La diputada Elsa Capillera (Cabildo Abierto) está cursando su primera legislatura. En diálogo con La Mañana habló de diferentes temas de actualidad y señaló que tiene un 99% de asistencia en su trabajo parlamentario. De 153 sesiones ha concurrido a 150 y en las comisiones que integra, de 101 citaciones, concurrió a 93. Está en las comisiones de Deportes, Vivienda, Cooperativismo (de la cual es presidenta) y en Seguridad y Convivencia Ciudadana. También fue primer vicepresidente de la Cámara de Diputados.
¿Cómo empezó su carrera política y cómo llegó a Cabildo Abierto?
Empecé en el Partido Nacional y estuve 10 años en la lista de Javier García, de la cual fui una de las fundadoras. En 1995 llegué al asentamiento donde viví siempre y fui una referente barrial. Hasta el lugar llegaban algunos políticos a llevar ropa o juguetes para los niños y de esa manera quedábamos conectados. Después fui convencional del Partido Nacional con Javier García y la Lista 40. En 2018 mis vecinos, que son los que siempre me dan el apoyo, me dijeron que no era valorada dentro del Partido Nacional y que no iban a trabajar en las elecciones. En febrero de 2019, los mismos vecinos me dicen que Guido Manini Ríos podía ser candidato y que lo estarían apoyando. Entonces les dije “yo los sigo”. Esperamos y llegó una delegación de Cabildo Abierto. Me contaron de la propuesta, preguntándome si quería sumarme y tras reunirme con mis vecinos, decidimos apoyar al nuevo partido. El 3 de abril Guido Manini confirma que va a ser el candidato y el 6 de abril sale con nosotros en mi barrio, siendo la nuestra la primera agrupación que se sumó a su candidatura.
¿Cuál piensa que fue el principal problema que afectaba a los vecinos de Casavalle, su zona de influencia?
El principal problema fue la inseguridad, que nos llevó también al cambio de gobierno. Nosotros sentíamos que realmente estábamos olvidados. Porque la gente en otras zonas de la ciudad tenía cámaras de vigilancia o empresas de seguridad, aunque tampoco así se salvaban. Pero nosotros no teníamos nada. Estábamos a la deriva de todo el mundo. Si pasaba algo, llamabas y el patrullero podía aparecer, como no venir nunca. La inseguridad fue el principal problema, porque más allá de la economía, si uno está tranquilo, puede salir a trabajar. Pero si ni tan siquiera puedes dejar la casa sola, es imposible.
¿El tema seguridad en Casavalle ha mejorado desde aquel entonces?
Sin duda que lo ha hecho. No hay ningún vecino que pueda decir que no hay un cambio o que no se ve patrullaje. Y ante una denuncia la respuesta es casi inmediata. Uno antes salía y si sentías el ruido de una moto, te metías para la primera casa que encontrabas, por el miedo a que te rapiñaran. Hoy no se sale con miedo. Lamentablemente, lo que está pasando es el tema del narcotráfico. Pero en ese sentido también hubo un cambio. Antes se decía hay que buscar al pez gordo, y lo que hay que buscar es al pez chico, que te va a llevar al pez gordo. Porque al final, tres o cuatro chiquilines que venden droga y tienen las bocas de pasta base son los que cambian la realidad de todo un barrio. Por cinco o seis tenemos a más de 1000 personas de todo un barrio que son las que sufren.
Frente a la actual situación del país, ¿cómo observa que aún exista gente en situación de calle?
Ese es un problema en el que lo que se está haciendo no da el resultado deseado. Salen unos 500 a 600 presos por mes de la cárcel y la mayoría va a la calle. Se ha intentado solucionar el problema con algunas cosas como viviendas, pero hay que hacer un acompañamiento integral. Eso se hace, pero no da. El otro día, por ejemplo, estuve en el centro de Montevideo y es muy impresionante la cantidad de gente que hay en situación de calle. Y este tema tiene otro componente y es la reincidencia. El 30% que trabaja dentro de la cárcel es la que no reincide y el 70% que reincide es la que no trabaja. Creo que el trabajo dentro de la cárcel debería ser obligatorio, ya que es voluntario. También se dice que la calle está insegura, porque no están todos los que deberían en la cárcel. Pero las cárceles están llenas. Quizás habría que construir más, porque no veo otra opción.
¿Y cuál es su opinión sobre las penas alternativas?
En algunos casos sí y en otros no. Cada vez que veo una noticia, que un padre violó a su hija o un abuelo a su nieta y le dan de condena dos años y uno con libertad vigilada, es algo que no me entra en la cabeza. Esos son los casos que me impactan muchísimo.
El Gobierno está impulsando un proyecto de salud mental con más recursos. ¿Qué piensa sobre el mismo?
La verdad que es un tema sumamente importante y ojalá que simplemente rinda. En nuestros barrios, por ejemplo, para ver un psicólogo hay que ir a las seis de la mañana, una vez cada 15 días, para agarrar un número y que te atiendan dentro de tres o cuatro meses. También hay muchos lugares donde no hay psiquiatra. Se está pasando por un momento realmente relevante con la salud mental. Hoy los jóvenes no ven un horizonte, no tienen metas a corto o largo plazo. No son referencia sus padres, ni tienen una religión en que refugiarse. Yo discrepo con Beraca (ONG que atiende a chicos con problemas de adicciones de manera gratuita), pero he visto con mis propios ojos la recuperación de chiquilines. O sea, creo que se pueden recuperar los jóvenes, pero el tema está en implementar bien el dinero que se va a destinar con este fin.
¿Cómo observa la discusión política en la actualidad y qué puede pasar en la campaña política el año próximo?
Pienso que se ha hecho un buen gobierno, más allá de que a nosotros, como Cabildo, no nos han llevado muchos de los proyectos que hemos presentado. Pero con una pandemia de por medio y la sequía, considero que más de lo que se ha hecho, no sé si se puede hacer. Para mí se ha estado en concordancia, con lo que le tocó al Gobierno. Me parece que igual estamos adelantando mucho la campaña. Queda todavía un buen tiempo para seguir pensando en proyectos. Como por ejemplo lo que se votó recientemente de que no se consultará el Clearing para acceder a servicios públicos.
Y las actitudes del Frente Amplio, ¿cómo las ha observado?
La verdad es que no entiendo cómo ellos, en vez de estar pensando en propuestas para volver a conquistar a sus votantes, hacen otras cosas. Quienes los votaron o votaban, están cada día más desilusionados. Yo me recorro todos los barrios donde tenían la mayor parte de los votos. Vivo en Casavalle y realmente con cada persona que me encuentro me dicen “este no es el Frente Amplio en el que yo creí en 2005 o me inicié, ya no queda nada de eso”. Nos echaron en cara durante la discusión de la Rendición de Cuentas un montón de cosas que no hicieron cuando tenían mayoría en las Cámaras y una bonanza económica. Plantean eliminar la reforma de la seguridad social, cuando mucha gente ahora puede trabajar, aun cobrando la jubilación y antes no lo podía hacer. El Frente Amplio debería hacer un poco de autocrítica real y total para ver de qué forma va a reconquistar a sus votantes.
¿En estos cuatro años de gobierno qué cambios ha observado usted, por lo menos en lo que es su entorno?
Todo perfecto no está, porque hay gente que no tiene trabajo. Pero, por ejemplo, quedan muy poquitas ollas populares, cuando antes había muchas más. Donde no hay ningún cambio es en el tema municipal. Seguimos con las calles de tierra y las volquetas llenas, y cada vez que se inunda llegan después a limpiar. Pero las inundaciones continúan.
¿Y en su criterio qué debe hacer la Coalición para intentar reconquistar Montevideo?
Se debe ir con un candidato que le haga frente al Frente Amplio. Si vamos con un candidato débil, que lo ponemos porque lo queremos mucho, me parece que no funciona. Ahí es donde la coalición no me termina de convencer.
TE PUEDE INTERESAR: