En medio de las dudas iniciales de sus dirigentes, el Frente Amplio se sumó a la campaña de recolección de firmas, luego cambió presidente en el transcurso y espera con expectativa los resultados del domingo en el referéndum.
El referéndum del próximo domingo constituirá un día clave para el Frente Amplio (FA), ya que podrá evaluar su actual poder de movilización, con la mente puesta en 2024. Así coinciden los politólogos, para la mayoría de los cuales esta consulta popular se ha transformado en una evaluación de la gestión de gobierno o una “elección de medio término”.
El proceso por el cual el Frente Amplio formó parte de esta contienda no surgió de la noche a la mañana, y más bien fue un camino en el cual no todos los dirigentes de la coalición de izquierda estaban seguros a la hora de sumarse.
En 2018, en medio de la interna por la candidatura presidencial, Luis Lacalle Pou decía que su primera medida en caso de llegar a la presidencia sería enviar al Poder Legislativo un proyecto de ley “de urgente consideración”, con una serie de normas sobre educación, seguridad, vivienda y economía, que sería el resultado de la negociación con los futuros socios de la coalición.
Tras el triunfo en las internas se comenzó con la redacción de ese proyecto que, se explicaba, contendría entre 300 y 500 artículos. La coordinación de esta tarea estuvo a cargo de Rodrigo Ferrés, actual prosecretario de la Presidencia. En ese momento surgieron las primeras voces desde el Frente Amplio hacia lo que sería la LUC. Desde el Partido Socialista se señalaba que era inconstitucional “ya que para su utilización se requiere de una urgencia preexistente identificada”.
Tras el triunfo de Lacalle Pou en las elecciones nacionales, el proyecto de la LUC fue presentado en enero de 2020. Eran 457 artículos divididos en 10 capítulos y, tras las negociaciones dentro de la coalición, la versión final se dio a conocer el 9 de abril de ese año; tenía 502 artículos. Ingresó al Parlamento el 23 de abril de 2020 y tras pasar por ambas cámaras sufrió la eliminación de 25 artículos y la modificación de más de 300. El Senado aprobó la versión final el 8 de julio y el Poder Ejecutivo la promulgó un día después.
Cuestión de prioridades
Ya antes de que el proyecto ingresara en el Parlamento, el PIT-CNT se oponía al mismo. La Federación ANCAP (Fancap) fue la primera organización gremial que señalaba la necesidad de un referéndum para la derogación. Su presidente, Gerardo Rodriguez, decía que la ley era contraria a “los intereses de la clase trabajadora” y en especial se oponía a la derogación del monopolio de Ancap para la importación, exportación y refinación de petróleo crudo y derivados. Esos artículos saldrían del proyecto de ley por no estar de acuerdo todos los miembros de la coalición. En setiembre de 2020 y dos meses después de su promulgación, el PIT-CNT anunciaba que analizaría la posibilidad de desarrollar una campaña para derogar la ley. Esto lo confirmaría en octubre, cuando la Intersocial, que nuclea a diferentes organizaciones sociales y sindicales, manifestaba que juntarían firmas para efectuar el llamado a las urnas.
En el Frente Amplio se seguía de cerca el tema, pero no existía definición. Ya en abril de 2020, y cuando el proyecto estaba por ingresar a la Cámara Alta, el senador Óscar Andrade (Partido Comunista) señaló la posibilidad de que el FA apoyaría la proyectada recolección de firmas que estaba surgiendo en el movimiento sindical. Un mes más tarde, la Mesa Política del Frente Amplio indicaba que el proyecto era “inoportuno, inconstitucional y antidemocrático”.
Durante el tratamiento parlamentario, el FA terminó votando casi el 50% de los artículos, pero no acompañó la votación en general. Tras la aprobación en el Parlamento, el presidente del FA, Javier Miranda, decía que su partido “no tenía como prioridad apoyar un referéndum anulatorio”. Esto cambiaría el 19 de octubre cuando el Plenario Nacional resolviera apoyar la campaña de recolección de firmas, que fue ratificado días después por la mesa política.
Ya incorporados en el proceso, se comenzó la discusión sobre qué artículos se impugnarían. En un inicio eran 116 y se incluyeron algunos que el propio FA había votado. Dentro de la mesa coordinadora de la campaña, esto generó algunos roces que fueron finalmente saldados con la inclusión de artículos que el propio FA apoyó. Finalmente, y tras las negociaciones, se acordó que fueran 135 los artículos a referéndum. El 14 de diciembre de 2020 se instaló la Comisión Pro Referéndum (actual Comisión por el Sí). Días más tarde se comenzaría el camino de recolección de las firmas.
Instancias delicadas
Como se observó, el Frente Amplio se sumó al proceso de referéndum después de que este ya había comenzado. Esto sucedió, entre otras razones, porque algunos dirigentes del FA expresaban dudas de qué podía acontecer si no se lograba, en primer lugar, llegar a las firmas y, en segundo lugar, si se llegaba y no se ganaba.
La socióloga Mariana Pomiés, directora de la consultora Cifra, dijo que el proceso por el cual el Frente Amplio se terminó sumando a la campaña del Si era “algo esperable”. “Durante la juntada de firmas estaban más ajenos por sus temas internos, que una vez solucionados, terminan en la campaña. En el ámbito de la militancia ya estaban juntando firmas, por lo cual eran algunos referentes políticos los que estaban más alejados”, señaló.
Dialogando con La Mañana, sostuvo que se terminó socializando algo que desde la militancia se venía haciendo, y que además lo habían anunciado tras aprobarse la LUC. Mirando hacia el día después del referéndum, Pomiés opinó: “Si el Sí vota bien, el Frente Amplio queda bien parado. Por encima del 40% no sería una derrota estrepitosa. Lo que está haciendo es calentando motores para las elecciones de 2024. Después de esta instancia vamos a comenzar a ver una campaña electoral ya encaminada, porque tiene a la militancia con los motores encendidos”. En caso de que el Sí vote por debajo del 40%, “traería los recuerdos de la derrota de 2019”.
Por su parte, el politólogo Daniel Chasquetti opina que el Frente Amplio “aprovechó la juntada de firmas y la posterior confirmación por parte de la Corte Electoral, para hacer sus elecciones internas y terminar eligiendo a Fernando Pereira como su presidente. Desde este punto de vista, el referéndum ayudó al FA a resolver temas pendientes”.
En declaraciones a La Mañana, sostuvo que la coalición de izquierda pasó por “instancias delicadas” tras perder el gobierno “porque pasó al llano y tuvo que hacer una autocrítica”. Agregó: “En esas elecciones se procesaron una serie de reagrupamientos, siendo el más relevante el acuerdo entre Astori y Bergara, fortaleciendo el polo moderado, que había perdido pie frente al eje MPP-Partido Comunista”. A su entender, la campaña por el Sí provocó que el FA tuviera “un presidente de prestigio, reconstruyó el área moderada y pensando con su estructura militante en la próxima elección”.
Al ser consultado sobre cómo el resultado del referéndum condiciona al FA, dijo: “Acá el que se juega más es el gobierno. Si este pierde puede entrar en una situación de fuerte desafío por parte de la oposición. Del otro lado, el Frente Amplio no puede darse el lujo de votar por debajo del 39%, que fue lo que obtuvo en octubre. Cualquier resultado por encima de esa cifra es satisfactorio, ya que podrá decir que están fuertes hacia el 2024”.
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