En un taller para periodistas y formadores de opinión, el presidente de Ancap, Alejandro Stipanicic, presentó los resultados de la empresa. Estuvo acompañado por los directores Diego Durand, Richard Charamelo, José Alonso y Vicente Iglesias, además del gerente Ignacio Horvath.
El martes 11 Ancap presentó los resultados económicos de 2022 que cerraron el año con US$ 163 millones de ganancia, la cual se logró a pesar de resignar US$ 236 millones por la venta de combustibles por debajo del precio de paridad de importación.
En un documento elaborado por las autoridades de Ancap se expone un “resumen ejecutivo” que detalla que “el resultado económico de Ancap en 2022 muestra equilibrio en el mercado monopólico” con US$ 10 millones de pérdida y una facturación de más de US$ 4.000 millones. Pero “el Grupo Ancap en conjunto” ganó US$ 163 millones gracias a los negocios no monopólicos con un dividendo de US$ 97 millones y US$ 14 millones de otras empresas del Grupo entre las que se destaca Ducsa (Distribuidora Uruguaya de Combustibles SA) con US$ 29,5 millones.
Además, se incluye en el Grupo Ancap US$ 53 millones por la apreciación de peso, ganancias de US$ 25 millones por ventas a UTE, resultados por cobertura monetaria de US$ 10 millones, y el impuesto a la renta por -US$ 36 millones.
Se señala también que en 2022 se dio que por primera vez “la brecha de gasoil (US$ 92 millones) supera al subsidio del supergás (US$ 87 millones). Desde el invierno pasado comenzó el subsidio focalizado del supergás, que en 2022 representó una erogación de US$ 5,3 millones aportado por Rentas Generales. A partir de enero 2023, el subsidio está a cargo de Ancap y en los tres primeros meses del año sumó US$ 3,2 millones”.
“Considerando la última década con precios al público a valor constante, similares o inferiores, en los últimos años ANCAP genera más valor”, resume el documento.
En cuanto a las operaciones de cemento y cal, estas arrojaron “una pérdida de casi US$ 25 millones, como consecuencia de la caída en la participación de mercado y la baja de precios locales”; lo que “se suma al ajuste contable por deterioro de activos por otros US$ 17 millones, básicamente producto de la incertidumbre sobre el negocio de la cal en el futuro”.
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