La misión de la ONU en el Congo, denominada Monusco, se inició hace más de dos décadas y Uruguay viene participando activamente de ella con unos ochocientos integrantes de las Fuerzas Armadas.
La Mañana dialogó con el coronel Pedro Gómez, quien estuvo catorce meses en la zona encabezando la misión uruguaya y recientemente retornó al país. El militar relató la situación en el Congo y los desafíos frente al fin de la misión, previsto para fin de año.
¿Dónde se ubica la misión uruguaya en el Congo?
La misión está ubicada en la región este de la República Democrática del Congo y hasta el 31 de marzo ocupa tres provincias: la provincia de Itury, al norte, que es fronteriza con Sudán del Sur, República Centroafricana y Uganda; la provincia de Kivu del Norte, que limita con Uganda y Ruanda, y la provincia de Kivu del Sur, que limita con Ruanda y Burundi, pero en esta última se va a cerrar la misión en el proceso de transición el 31 de marzo. Posteriormente, hasta el 22 de diciembre, se va a continuar la misión en Itury y Kivu del Norte.
¿Cuántos efectivos están desplazados?
Hay 16,500 efectivos de 52 organizaciones distintas, que se van a reducir al 31 de marzo a 13.500 efectivos. Uruguay no se va a ver afectado. Van a quedar los 750 del Batallón Uruguay más catorce cargos individuales de oficiales de Estado Mayor y observadores militares. Uruguay, en mayo de 2023, desafectó una unidad potabilizadora de agua de veinte efectivos y ahora en diciembre desafectó la unidad de aviación de la Fuerza Aérea de 45 efectivos. Solamente quedaron diez para realizar tareas logísticas de repatriación de equipos.
¿Cuál es el objetivo de la misión de las tropas uruguayas?
Como dice el nombre de la misión de las Naciones Unidas, es para la estabilización de la República Democrática del Congo. Incluye tres tareas principales. Primera, la protección de los civiles ante la presencia de grupos armados de cualquier origen; segunda, neutralización de grupos armados de origen extranjero y en tercer lugar apoyo a las fuerzas de seguridad, ya sean fuerzas militares o policiales de la República Democrática del Congo.
Recientemente, se celebraron elecciones en el Congo y la ONU tiene un cronograma de retiro, pero la situación sigue siendo delicada e inclusive hubo ataques armados. ¿Cómo es la situación que ustedes vivieron en este contexto?
Hubo elecciones y se realizaron de acuerdo con lo previsto. Fue reelecto el presidente Tshisekedi. Las Naciones Unidas en las provincias que está desplegada tuvo un rol de seguridad únicamente, sin brindar apoyo logístico. En provincias en las que nosotros estamos, la presencia de grupos armados es constante. Son tres provincias que están intervenidas desde 2021 por un gobierno provisorio, es decir, autoridades militares. Si bien se realizaron las elecciones para elegir a las autoridades democráticas, todavía no se han instalado en sus cargos debido a la situación de inseguridad. Nosotros en la provincia de Kivu del Norte, en nuestra ciudad base principal, tenemos unos cien efectivos en una posición defensiva y estamos en estado de alarma.
¿Se han registrado incidentes armados con las tropas uruguayas?
Hasta el momento no ha existido un ataque directo. Durante los catorce meses que pasamos allá, mientras patrullamos y nos desplazamos por diferentes partes del área de misión, tuvimos encuentros con distintos grados de intensidad. Pero afortunadamente hemos podido hacer lo primero que hacen los pacificadores, que es negociar basándonos en el diálogo con los grupos que nos enfrentaron. A su vez, tener la autoridad suficiente para proseguir con nuestra misión, cuando eran casos de apoyos humanitarios, escoltas de convoy o cumplimiento de misiones de investigación o de reconocimiento, que es ir a buscar información sobre el terreno sobre la presencia de estos grupos hostiles.
¿De dónde provienen esos grupos hostiles?
Hay de todo tipo. En los de origen extranjeros está ADF, asociado al ISIS (Estados Islámico). Es de origen ugandés, pero recluta en toda la zona y tienen musulmanes fundamentalistas de origen congolés. También encontramos al FDRL, que fueron los de la etnia hutu que causaron el genocidio en Ruanda. Estos tienen una zona bajo su control, cercana a la ciudad de Goma, limítrofe con Ruanda. Están ahí apoyados desde la diáspora. También hay grupos banyamulenges. Estos son de un origen subétnico de tutsis que han nacido en el Congo y que se enfrentan a las autoridades por diferencias políticas, militares e inclusive étnicas, ya que quieren tener una representación en el gobierno.
Pero asimismo hay grupos locales. Hay muchos Mai Mai, una especie de grupos de autodefensa de las tribus. Es una organización muy tribal, con un jefe local. Se arman y se enfrentan a quien sea. Para llevar adelante sus negocios irregulares o ilegales se enfrentan a las tropas del Congo o la Policía Nacional y para tener dominio de la producción irregular de minas se enfrentan a otros grupos armados o a otros Mai Mai. Por último, hay en algunas regiones como en la provincia de Itury un enfrentamiento entre dos etnias: los lendu y los etma, que son unos agricultores y otros ganaderos, entonces se pelean por una cuestión de territorio.
A todo esto debemos agregarles los mercenarios y “señores de la guerra”, que no tienen una organización estable o un fin político, pero que se dedican a todo tipo de contrabando, ya sea de personas, armas o de minerales.
¿Las tropas uruguayas en algún momento sintieron que estaban en peligro por un probable enfrentamiento con los grupos que usted menciona?
En general uno sabe que está en un área de conflicto y que hay grupos armados. Estos conocen cuál es nuestra misión y para eso tenemos reglas de enfrentamiento para el uso de la fuerza, reglas muy claras para escalar la violencia si la población común es agredida o si la propia Naciones Unidas o su infraestructura es agredida. Cuando una va a Congo, no lo hace siendo ajeno a que quizás tenga que usar la fuerza y entrar en acción. Pero no existe un ataque a Uruguay como país. Cuando se produce es a las fuerzas de Naciones Unidas, por estar defendiendo determinados objetivos como un puente, una base o una localidad. Si los atacantes quieren ingresar a una base, las fuerzas de Naciones Unidas se van a defender. También si queremos mantener la libertad de movimiento en rutas nacionales. Eso existió y existe la posibilidad latente. Hay una alerta constante. Y también por parte de algunos grupos políticos congoleses que ven frustrados sus intereses, hay un sentimiento anti-Monusco y culpan a la misión de haber cometido errores. Tanto es así que en ciertos lugares salimos a transitar las calles y nos apedrean.
La ONU plantea la retirada, ¿qué puede pasar desde un punto de vista militar con todos estos intereses en juego por distintas facciones?
Primero está el proceso político de estabilización. El Congo es un país de extensión similar a lo que es toda Europa del Este. La misión de la ONU en su origen, veintitrés años atrás, cuando se desplegó el primer contingente de Uruguay, ocupada todo el país. Ahora la misión está ocupando solamente tres provincias, que vendría a ser la extensión de medio Uruguay. O sea, que se están logrando los objetivos en estos más de veinte años de la estabilización. Los grupos que antes dominaban todo el país fueron desplazados por las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo y por la Policía Nacional. Eso es lo que se llama un proceso de estabilización, de reformulación de las fuerzas del orden del país. Políticamente, se establecieron las instituciones. El Estado está llegando, hay inversión en infraestructura, hay educación, comercio estable. Yo estuve tres veces. En 2007, 2012 y ahora. Y se notan los cambios, en la infraestructura, en las ciudades, en las comunicaciones y en el comercio. Son muchísimas cosas positivas. Eso desde un punto de vista político. En la parte diplomática, el gobierno del Congo integra la Unión Africana, otras asociaciones regionales y es reconocido y tiene ciertos liderazgos dentro de la región.
Estratégicamente, la misión es la estabilización y la protección de los civiles. Si no se cumple la estabilización, el país estaría necesitando una mayor permanencia de la ONU. Pero el proceso ha indicado que se puede ir haciendo una transición. Y la protección de los civiles, con 13.500 efectivos que van a quedar hasta fin de este año, se cree que es suficiente. Esto porque las Fuerzas Armadas de Congo y la Policía Nacional están reclutando efectivos y ocupando los lugares. Aquí hay una especie de relevo. Las bases y las regiones que recientemente estaban a cargo de la Monusco, están siendo entregadas a los efectivos de las Fuerzas Armadas del Congo y ellos están tomando la responsabilidad de la protección de civiles, que es su responsabilidad primordial y la soberanía y la defensa de su país.
También se ha visto el apoyo de los militares uruguayos en el área civil. ¿Cuál es el involucramiento de las fuerzas dentro de la sociedad?
Nosotros tenemos una capacidad limitada en lo que se denomina apoyo humanitario, y lo damos con seguridad a las agencias humanitarias de ONU, como Unicef y Acnur. Después hay actividades puntuales de apoyo a la sociedad civil que son de corto y mediano impacto. Por ejemplo, construir una cocina para un orfanato es un proyecto de impacto y es de corto plazo. Después tenemos otros como el apoyo con agua potable a orfanatos e instituciones educativas en la ciudad de Goma y se llegaba a tres mil niños. También en la ciudad de Goma, que tiene tres millones de habitantes, hay dieciséis centros de lenguas en los cuales se encuentra la enseñanza del castellano y abarca a seis mil jóvenes de diferentes edades. Antes de la partida de nuestra misión, se hizo una campaña en Uruguay para juntar ochocientos libros, o sea uno por cada integrante del contingente. Donamos a esas instituciones y llegamos con la cultura de nuestros autores nacionales y con nuestra lengua a ayudar, porque entendemos que la educación sigue siendo el mejor elemento para la promoción social, porque abre oportunidades laborales y culturales a las personas para desarrollarse en otros ámbitos. También surgió el apoyo al deporte. Hay una asociación que se dedica al fútbol que llega a unos diez mil jóvenes en el área metropolitana de Goma. Ahí organizamos también una campaña de donación de nuestros compatriotas de implementos para el fútbol que le llamamos “Un gol para la paz” y recolectamos para donar zapatos de fútbol usados y nuevos y otros materiales. El jugador de la selección campeona del mundo sub-20, Nicolás Siri nos donó sus zapatos de fútbol. También tuvimos como donación camisetas de instituciones del interior como el club Convento o el Cerro Largo, y Peñarol y Nacional, entre otros clubes. También se acercó gente común con donaciones. Y en Goma seleccionamos para la entrega de estas donaciones a cinco clubes de distintos barrios de Goma y también a un club de fútbol femenino. También recuperamos algunos contenedores que estaban para ser destruidos y los transformamos en vestuarios para un estadio, que casualmente tiene un nombre muy peculiar, Estadio La Unidad. Con eso llegamos a jóvenes que están buscando estar lejos de los grupos armados, aspiran a una vida sana y tener una oportunidad de progresar a través del deporte.
Las tropas uruguayas se tendrían que retirar en diciembre y la duda que surge es cómo queda toda esa población.
Las tropas se van, pero quedan las agencias internacionales, ya sean de ONU o de las ONG. Quedan en el país con la seguridad que le va a proveer, y ya lo está haciendo, la Policía Nacional congoleña y las Fuerzas Armadas. Tampoco se va el Alto Comisionado de ONU para los Refugiados, Unicef, Médicos sin Fronteras o Aviación sin Fronteras, por nombrar a algunas. Los proyectos de corto y largo impacto que nosotros realizamos van a ser absorbidos por otros.
¿La retirada de las tropas uruguayas es algo que ya está resuelto, visto que sigue la situación de inestabilidad?
Hay un mandato vigente que se votó en la Asamblea General de ONU, que tiene su horizonte como cada mandato de misión por un año. En este caso tiene la particularidad de la transición que se va a evaluar en junio, con la salida de tres mil efectivos de Pakistán.
Con la salida de estos efectivos y la entrada de las Fuerzas Armadas y la Policía del Congo, ¿cómo seguir? En un momento de campaña política en las elecciones de Congo, había un movimiento muy importante que quería terminar la misión. Pero como nosotros sabemos, el ambiente del teatro operaciones es muy volátil, incierto, cambiante y ambiguo, por lo cual puede haber modificaciones. Naciones Unidas está expectante. No hay tampoco una salida como la de Mali. En Mali el gobierno les dio un ultimátum a Naciones Unidas y una fecha de salida en seis meses La ONU no pudo logísticamente abandonar el país en seis meses, pero a los seis meses del plazo que puso el gobierno, cesó las operaciones.
Puede ser de que existan en Congo restricciones en las rutas para poder mover toda la infraestructura que está desplegada. O sea que se requiera que se construya primero la ruta, después se saque el material hacia las ciudades y de esa manera sacarlo del país. Hay 52 organizaciones con infinidad de materiales. Por ejemplo, Uruguay tiene 150 vehículos y más de 380 contenedores. Entonces imagínense el movimiento logístico para sacar todos eso. Esa es la razón por la cual quedó abierta una evaluación del cronograma de retiro.
¿Es posible que se cumpla el cronograma?
Eso lo determinará el terreno, pero también es posible que la propia capacidad logística o la condición del teatro de operaciones obliga a que se renueve el mandato. Todo es muy ambiguo y es un periodo de transición y por lo cual nada es definitivo. Es una cuestión de la política y de la situación de seguridad del área.
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