Se termina un año muy importante para CA, que empezó con su fundación y terminó formando parte del gobierno electo. ¿Cuál es el balance que hace al respecto?
Este ha sido un año muy intenso que en lo personal tuvo un gran cambio de rumbo a partir de mi cese como comandante en jefe del Ejército en marzo. Siempre es bueno recordar que el cese se debió a un escrito que yo elevé en forma reservada al presidente, donde decía que en algunos casos la Justicia no les había dado las garantías del debido proceso a los acusados, aplicando una especie de derecho para el enemigo. Yo cité casos concretos, la mayoría de los cuales ya los había hablado con el presidente a lo largo de los cuatro años en los que estuve en el cargo, es decir que no era nuevo para él. Ese escrito fue el motivo por el cual yo fui cesado y eso no tiene nada que ver con el caso Gavazzo ni con el caso Silveira, que aparecieron unas semanas después a raíz de una investigación periodística.
A partir de ahí yo quedé habilitado para participar en política y en esos días el recién creado partido CA me ofreció la candidatura a la Presidencia. Luego de unas semanas en las cuales evalué la posibilidad, en los primeros días de abril acepté. Ahí empezó una campaña política que fue para mí novedosa dado que no tenía experiencia previa en ese sentido. Fue muy intensa, recorrimos el país una y otra vez hablando con la gente. Lo hicimos con escasos recursos económicos y sorteando todo tipo de obstáculos.
¿Por ejemplo?
Enfrentamos la hostilidad de algunos medios de comunicación que, en general, se pusieron en la vereda de enfrente; tergiversaban nuestros dichos o buscaban alguna actitud negativa de nuestros militantes; cosas que en otros partidos jamás eran noticia, en el nuestro siempre lo fueron.
Durante todo el año y hasta el día de hoy se sigue hablando de CA, se sigue buscando debilitar su posición, y se buscó desde el primer momento etiquetarlo, ponerlo a la derecha, a la extrema derecha; se lo trató de partido militar y como un lugar de encuentro de nostálgicos de la dictadura, de encubridores de responsables de violaciones a derechos humanos.
Una y otra vez hemos dicho que no somos ni de derecha ni de izquierda, que somos artiguistas, que nos mueve la preocupación por la situación de los más frágiles, los infelices, al decir de Artigas.
Ese es nuestro gran móvil y en base a eso actuamos. El respeto a la autonomía de los pueblos que defendía Artigas hoy se traduce en el respeto a las decisiones del pueblo uruguayo, a no aceptar libretos establecidos en otros lugares que nos condicionen las políticas a aplicar dentro del país. Nosotros estimamos que no menos de 100.000 votantes de CA optaron por el Frente Amplio (FA) en 2014. Nadie puede pensar que esa gente tiene propensiones a votar derecha o extrema derecha, sino que eso marca la consustanciación de CA con el problema social y cómo muchísima gente ve en el partido ese camino hacia el cumplimiento de las políticas que reflejan las banderas del artiguismo.
Haciendo un balance del año, nosotros iniciamos esta carrera política con una candidatura a la Presidencia de la República, no alcanzamos ese objetivo, pero CA fue la gran novedad en esta campaña política. Es un partido que de la nada, en pocos meses logró aunar 270.000 votos y tener así una bancada parlamentaria importante, que es esencial para establecer las mayorías de la coalición que va a gobernar desde el 1º de marzo. CA ha tenido un éxito electoral sorprendente. Nosotros asumimos con responsabilidad el apoyo que debemos dar al próximo gobierno para que sea un gran gobierno y que llegue a las soluciones de los problemas de la gente.
“Una y otra vez hemos dicho que no somos ni de derecha ni de izquierda, que somos artiguistas, que nos mueve la preocupación por la situación de los más frágiles, los infelices, al decir de Artigas”
Más allá de esos obstáculos que tuvo que atravesar, ¿cómo recuerda los comienzos del partido en lo personal, en esa cercanía con la gente?
Al inicio era un partido sobre el cual todo el mundo tenía muchas dudas de sus posibilidades reales de avanzar. Conocidos politólogos o gente que está al frente de programas sobre cuestiones políticas nos vaticinaban unos cientos de votos o unos pocos miles; nadie jamás pensó que CA podía llegar a tener la fuerza que finalmente tuvo. Recién después de las internas muchos empezaron a ver la realidad de este partido.
Empezamos recorriendo, yendo a casas de familia, a barrios del interior y de Montevideo, donde hablábamos directamente con la gente. A veces eran reuniones de 10 personas, a veces eran 50 y a veces 150, pero fue un trato directo donde veíamos realmente cuáles eran sus grandes preocupaciones y hacíamos propuestas para solucionar sus problemas. Comenzamos sin recursos de ningún tipo, más allá de los que pudieran aportar los militantes.
Justamente, sin recursos, en solo seis meses CA logró posicionarse como la cuarta fuerza política del país, quedando a la par de un partido histórico como el PC. ¿Le sorprendió?
Fue sorprendente para todos los analistas. La votación fue buena, llegamos al 11% del total de votos emitidos. En determinado momento, dado el apoyo que percibíamos en muchísimos sectores, sobre todo en el medio rural y en los lugares más humildes de la sociedad, llegamos a pensar que podíamos incluso votar un poco mejor de lo que terminamos votando, pero de todas maneras fue bastante sorprendente para todos.
¿A qué adjudica ese apoyo de tanta gente obtenido en tan poco tiempo?
Una de las razones principales fue el desencanto con la política, el ver que CA era diferente a otros partidos. CA daba una imagen de compromiso con las propuestas que hacía. Yo creo que había mucha gente que no se sentía representada por las propuestas electorales de otros partidos, entonces, cuando CA irrumpió en la escena política, concitó la atención de muchas de esas personas.
Hubo otros partidos nuevos que no tuvieron un resultado ni siquiera comparable con el de CA. El Partido de la Gente, por ejemplo, tuvo su despegue en su momento, pero tampoco llegó a lograr un caudal tan importante. Seguramente no despertó en la gente la misma adhesión, el mismo grado de confianza que pudo haber despertado CA.
¿Está conforme con la representación en el gabinete de CA?
Nosotros hicimos propuestas de personas aptas y calificadas para actuar en distintos ministerios. No pedimos cargos, sino que ofrecimos lo que teníamos para el gabinete. Nos ofrecieron ocupar la titularidad en Salud Pública y Vivienda y entendimos que desde ahí podíamos trabajar mucho a favor de la gente, porque son dos lugares que tienen un gran impacto social. Tenemos mucho para hacer y vamos a tener participación en otros ministerios, pero no estamos conformes ni disconformes porque no pedimos ningún cargo.
¿Cómo evalúa que se está llevando adelante el proceso de transición?
Se está dando, en términos generales, con normalidad. Es importante que la documentación que se está entregando refleje realmente la realidad con la que nos vamos a encontrar el 1º de marzo. Se ha hablado de números maquillados; no es que se mientan los números, sino que a veces no se presentan con su total crudeza o se usan parámetros que no son los más apropiados. Hace poco Alfie dijo que el déficit fiscal es superior al que se está planteando, es decir que la realidad completa la vamos a ver recién el 1º de marzo.
¿Qué espera de la gestión de los ministros de CA?
Espero que hagan una buena gestión, que mejoren sustancialmente la situación de mucha gente. En el ámbito de la salud hay muchísimo para hacer, para que le lleguen las mejoras al ciudadano de a pie. En la vivienda también hay mucho para hacer, no solo en la construcción y entrega de viviendas, sino también en solucionar el problema de los asentamientos. En ambos ministerios podemos realizar una excelente gestión que sea percibida por la gente.
Y en cuanto al ámbito parlamentario, ¿qué espera del trabajo del partido y cuáles son los temas principales que van a tratar?
Nosotros hemos hecho propuestas a lo largo del año y vamos a trabajar en esa dirección, elaborando proyectos de ley que apunten a las soluciones a los grandes problemas. Creemos que el país productivo tiene que ser una realidad. El tema de la seguridad es importante y desde el ámbito legislativo vamos a dar todo nuestro aporte para que estén las herramientas necesarias para que se vuelvan a recuperar las condiciones de seguridad, que nunca se debieron haber perdido. En cuanto a la corrupción va a haber que establecer medidas para evitarla a todo nivel y va a haber que revisar lo actuado para conocer la forma en la cual se manejaron los dineros públicos. Hubo investigadoras que no han sido autorizadas por el Parlamento. Se va a tener que hacer un proceso de auditorías en las reparticiones gubernamentales. Hay mucho para hacer desde el Poder Legislativo para cumplir con esas prioridades que nos hemos trazado. Por supuesto que hay otros aspectos que son sustanciales como educación, salud, entre otros, que tenemos que atender.
Afirma que se han perdido las condiciones de seguridad. ¿Lo atribuye a la gestión del FA o es un problema más social, como dicen algunos analistas?
Hay muchos factores y no se le puede atribuir a un partido solo, pero en los 15 años de gobierno han tenido la principal responsabilidad de la conducción de la seguridad, con mayorías parlamentarias y un presupuesto para el área que se ha quintuplicado. Tuvieron todos los recursos para encontrar soluciones y los resultados son realmente muy pobres. Hay que mejorar sustancialmente la gestión del Ministerio del Interior, pero también es un tema cultural, por lo que hay que hacer un trabajo desde todos los ángulos. Hoy hay mucha gente que se siente indefensa, que no tiene forma de vivir tranquilamente y eso encierra una gran injusticia; las zonas más frágiles son las más castigadas, las que tienen menos posibilidades de protegerse de un delito que ha adquirido características inusitadas. Hay muchos aspectos a enfrentar rápidamente, la droga es uno de los más importantes y es el que más está afectando a la seguridad.
El director nacional de la Policía, Mario Layera, dijo que la policía tiene el 25% de la responsabilidad de la seguridad. ¿Está de acuerdo con esa afirmación?
Yo no creo que se puedan poner porcentajes. El grueso de la responsabilidad la tiene una actitud. Frente al delito, frente al delincuente, hay una especie de condescendencia. Es decir, hay delincuentes a los que no les hacen pagar por su delito o a los que les dan castigos absurdos. La policía muchas veces está de manos atadas y no puede hacer lo que debería. No podemos cargar las tintas sobre el instituto policial, pero sí sobre quienes conducen la seguridad, que transmiten una sensación de impunidad que llega a los delincuentes y que facilita la incursión en el delito. Lo principal es dar un mensaje de que realmente el delincuente va a pagar. Hay que endurecer o hacer aplicar la ley en forma más estricta y la policía tiene que tener la posibilidad de actuar para enfrentar al delincuente de un modo más eficiente.
¿Qué papel piensa que tendrá CA en la vida política del país durante la próxima administración?
CA va a ser parte del gobierno, va a integrar el Poder Ejecutivo, va a tener responsabilidades a nivel parlamentario. Yo creo que va a ser un articulador, un partido de diálogo con las distintas partes. Nosotros no queremos al país partido en dos mitades donde una le ponga palos en la rueda a la otra, y CA en esto tiene todo para ser el nexo entre los distintos bloques en los que está dividido el país. Esa creo que va a ser nuestra principal función en el próximo período y, por supuesto, aportar todas nuestras ideas y capacidades para que las soluciones le lleguen a la gente.
En el FA hay un debate sobre quién fue el “culpable” del surgimiento de Manini. ¿Quién fue ese responsable según su opinión?
Habría que ir al origen de este problema que establecen. ¿Qué es lo que están percibiendo todos? Cualquier analista objetivo llega a la conclusión de que la votación de CA fue lo que le hizo perder las elecciones al FA. Ahí yo coincido con lo que dijo Mujica de que la elección se perdió en octubre, no en noviembre. Los 100.000 votos que tuvo CA provenientes del FA fueron decisivos, entonces, a partir de ahí empieza ese debate sobre quién tiene la culpa de que CA haya nacido o de que Manini haya tomado protagonismo, pero no quieren valorar que CA fue el responsable de la derrota del FA.
A mí me tocó hace cinco años ser elegido comandante del Ejercito, pero fue en base a méritos profesionales. Cuando yo ascendí a general nunca le había visto la cara ni a Mujica ni a Huidobro; los vi por primera vez el día de mi ascenso, el 1º de febrero de 2012. Aunque mucha gente se resista a entenderlo, son los méritos profesionales los que lo van llevando a uno a estar en los primeros lugares. En el momento de elegir comandante en jefe, a finales del 2014, yo estaba en los primeros lugares y fui escogido por distintas razones. En ese entonces estaba realizando una gestión que era calificada de exitosa al frente de Sanidad Militar y fui designado entre otros. No es que nadie me haya creado, sino que simplemente me tocó ser elegido, pero esa disputa viene por el dolor que tienen por haber perdido.
¿Esa exposición que obtuvo en la carrera militar fue lo que terminó impulsando su carrera política? Porque ya era una persona conocida cuando aceptó la candidatura.
Sí, pero todos los candidatos ya eran conocidos por algo. Daniel Martínez había sido intendente y ministro, otros habían sido senadores muchos años.
Yo venía del ámbito militar y, en los últimos tiempos, por ser el comandante, la cara visible del Ejército, había tenido un protagonismo, había estado en la prensa muchas veces y algunos temas generaron cierta polémica y tuvieron más difusión de lo normal. Es cierto que yo era conocido en la opinión pública a raíz del cargo que desempeñaba hasta ese momento, pero lo mismo pasa con todos los demás candidatos, es decir, todos son conocidos a partir de alguna función que están desempeñando.
Mujica dijo al semanario Voces que la agenda de derechos “es una expresión de la estupidez humana” y el feminismo “es bastante inútil”. ¿Cómo tomó estas declaraciones?
Mujica puede decir lo que le parezca porque goza de ciertas inmunidades mediáticas.