo extendido? ¿El número se va a mantener o hay posibilidad de ampliarlo?
El presidente se comprometió a duplicar la cantidad de estudiantes que están en propuestas de tiempo extendido y tiempo completo. Esto tiene que ver con los cambios en las configuraciones familiares, pero además tiene que ver con una razón educativa. Para estudiar una segunda lengua, pensamiento computacional, educación física, etcétera, uno necesita más tiempo para aprender. La idea es duplicar la cantidad de estudiantes, tanto en primaria como en media. La idea es avanzar fuertemente en esto que vos planteabas de propuestas para la primera infancia, como usar el plan CAIF. Lo que vamos a necesitar es algunos pesitos y administrar esto que nos va a pasar por primera vez, que es que va a decrecer la matrícula en el sistema educativo, es decir, va a caer la cantidad de estudiantes por la reducción de natalidad. Entonces, tenemos una oportunidad linda, tenemos un acuerdo de que eso hay que hacerlo, hagamos todo lo posible para avanzar todo lo que se pueda en este quinquenio.
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