La situación en el agro se complica. A la sequía se suma un dólar bajo y la caída de los precios internacionales de las materias primas. Sobre la visión de Cabildo Abierto frente a esta realidad, La Mañana dialogó con su líder, senador Guido Manini Ríos.
¿Cómo observa la situación del sector agropecuario hoy en día?
Es una situación compleja donde se han juntado una serie de cosas. Algunas ajenas a la mano humana y otras que son fruto de políticas que se están aplicando. Estas también se suman, se potencian y generan un combo que diría pueden llegar a ser letal, si no hacemos cambios rápidamente.
Usted señala factores que tienen relación con “ajenas a la mano humana” como la sequía, pero dentro de las políticas en general, ¿a cuáles se está refiriendo?
A la sequía y a toda la problemática climática que hubo se le agrega un atraso cambiario, que no es nuevo y ya lo hemos visto en otras oportunidades, pero está llegando a un punto extremo que no había alcanzado antes. Este atraso cambiario, además de generar todas las pérdidas que genera, fomenta la especulación. Vienen aquellos que especulan a pasar de dólares a pesos, para cobrar una tasa de interés, y después volver a dólares. Esto con el dólar planchado los lleva a realizar una ganancia rápida, con un buen margen, sin generar un solo puesto de trabajo. Esto ya lo vimos en los gobiernos frenteamplistas. Recordemos que cuando era ministro de Economía, Fernando Lorenzo dijo que el Banco Central había perdido por esa especulación US$ 5000 millones y ahora se ha capitalizado al Banco Centra en marzo de este año en US$ 1500 millones. Esto nos lleva a ver que se están aplicando políticas que son tremendamente negativas para todo el sector exportador y entre ellos el sector agropecuario.
¿Cómo observa este fenómeno de tasas de interés altas en un contexto de inflación a la baja?
Con respecto a ese punto se ha dicho en estos últimos días que ahora que se controló la inflación, se va a empezar a bajar la tasa de interés en pesos que paga el Banco Central, y con esa medida el dólar va a poder empezar a subir nuevamente. Pero este es un proceso largo que lleva como dos años. Así lo señaló el presidente del BCU, Diego Labat, en comisión del Senado el otro día. Lo que ahora vamos a ver es si en dos años siguen vivos los que tienen que estar vivos, porque de nada sirve que llegue tarde ese resultado.
¿Entonces cómo calificaría en general la situación del campo con este panorama?
Hoy por hoy, hay un combo muy embromado. Por un lado, el tema climático que generó grandes estragos en todos lados, por otro el atraso cambiario, que eso es responsabilidad del país y el otro factor son los precios internacionales que están bajando de forma significativa. La ecuación de esta manera es cada vez peor para quienes dependen del mundo de la producción.
¿Y en este entorno: qué considera que debería hacer el gobierno?
Tiene que actuar de manera proactiva y no dejar que las cosas se arreglen como puedan, porque al final los muertos van a ser demasiados. Cuando el Estado se quiso meter en distintos temas lo hizo. Vimos cómo generó de la nada un sector forestal con subsidios y beneficios dándole un impulso grande. Hoy el Estado puede priorizar el trabajo nacional si quiere. Creemos que es hora de que todos tomen conciencia de que el trabajo nacional es lo único que va a durar en el tiempo y va a permitir darle oportunidades a nuestra gente.
En las recorridas que realiza por el interior y más allá del atraso cambiario, ¿cuáles son los principales problemas que le plantean los productores?
Existe un proceso de aumento del endeudamiento y en el acceso al crédito hay complicaciones, esto también fruto del gran endeudamiento existente. Otro fenómeno es el vaciamiento del interior. A esto asistimos durante décadas y hace que cada vez haya menos gente en condiciones de trabajar en el medio rural. Es más complicado para cualquier empresario tener ese trabajador que necesita, porque hay un vaciamiento del interior. Esto es producto de las políticas que se han ido llevando adelante durante décadas. Ya no digo que cada vez haya menos mano de obra calificada, ni siquiera hay no calificada. Hay menos gente dispuesta a trabajar y esto a veces también fruto de esas políticas asistencialistas que existen. Es decir, hay una dificultad para poder tener esa fuerza de trabajo que hasta hace no muchos años no era problema, pero hoy ya lo empieza a ser.
¿Piensa que lo que ocurre en el agro pueda estar pesando dentro de la campaña política del año próximo?
Sí, puede pesar. Creo que se van dando las condicionantes para generar una reacción como hubo en el año 2018 contra las políticas frenteamplistas relacionadas al agro. El Frente Amplio hoy está trabajando para recuperar el apoyo de esos sectores. Pero hay que ver si esos sectores ya dejaron en el olvido las políticas que aplicó Frente Amplio en su momento.
También es probable que surja alguna nueva expresión, no sé si electoral o al menos de protesta, de aquellos que se ven afectados cada vez más por esta realidad del agro. No obstante, quizás es un poco temprano para ver cómo afectará esto en la campaña electoral, pero indudablemente cada vez más va a haber un sentimiento de disconformidad con el apoyo que se está requiriendo desde hace mucho. Mientras como se dice vulgarmente las vacas fueron gordas porque había buenos precios y buen clima, no se tomaba en consideración, por ejemplo, el tema del atraso cambiario. Pero cuando la gente empieza a ser crítica, puede terminar generando un voto castigo.
¿Y cómo se planta Cabildo Abierto frente a esta realidad?
Nosotros somos coherentes con lo que decíamos en 2019 con respecto al apoyo al trabajo nacional. Lo seguimos diciendo hoy en el 2023 y lo diremos en la campaña de 2024 nuevamente. Acá nunca se priorizó, como hay que priorizar, al trabajo nacional. Siempre la prioridad la tuvieron los inversionistas que venían de afuera, que pedían mil beneficios, concesiones y exoneraciones que se les concedió siempre, demostrando que sin eso no era viable la inversión en el Uruguay. Por lo tanto, se demuestra que, sin esos beneficios, tampoco es redituable para el propio trabajador nacional seguir adelante. Eso hay que entenderlo así y es hora de aplicar políticas que cambien esa ecuación.
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