Los socialcristianos se aprontan en el Parlamento a dar un duro enfrentamiento al proyecto de ley sobre suicidio “médicamente asistido” presentado por el diputado colorado Ope Paquet. La Mañana dialogó con Aldo Lamorte, senador suplente del Partido Nacional por la Unión Cívica, quien habló sobre este y otros temas, como su actual trabajo parlamentario.
¿Cómo se encuentra trabajando la Unión Cívica a nivel del Parlamento?
Hemos presentado recientemente un proyecto de ley sobre simplificación de trámites a nivel del Estado. O sea, que no haya que recurrir a documentación para presentar ante el Estado, que emana del propio Estado. Estos organismos deberían interoperar, generando esa información, sin que el ciudadano tenga que estar peregrinando de una oficina a otra, como si fuera coleccionado papelitos para después llevarlo a otro lugar. Simplemente, eso no sirve para nada. Si es un tema de dinero, que se cobre, pero que no se tengan que andar buscando papeles de un lado para el otro.
También esto ayudaría a ordenarnos en la importancia de esos documentos. Por ejemplo, el certificado de nacimiento dura 30 días. Se solicita a cada rato y parece algo absurdo estar certificando cada 30 días de que uno nació. Habría que ver entonces si todo esto sirve para algo. Lo cierto es que se recoge en todos lados mucha información que el Estado no usa, cayendo en un archivo que sirve únicamente para trámites. Esto no genera ningún beneficio en la sociedad.
¿Cómo ve los roles de los funcionarios públicos en una sociedad cada vez más digitalizada?
Está bien la generación de trabajo, pero no necesariamente a través de la burocracia. Lo que se debe hacer es encauzar esa burocracia para que termine siendo algo beneficioso. Por supuesto que esta nueva realidad de lo digital genera miedos. Es normal que el empleado público cuide su lugar, pero debemos focalizar en que realice una función positiva. Lamentablemente, la realidad muestra que hay muchos puestos en el Estado que forman parte de eso, o sea del trámite por el trámite mismo. Y esto es cada vez peor porque se les ocurre exigir más papeles que están en la propia órbita del Estado.
Lo vemos, por ejemplo, con el control del origen de los fondos en el que se trata a todos los ciudadanos como narcotraficantes. La realidad muestra que todo ese manejo de información no ha servido para agarrar a una sola persona. Solamente hay cinco o seis apercibimientos a empresas o llamados de atención, pero no ha servido absolutamente para nada y tratamos igual a todo el mundo, hasta a quien va a depositar US$ 1000 en el banco.
Dentro de los temas estudio parlamentario se encuentra el proyecto de ley de eutanasia. ¿Qué posición tiene su partido tiene al respecto?
Como socialcristianos, la defensa de la vida es una de nuestras banderas. Cuando el diputado Ope Pasquet planteó este tema, creamos un grupo, junto al diputado nacionalista Rodrigo Goñi, que se llama Prudencia Uruguay, porque mediante este proyecto se plantea que una solución es la muerte. Consideramos que una persona que está en una situación compleja hay que acompañarla y ayudarla a vivir y no a morir. Por lo tanto, estamos totalmente en contra de este planteo y sí en ver cómo en sociedad apoyamos a la familia de una persona que pasa por una difícil circunstancia. Y si esa familia no está, se precisa la presencia del Estado que pueda acompañar a quien necesite cuidados paliativos, no para ayudarlo a tomar una decisión que implica el seguir o no viviendo.
¿Cuál piensa que puede llegar a ser el trámite de un proyecto tan polémico?
A nivel parlamentario hay una gran división en este tema. Hemos pedido que el Colegio Médico que se expida y a otras instituciones que den su aporte y experiencia, ya que hay gente que vive estas situaciones límites todos los días en hospitales o residenciales. La discusión que plantea el diputado Pasquet es de la libertad de poder tomar la decisión de morir, que es un tema filosófico. Nuestro concepto es que entre todos debemos estar apoyándonos y no dejar una decisión de este tipo a una persona que justamente está en una situación muy compleja y que está sufriendo. Por lo tanto, no está en la mejor condición para poder tomar una decisión de ese tipo, porque son momentos de dolor y muchas veces de no tener contacto con la realidad.
Sabemos que todos tenemos que enfrentar la realidad de morir, pero no solos y no tomando una decisión enmarcada en que molestamos a los demás y que no tiene valor la vida, siendo lo mejor morir y que otro lo mate. Esa no es la solución y, por lo tanto, seguiremos trabajando en favor de la vida.
¿Este tipo de proyectos o iniciativas pueden formar parte de una nueva agenda global?
Hay que admitir que existe un trabajo internacional. Llama la atención que este tipo de proyectos salgan a la vez por todos lados en el mundo. No puedo aseverar que sea un plan, pero se debe admitir que hay coincidencias. Con este tipo de iniciativas se saca a la familia y se deja al Estado para que tome las decisiones. El hombre queda en soledad y es el Estado el que dice qué hacer y qué decisión tomar. Frente a esto y con nuestro pensamiento socialcristiano debemos llevar adelante entonces la idea de seguir buscando la dignidad de la persona y no ese aislamiento en el que el Estado sustituye lo humano.
¿Cuál es su experiencia como representante en el Parlamento italiano?
Fui electo por Uruguay como integrante del consejo de italianos en el mundo. Son más de seis millones y medio de personas que tienen esa representatividad y ahí podemos hablar directamente con ministros, senadores o diputados italianos. De esta manera se toman las decisiones de cómo apoyar a los italianos que están por todo el planeta.
¿Qué opinión le merece el reclamo que surge cada tanto, que los uruguayos en el exterior puedan votar en las elecciones nacionales?
Lo de Italia es un buen ejemplo. No se vota dentro de la elección nacional. Se elige un diputado o un senador por la circunscripción, en este caso por América Latina. Nosotros para la región tenemos dos senadores y tres diputados. Pero no son de Milán o Roma. Son de América Latina y representan esa realidad. De esta manera, quienes estamos en el exterior no tenemos una injerencia en quienes salen electos en Roma o Nápoles. Por ese lado, podría ser una buena experiencia, o sea, que los uruguayos en el mundo puedan dar su visión dentro de Uruguay, con sus representantes, sin tener una incidencia tan directa en los temas internos.
¿Cómo es la política italiana comparada con la uruguaya?
Hay un abordaje distinto en lo que tiene que ver al manejo. Es un régimen presidencial y de primer ministro, en el que el presidente está por encima de los partidos y el primer ministro es quien hace la función del Ejecutivo. Esto lleva a una tensión permanente, porque el primer ministro debe tener el apoyo de los partidos y esto hace que se constituyan permanentemente coaliciones. En ese marco, con el Movimiento Asociativo de Italianos en el Mundo logramos tener un puesto en el Ejecutivo, que es la subsecretaria del Ministerio de Relaciones Exteriores. Eso nos permitió avanzar en una de las metas que teníamos acá en Uruguay, que era volver a abrir una sede para el consulado. Pronto vamos a inaugurar esa nueva sede de 750 metros cuadrados para la atención de los italianos en Uruguay. De esa manera tendremos un consulado acorde y digno. Esto es histórico para nuestro país o sea tener un edificio para la atención consular.
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