Llegó a Uruguay como embajador en 2006, durante la administración Bush. ¿Cómo fue su arribo?
Fui muy bien recibido por la gente de la Embajada. Recuerdo que hubo un artículo en una revista que decía que EEUU había enviado a un “tiburón de Wall Street” (risas). Y luego hubo otro periódico que me hizo sonreír y tituló diciendo “¿qué hay detrás de esos cien dientes?”.
Como creo que los humanos son reacios a cambiar de opinión, entonces en lugar de tratar de cambiar lo que otras personas piensan, yo trato de encontrar lo que tenemos en común. Y pudimos alcanzar algunos buenos acuerdos. Hay que pensar que ahora en EEUU se están consumiendo arándanos uruguayos y también cordero deshuesado, mientras que en Uruguay se comen nuestros pavos.
Además, mi esposa Kathy y yo fuimos a todas partes en este país y estoy seguro que probablemente hemos estado en más lugares de Uruguay que muchos uruguayos. Y así, para fines del siguiente año la misma revista que me llamó “tiburón de Wall Street” me nombró uno de los hombres del año.
Los uruguayos nos resultaron adorables. Pudieron ver lo que hicimos y que queríamos ayudarles. Fue simplemente maravilloso. Recuerdo que la Armada de los EEUU instaló un hospital en La Teja y en todos los periódicos se hablaba de una “conspiración”. Pero solo un año y medio después pudimos compartir momentos muy lindos con las madres embarazadas.
Luego, la escuela de tiempo completo de Toledo Chico pasó a llevar el nombre de Benjamin Franklin. Yo estuve allí y la directora afirmó: “No debería decir esto aquí, pero el embajador Baxter fue una de las mejores cosas que le han sucedido a Uruguay”. Y hubo un gran aplauso a continuación.
¿Cómo fue su relación con el gobierno de izquierda?
Mi mejor contacto fue Gonzalo Fernández. Realmente tuvimos un sentido de cooperación. Tengo la sensación de que, en general, en lo más alto, hubo mucho pragmatismo.
¿Y por qué fracasó el Tratado de Libre Comercio con los EEUU?
Creo que fue una idea cuyo tiempo llegó y se fue. Fue cuando el presidente Vázquez viajó a Washington a principios de su mandato. Entonces el presidente Bush le dijo “si alguna vez quieres un acuerdo de libre comercio, avísanos”. Algún tiempo después la química ya no estaba allí. Fue desafortunado. Creo que el presidente Vázquez mostró mucho coraje al mencionar esa posibilidad. Y luego, cuando no funcionó, aceptó toda la responsabilidad.
¿Tuvo EEUU alguna responsabilidad en este fracaso?
Diré simplemente que falló.
Cuénteme sobre la visita de Bush a Uruguay. Usted fue un testigo privilegiado.
El presidente Bush, su señora Laura, Condoleeza Rice y el jefe de gabinete estaban realizando una gira por Brasil y si no me equivoco luego a Colombia. En Brasil tuvieron una muy buena reunión con el gobierno, pero había gente enojada que salió a protestar.
Cuando íbamos junto a George W. Bush en el Air Force One hacia Uruguay, no sé lo que realmente estaba pensando, pero simplemente me miró y dijo: “¿Tengo que pasar por esto otra vez?”. Sin embargo, cuando entramos por la Rambla no había más que gente aplaudiendo y agradeciendo, sobre todo por lo que los EEUU hicieron en 2002. Cuando llegamos al hotel, Bush dijo que solo una persona “le levantó el dedo”, algo que “nunca sucedería en los Estados Unidos” (risas).
Al día siguiente volamos a Anchorena. Nadie sabe exactamente lo que hablaron Vázquez y Bush, pero casi todo lo importante se dijo al inicio al ingresar en la sala, cuando fueron caminando solos. La persona que donó la estancia de Anchorena a Uruguay fue un cazador y por tanto en el salón principal de la estancia había cabezas de varios animales que él mismo había matado. Cuando el presidente Bush entró y levantó la vista me dijo: “mire, igual que en nuestro Congreso” (risas).
Hubo una muy buena relación entre las dos partes. Alguien dijo que entre el presidente de Texas y el de La Teja tenían mucho en común. En algún momento Condoleezza Rice llegó a decir que si tuviera que exiliarse elegiría venir a Uruguay.
Usted regresó algunos años luego y trabajó estrechamente con la bolsa de valores de nuestro país. ¿Qué oportunidades y dificultades encontró?
Vi el tremendo recurso que tenía el país con los empresarios, en particular en los sectores del software y la tecnología agrícola. Pero los mercados de capitales eran muy pequeños. Y yo hablé a menudo diciendo que necesitamos buenos mercados de capitales.
Conocí a Pablo Sitjar y hablamos sobre eso y luego con Mario Bergara, que estuvo en la Universidad de Berkeley, de donde soy. Me llamó un día y me dijo “siempre estás hablando de los mercados de capitales. Una vez que vengas a Uruguay sería bueno que se pudiera hacer algo al respecto”.
Y así con la ayuda de Pablo y del Instituto Milken llamamos a casi todos los que estaban en el gobierno, desde el presidente hasta abajo, y obtuvimos mucho apoyo. Pero no llegamos todavía al objetivo. Aún creo que es vital para la economía uruguaya intentar aprovechar toda esta energía que tenemos aquí.
Ustedes tienen un buen capital social para las empresas, ya que casi todas las empresas son iniciadas por familias y amigos. Sucede con bastante frecuencia que luego se ven forzados a vender su compañía completa, casi siempre a alguien fuera de Uruguay. Entonces se pierde ese capital, pero también a una persona muy productiva.
Y se gana posiblemente otro rentista…
Correcto. Por lo tanto, tener buenos mercados dinámicos de capital es fundamental para una economía dinámica.
Uruguay tiene serios problemas en educación en sus sectores más pobres. ¿Qué se puede hacer?
EEUU también tiene un sistema educativo vergonzoso para estudiantes de bajos ingresos. Tenemos un sistema que es básicamente es el clásico de Horace Mann que en la década de 1830 fue a Prusia donde el príncipe había comenzado escuelas para educar a las personas en ser leales al gobierno y también para prepararse para las fábricas del siglo XIX.
En EEEUU dirijo una fundación que a partir de agosto de 2021 ofrecerá un sistema de un aprendizaje continuo. La idea es que el estudiante pase al próximo nivel una vez que logra completar satisfactoriamente el anterior. Estamos comenzando con estudiantes que arrancan el primer año de secundaria, y al final de cuatro años, se habrán graduado. Luego en la universidad al cabo de tres años podrán obtener una licenciatura. En lugar de estar empantanado en este sistema de talle único, creo que para tratar de mejorar nuestro sistema educativo, tenemos que literalmente salirnos del sistema.
¿Existe una polarización política en los Estados Unidos ahora?
¿Acaso no hay polarización por todas partes? Sí, es verdad, hay una polarización. Pero estamos hablando también de un cambio tecnológico, que implica un gran poder. Ahora en lugar de tener dos o tres fuentes de noticias, podemos acceder a cientos de portales de noticias. Por otro lado, los demócratas conservadores y los republicanos liberales están a punto de desaparecer. Ambas partes son puristas, cuando tenemos un país enorme y complicado. Desde mi punto de vista tiene que haber un espacio en el medio. Y eso no existe en este momento.
Su infancia transcurrió en una zona rural de los Estados Unidos…
Provengo de una familia pobre que vivía en un pequeño poblado rural de 2000 habitantes. Empecé a trabajar desde temprana edad, a los ocho años ya tenía un reparto de diarios en el pueblo. Cuando me empezó a ir bien, ya conseguí otros colaboradores y fuimos tomando otras rutas de reparto. Por aquella época hacía todo tipo de trabajo posible. Trabajé en plantaciones de fruta, una planta procesadora de huevos y en una tienda de comestibles. A los 18 años empecé a ir a la universidad y me enlisté en la Fuerza Aérea. Fue allí que conocí un antiguo graduado de la universidad que me acercó al mundo de la banca de inversión, que es lo que hice el resto de mi vida profesional.