El Servicio de Comunicación Audiovisual Nacional (Secan) será reestructurado con el objetivo de que la asignación de recursos humanos sea acorde a la demanda actual de contenidos. También se planea modificar la programación y montar una plataforma digital, según informó Sotelo a La Mañana. Por otro lado, el jerarca dio su opinión acerca del llamado “periodismo militante”, aunque aclaró que se trata de “casos excepcionales”.
¿Cómo encontró los medios públicos?
Encontré varios escenarios. En el área de las inversiones en tecnología se tomaron decisiones que nos permiten ir pensando en el futuro, en términos generales, sin sobresaltos, pero hay déficits importantes en el área organizacional. Me refiero al área administrativa, los sistemas de trabajo, los procedimientos. El déficit de personal allí es muy notorio.
Después, en el caso del canal, me encontré con una programación bastante débil, con un servicio de prensa muy disminuido. En las radios, al igual que la televisión, con una programación que no es de la preferencia de la gente, o sea, con poco arraigo.
Además, la asignación de recursos humanos está desbalanceada de una manera difícil de entender, a favor de las radios. De los 220 contratos que tenemos, casi 160 están en la radio, lo cual no se corresponde con el consumo de medios de la actualidad ni del futuro.
¿Fue por ello que se definió no renovar 41 contratos en las radios públicas, o existen otras razones?
La mayor parte de los contratos que fueron rescindidos obedecen a la necesidad de adecuar la asignación de recursos humanos a una estructura que se parezca más a la demanda actual, pero también a la necesidad de introducir cambios en la programación de la radio que, a diferencia del canal, tenía toda la grilla ocupada con decenas y decenas de programas y de comunicadores.
Igualmente, la inmensa mayoría de ellos van a continuar. De los 220 contratos, 180 siguen, algunos, incluso, son personas que concursaron y que van a percibir mejores salarios porque accederán a contratos en el área audiovisual.
Estamos apostando fuertemente a la creación de un departamento de prensa único. Nos encontramos con dos departamentos de prensa: uno en la radio, donde había 20 contratos, y otro en el canal, donde había 10. Es decir, en uno era desmesuradamente grande y en el otro era totalmente insuficiente, entonces estamos armando un departamento de prensa multimedia para el cual hicimos un concurso interno.
Además, estamos montando una plataforma digital, con un portal y redes sociales. Esto es lo que más explica los cambios en los contratos, pero al mismo tiempo tenemos que introducir variantes en la programación.
¿Cómo ha sido el diálogo con el sindicato tras esta decisión? ¿Se ha generado algún conflicto?
Conflicto no. Con el sindicato afectado, que es el de los trabajadores de la radio, venimos hablando desde que yo asumí, porque había visto el panorama y les dije que íbamos a tener que tomar medidas como esa. Ellos pidieron que tuviéramos alguna consideración especial con personas en situación más vulnerable, como que se estaban por jubilar o que tenían hijos a su cargo y que este era su único ingreso. Esas situaciones, en la medida que pudimos, las contemplamos. Obviamente, el sindicato no está de acuerdo con estas definiciones, pero nosotros las planteamos con muchos meses de anticipación.
¿Hubo algún caso del llamado “periodismo militante” que fue considerado a la hora de hacer esa reestructura?
Son casos excepcionales, muy poquitos. El periodismo militante, sencillamente, no existe. Es decir, el periodismo no puede tener la primacía de la militancia, porque esta pone por delante el compromiso partidario de la persona, lo cual es muy respetable en el marco de la militancia, pero el periodista tiene que guiarse por la primacía de los hechos y de la razón. El compromiso es con la verdad que surge de las evidencias, aunque vaya en contra de sus propias convicciones. Por lo tanto, el periodismo militante se llama, lisa y llanamente, propaganda.
No quiero que quede la sensación –porque además no es cierto- de que estos contratos que cesan ahora en diciembre tienen que ver con eso. Como decía, responden a una reestructura muy profunda y al cambio de la programación, tanto de la radio como de la televisión. Es importante que dos o tres casos no empañen el trabajo de gente profesional de los medios de comunicación.
Los medios públicos tienen la obligación de representar a toda la comunidad a la que pertenecen, por ende, tienen que tener un especial cuidado en el balance, la imparcialidad. ¿Quién habla cuando habla la televisión o las radios públicas? La comunidad. Los medios públicos no pueden estar al servicio del partido que gobierna, no pueden ser una herramienta de propaganda, primero, porque está prohibido por la Constitución, segundo, porque sería una estafa a la gente.
¿Lo dice porque eso pasaba anteriormente?
No, lo digo para transparentar cuáles son nuestros valores que, además, son los del periodismo universal. Son los principios de los medios públicos de países con una calidad institucional similar a la de Uruguay, que es muy alta.
Hablaba de los cambios y la tendencia hacia lo digital, y recientemente planteó en el Parlamento la creación de una dirección de medios digitales. ¿Cuál será el propósito de la misma?
El propósito es que la organización de esta gigantesca corporación de medios, que es la más grande del país, tenga una estructura más parecida a la realidad de la producción, distribución y consumo de los productos audiovisuales en la actualidad.
Las plataformas digitales cada vez ocupan un lugar más central y, por eso mismo, los productos audiovisuales se rigen por un sentido de convergencia multimedia. Conversando con el ministro (de Industria, Omar) Paganini sobre estas cosas, le planteé la idea y me sugirió que presentara un agregado, que fue lo que hicimos en la Comisión de Industria de Diputados.
¿La idea es que haya mayor personal destinado a los medios digitales?
Claro, pero para eso no hace falta modificar la ley. Ya estamos asignando más recursos tecnológicos y humanos al desarrollo de nuestros medios digitales. Lo que ocurre es que queda como un híbrido que no está debidamente reconocido en el organigrama de la institución ni mucho menos en la ley, es decir, hoy se puede hacer todo eso, pero de una manera que no se refleja en la institucionalidad.
El Parlamento reconoce que los medios audiovisuales ya desplazaron a los tradicionales (radio y televisión) ya que tienen más horas de consumo diario que estos últimos, por lo tanto, como se trata de una modalidad diferente que requiere profesionales con competencias específicas, es necesario que eso se refleje a nivel institucional.
¿Cree que estas medidas van a ayudar a mejorar la llegada de la gente a los medios públicos?
Ese sería el objetivo. No parece razonable que un jerarca de gobierno que maneja los medios públicos, que recibe una cantidad enorme de dinero que invierte la comunidad para tener a cambio buenos productos audiovisuales, no incluya como un elemento de evaluación a cuántas personas eso les resulta significativo.
Yo me pregunto cuál era el criterio de éxito que se aplicaba. Lo que hacemos en los medios públicos tiene como única razón que la comunidad que los financia lo encuentre significativo. La única manera de mostrarlo es encendiendo nuestras pantallas y nuestra radio. Si eso no sucede, no tomar decisiones, no modificar la programación, es una estafa para el contribuyente y para quienes confiaron en nosotros para esta tarea.
Lo que hay en los medios públicos no es falta de dinero, sino de una organización mínimamente profesional. Hubo una carencia de políticas públicas auditables, controlables, que llevó a los medios públicos a la situación en la que está hoy, con una creciente asignación presupuestal en las radios y un resultado calamitoso. No digo que esto empezó en el 2005, ya venía de antes.
TE PUEDE INTERESAR