El combate a la delincuencia nunca fue una tarea sencilla.
El 18 de diciembre se celebra el Día de la Policía Nacional que este año celebra el 195° aniversario. La fecha es oportuna para poner en la reflexión nacional el valor de una profesión que pocas veces es reconocida y valorada en su total dimensión, considerando que en los últimos años el incremento de la delincuencia y de la violencia delictiva se traduce en mayor riesgo para quienes forman parte del instituto policial.
La Policía Nacional fue establecida el 18 de diciembre de 1829 por la Asamblea General Constituyente y Legislativa del Estado, que creó el cargo de Jefe Político departamental, siendo el primer jefe político y de policía en todo el territorio nacional el coronel Ignacio Oribe.
El año anterior, con la Convención de Paz de 1828, se había consagrado el reconocimiento internacional del país como nación independiente, lo que generó la necesidad de dar al Estado los instrumentos necesarios para su correcto funcionamiento, siendo la Policía Nacional uno de ellos, y de importancia no menor.
Los historiadores describen aquellos años como un período en el que era necesario garantizar el correcto desempeño de la nueva administración, para lo cual mantener el orden e imponerlo como condición necesaria era una función indispensable.
La Policía Nacional comenzó entonces a dar sus primeros pasos en esa importante función de llegar al mejor relacionamiento entre los ciudadanos, y desde entonces ha acompañado el proceso que con el paso de los años nos ha llevado hasta el presente.
En estos tiempos, el objetivo de mantener el orden continúa vigente y sigue siendo la tarea fundamental que debe desempeñar, pero los desafíos han cambiado con una delincuencia sofisticada, inteligente y poderosa, con acceso a estrategias, armas y tecnologías que complejizan toda tarea preventiva y represiva, exigiendo capacitaciones permanentes.
Pero no solo la delincuencia ha evolucionado. Lamentablemente la sociedad transita desde hace años un proceso de deterioro, confundiendo valores que se traducen en conductas que tocan o traspasan los límites de lo que está bien y lo que está mal.
Uruguay necesita una Policía cuya formación y preparación acompañe esos cambios profundos, para conocerlos, entenderlos y actuar en consecuencia, brindando seguridad y tranquilidad a la inmensa mayoría de la población que a pesar de ser mayoría también es rehén de la estrategia del miedo que los delincuentes imponen en los barrios.
Hoy es un día de reconocimiento a quienes hacen de la Policía un medio de vida, pero también una vocación de servicio, arriesgándolo todo, en la protección de una sociedad que no siempre los valora.
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