Cómo surgió la idea de la colección de libros “Los Blancos”?
Allá por el año 2000 con Jorge Pelfort, Óscar Abadie Aicardi, Mañé Garzón, Martínez Gallardo, Methol Ferré y el “torta” Aguirre armamos la primera asociación por la historia del Uruguay, creyendo ya en aquellos momentos que era absolutamente necesario poner al día muchas cosas que estaban escritas desde hacía cinco o seis décadas, porque ya habían surgido muchas novedades. A partir de ahí empieza todo un trabajo. Después la crisis complicó bastante la cosa. En el 2007 volvimos a recobrar fuerza y ahí se juntaron otros más como Carlitos Suárez de Lima, Cotelo y Gastón Goyret.
Llega después el momento en que hacemos el traslado de los restos de Timoteo Aparicio en el 2010. Ahí nos dimos cuenta, buscando papeles y documentos, de la cantidad de vacíos enormes que hay en la historia, sobre todo en la del Partido Nacional. Los blancos nunca se habían dedicado a escribir y hacer su relato histórico en serio. Conocemos perfectamente su épica y todos las tenemos presente, pero empezamos a descubrir a medida que profundizamos en las cosas el enorme contenido conceptual que estuvo en la lucha del Partido Nacional y que provenía del cerno federal, del federalismo que nos legó Artigas.
¿Ser blanco y del Partido Nacional es lo mismo?
Nosotros hacemos una definición muy clara de los blancos y el Partido Nacional, que no es lo mismo. Los blancos somos los seguidores de las ideas y de las luchas de Artigas, de sus tenientes que no le fallaron nunca, de Lavalleja, de Oribe, de Juan Manuel de Rosas y después por supuesto de Leandro, de Berro, de Timoteo, de Aparicio, Herrera y Wilson, los hombres clave. Pero no son ellos solos, hay centenares de personalidades que han escrito cosas extraordinarias y han hecho aportes increíbles al país. Visto eso, converso con quien era presidente en ese momento del directorio, Lacalle Herrera, y convinimos en formar una Comisión por los Héroes Servidores. Después intervinieron los Berro, Guido Berro que hizo todo el estudio de los restos de Timoteo dio una gran mano.
Ahí yo conocí a quien es ahora nuestro presidente, Luis Lacalle Pou, porque acompañó a caballo los tres días de la marcha, con la hija chica en el recado, y en ese momento me di cuenta que ese hombre realmente no era el “pituco de Carrasco” que decían, sino que tenía otro sentir, que comprendía la esencia de la Patria.
“Los blancos nunca se habían dedicado a escribir y hacer su relato histórico en serio”
Todo funcionó de manera muy fluida y nos ha permitido hacer muchas cosas con ejecutividad, que es lo que normalmente falta en las comisiones. Y tener a la vez el aporte de cantidad de gente en todo el país, con distintas ideas. Allí surge precisamente la de hacer la colección de los libros.
¿Qué novedades tuvo esta colección? ¿Cuáles fueron los principales criterios?
Tuvo varias novedades. Primero que nada, no hacer una obra enciclopédica sino ir haciendo libros de acuerdo a las épocas y a la vez dejando abierto el espacio para que se pueda seguir escribiendo. Armamos en principio una colección de diez libros que ya van a once y luego doce, así lo tenemos encarado. Logramos un Consejo Editor de gran valía con Romeo Pérez Antón, Ago Palomeque, Raúl Iturria, Leandro Aguirre, Enrique Martínez Larrechea y Juan Gabito Zóboli.
Entonces resolvimos que cada libro se iba a componer de diez o quince capítulos escritos por distintas personas, sin seguir un correlato exacto. De entrada pusimos esta condición. Si vamos a escribir esto, que sean cosas irrefutables. La verdad ante todo, así nos duela a nosotros. Ese fue el primer criterio. Y el otro fue tratar los temas de galera y bastón, sin tener que emplear adjetivación hiriente para nadie, pero decir las cosas como son.
¿Cómo ve a la coalición multicolor y cuánto aporta la colección de “Los Blancos”?
Yo creo que la filosofía de los libros, al bregar por la verdad, ya incluye a todos. En estos libros han escrito conceptuados colorados e incluso frentistas e intelectuales que se sabe que no son blancos. Se ha abierto la puerta a todo el mundo. El concepto coincide plenamente con la estupenda campaña que ha hecho Lacalle Pou. Distinto totalmente a la Concertación, no hay que confundirlo con aquello ni con el “Partido Multicolor”. No. Cada uno con sus mochilas. Acá se hicieron las cosas como se tenían que hacer.
Se fue a las urnas, se votó y de acuerdo a eso se va a llevar adelante el gobierno, que es lo justo. Y tampoco hay que descartar frentistas que hayan hecho buena obra y con buena fe. Hay que juntarse como se hizo en el 59 con la gran tarea de la CIDE. Eso encaminó al país. Lo que pasa es que desgraciadamente la izquierda en este continente llevó a un impulso pura y exclusivamente ideológico, incluso de amigotes ideológicos. Por eso creo que nosotros hemos contribuido y puesto nuestro granito de arena para todo esto.
Volviendo a lo anterior, esto tiene que ver con los conceptos de blancos y nacionalistas. Los blancos, doctores muchos de ellos, que no podían hacerse del poder porque no tenían la fuerza, necesitaban de la “fuerza” de las masas que las conducían los grandes caudillos blancos. El gran caudillo Timoteo Aparicio que revivió el Partido después de la matanza de 1865-1870, que se produjo tanto acá como en Paraguay, logra la primera coparticipación gubernativa a fuerza de lanza y coraje, contra ametralladoras y fusiles modernos. Logra la Paz de Abril por la cual se comparte el poder en seis departamentos donde los blancos iban a poder trabajar y vivir en paz, eso era lo que se pedía nada menos ¡el derecho a la vida!
“Lacalle Pou no es el pituco de Carrasco que decían, sino que comprende la esencia de la Patria”
Los designios foráneos en aquellos tiempos, el dominio imperial de Inglaterra, hacían que acá había que tener gobiernos amanuenses y los intereses de estos países tenían que estar subordinados al interés de la vieja Albion. Y entonces se forma el Partido Nacional, con Timoteo Aparicio, un mulato sin ninguna letra que le da la posibilidad al Partido de crear su carta orgánica, que todos queremos. Pero una cosa son los blancos que forman el Partido Nacional y otra es el Partido de puertas abiertas, para que entre gente de todos lados, que es una de las grandes virtudes. A esto se agrega la coalición multicolor donde lo más importante está en la buena fe de las personas y grupos que la integran.
¿Qué desafíos hay a futuro?
Hay que armar un proyecto a cuarenta años, hay que pensar en los nietos y bisnietos, en este nuevo mundo donde irrumpe la tecnología y no sabemos lo que se enseñará en diez años. Hay que conformar un espíritu patriota donde algunos temas se saquen sí o sí, y no fruto de las divisas. Creo que la coalición tiene para muchos años de vigencia, siempre que se actúe con lealtad. La Concertación por otra parte hubiera sido un suicidio, un desastre de la democracia nuestra si se concretaba. Tenemos que andar juntos, pero no entreverados, marcando nuestras posiciones.
De acuerdo a la experiencia que hemos tenido con esto de los libros, nos dimos cuenta que no hay duda que para que los países marchen adelante también tiene que haber una base cultural común que los impulse y les de fundamento. Entonces la idea que tenemos ahora nosotros es que el concepto de esta historia que hicimos para Uruguay, trasladarla a la región, con historiadores argentinos, brasileños y paraguayos, para empezar a trabajar una idea común de lo que somos, pero común de intereses e idiosincrasia, no de amigotes. Acá hay una pradera sudamericana enorme que arranca en Rio Grande y termina en Los Andes, eso somos nosotros. Es difícil llegar al país-continente que quería Methol Ferré, pero evidentemente que, en ese camino, si no se forman grupos fuertes, en este mundo comercial de hoy somos una velita al garete. Brasil con todo su espacio no logra pesar en ningún lado. Entonces hay que sumar esfuerzos para defender nuestros propios intereses.
“Por la patria sensata. Ahora sí, el lema tradicional de la colectividad blanca se vuelve esencia pura en esta patriada: salir del pantano de un presupuesto de vacas gordas sin sustento real. Ahora sí, hay que crear la riqueza suficiente que permita mantener agenda de derechos y superarlos en el futuro. Y habrá que ser osados y sensatos, basados en los cimientos de siempre: buenos campos y productores de fierro. Multiplicar terneros, árboles, leche, granos, etc. Nuevo turismo y lo atinente al mundo online. Puente de competitividad contra producción segura. Menuda tarea, invertir bajando impuestos”. Extracto de carta de Guillermo Seré Marques al semanario Búsqueda (14 al 20 de noviembre de 2019, nro. 2046).