El presidente de la Federación Uruguaya de Empleados del Comercio y Servicios (Fuecys) -tercer sindicato con más afiliados del país- conversó con La Mañana sobre la situación del empleo, la importancia de recuperar el salario y el impacto de las reestructuras empresariales. Riverón manifestó su preocupación por la concentración y extranjerización en supermercados.
¿Cómo ha repercutido la pandemia en los distintos sectores del comercio?
El comercio ha tenido claramente una baja enorme, el consumo en términos generales bajó cercano al 14% en el último año. Nosotros creemos que es una situación de doble impacto. Tiene que ver con una situación sanitaria que hace que mucha gente salga menos, y tiene que ver, evidentemente, con la pérdida de capacidad de consumo de las familias.
Algunos sectores han tenido un pico. Se vio que hubo un aumento de la venta por internet, pero eso no logra compensar la caída que hoy se tiene en los locales. El sector tiendas tiene casi el 40%, al día de hoy, en seguro de paro, en sus diferentes modalidades: seguro de paro total y seguro de paro parcial.
En los supermercados no hubo prácticamente trabajadores enviados a seguro de paro, pero previo a la pandemia, tenemos estipulado que más o menos se perdieron unos 4000 puestos de trabajo en dos años.
Esa pérdida, ¿en cuánto se debió a la automatización del trabajo?
El grueso de ese empleo no se perdió por la automatización, se perdió porque las empresas fueron solo reduciendo las plantillas. Trabajador o trabajadora que se iba de la empresa eran puestos que no eran sustituidos, y automáticamente las plantillas empezaron a achicarse hasta llegar a este número. Es muy poco lo que ha crecido el desempleo producto de la automatización.
Nosotros tenemos una ventaja, porque en medio de toda esta situación tenemos un proyecto -que finalizó sobre fines del año pasado- elaborado por el Inefop, donde el centro de ese estudio es el impacto en el mundo del trabajo de la tecnología. El proyecto presenta como una hoja de ruta de posibles alternativas de lo que tiene que ver con la recalificación de los trabajadores y las trabajadoras, para que puedan seguir participando de su trabajo, solo que con la capacitación necesaria en virtud de la incorporación de tecnología de las diferentes empresas.
Pero no hubo un gran desplazamiento. Nosotros presumimos que tampoco lo va a haber, porque lo de la pandemia creo que profundizó esa situación. La tecnología, en términos generales, es cara, entonces las empresas instaladas en Uruguay hacen la evaluación de ver si con la tecnología tienen la capacidad de recuperar la inversión en el corto plazo, si no termina siendo siempre más barata la mano de obra, y eso es lo que ha hecho la diferencia de que la tecnología no se haya metido con fuerza a desplazar mano de obra. Hubo algunas situaciones de planes piloto de diferentes empresas, de incorporar cajas inteligentes, pero ahí, donde se desplaza verdaderamente la mano de obra, no ha avanzado mucho.
¿Cómo fue la situación de la reestructura de Chic Parisien?
Es donde tuvimos la reestructura más dura. Fueron despedidas 180 trabajadoras y la empresa nunca puso arriba de la mesa la posibilidad de negociar. La situación de la reducción ahí obedeció a varias situaciones. La empresa, a nuestro entender, en los últimos años había tenido una explosión muy grande, con negocios en varios países de la región. Pero como contrapartida pasó que el sector del retail en los últimos años comenzó a tener mucha más competencia de la que tenía antes. Parisien venía acostumbrada a tener casi que un mercado cautivo, por decirlo de alguna manera, donde era la única marca que competía en ese segmento de ropa, con ese segmento de público. Pero la aparición de otras marcas comenzó a dificultar porque empezó a competir con multinacionales, y por más grande que sea la empresa en Uruguay difícilmente tenga la espalda para sostener una competencia de estas características.
¿Cómo impacta en el mercado local la concentración de multinacionales?
A nosotros ese tema nos preocupa y nos ha intentado ocupar, pero nunca hemos encontrado oídos receptores; ni en el gobierno anterior, ni en este gobierno. En Cambadu hemos encontrado zonas comunes para hacer planteos, pero les ha pasado lo mismo que a nosotros. No han encontrado eco en los planteos.
Lo concreto es que la concentración en Uruguay se viene dando desde hace muchos años. Por ejemplo, el sector supermercadismo ha variado rotundamente, y es claro que hoy está yendo hacia manos extranjeras. Ese puede ser un primer foco de peligro, sobre todo en un país como el nuestro, que el sustento empresarial del Uruguay sigue siendo el de la pequeña y mediana empresa.
Lo segundo tiene que ver con que las grandes empresas terminan modificando lo que tiene que ver con la situación de los precios. Porque tienen forma de presionar a los proveedores y hacerlos vender a determinados precios, e inclusive la situación de trasladar los productos a determinados precios al consumidor. A través de eso, se puede dar la situación de terminar manejando qué tipos de productos la sociedad uruguaya termina consumiendo y cuáles no.
La producción nacional termina entrando a estas bocas de salidas al precio que les terminan marcando estas grandes cadenas. Es casi imposible que puedas plantearles alguna condición a la hora de la fijación de precios. Estamos hablando de empresas que sus niveles de ganancia anuales superan el PBI de Uruguay, imagínatelos negociando con un pequeño productor nacional.
¿Qué expectativas tiene Fuecys para el próximo Consejo de Salarios?
Nuestra expectativa para esta ronda de Consejo de Salarios es, primero que nada, ver si tenemos condiciones para centrar la discusión en lo que tiene que ver con el empleo. No vamos a entrar en esa falsa dicotomía que siempre se instala entre empleo y salario. Creemos que no existe esa dicotomía, creemos que hay que prestarle la atención necesaria al empleo, que hasta acá no hemos podido lograr.
Fuimos de los primeros que salimos a impulsar los ámbitos tripartitos. Sentarse a hacer un análisis, sector por sector, de la situación del empleo, y que a su vez desde ahí se generaran políticas efectivas de generación de empleo. Eso hasta acá nunca funcionó. El gobierno anterior nunca puso el tema arriba de la mesa con énfasis, y este Ministerio de Trabajo, había dicho que podía ser una vía posible, pero que producto de la pandemia esa situación era difícil de instalarla.
Creemos que el Consejo de Salarios tiene que fijar ámbitos que se dediquen pura y exclusivamente a ver la situación del empleo, porque según los propios organismos internacionales vamos a dos o tres años de cifras de dos dígitos de lo que tiene que ver con el desempleo. Eso para Uruguay es extremadamente grave.
También creemos que sería una muy buena medida que el salario perdido a partir del 1° de julio aparezca recuperándose. Por los menos, plantearnos que arranquemos el 1° de julio a foja cero. Porque eso, automáticamente, hace que el mercado interno reviva, porque el grueso de la masa trabajadora su salario lo gasta en comida o en vestimenta, y eso hace que el mercado interno reviva de un día para el otro y, a la vez, termina generando empleo. Es la mejor política de empleo que tiene este país, por sus dimensiones.
La crisis del 2008 en Uruguay pasó de largo prácticamente con situaciones como esta, no estamos inventando nada que en Uruguay no se haya experimentado. Estamos diciendo que para nosotros esa ha sido la política más acertada, porque si no la segunda política posible es lo que tiene que ver con la obra pública, pero eso siempre parece un camino un poco más largo que la situación de reflotar el mercado interno rápidamente, con una situación donde el grueso de los trabajadores y las trabajadoras recuperen lo perdido hasta acá.
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