El vicepresidente del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU), Aldo Velázquez, señaló que para los funcionarios existen “protocolos, pero no son muy claros”. En diálogo con La Mañana, dijo que la directora de un centro enfrenta una investigación administrativa por cerrar la puerta con llave y evitar que salieran a la calle niños de 11 años.
¿Qué evaluación realiza sobre su gestión cuando estamos finalizando el año?
INAU es un organismo muy complejo y desordenado. En este período traté de ordenar parte de la gestión. En algunos aspectos, como las adopciones, tuvimos éxito y en otros no. También se logró la expansión de algunos programas de primera infancia, e infancia y adolescencia. En el caso del programa de adolescencia, tenemos 130 proyectos en 130 centros juveniles en todo el país. Si bien se controlaban y se supervisaban, no se tomaban acciones, por ejemplo, cuando había pocas asistencias. Hay lugares donde hemos encontrado que se tenían 80 cupos y con suerte iban 40. Eso se sabía, pero no se tomaban medidas. Lo que hemos hecho es que si no conseguimos aumentar la asistencia en esos lugares, bajamos los cupos, por lo cual se paga menos a esa asociación civil. Con esos cupos que bajamos en un lugar, abrimos centros juveniles en otros, con lo cual optimizamos los recursos.
¿Qué queda por hacer para ordenar aún más el INAU?
Hay un cambio cultural que está realizando la institución: incorporar modelos de gestión de calidad. Eso implica un cambio en las personas. Hicimos dos convenios, uno con el Instituto Nacional de Calidad y otro con UNIT, para la formación en estos temas. Año a año se van formando distintas personas, sobre todo mandos medios y altos, en lo que implica la incorporación de estos conceptos de calidad. Este cambio cultural ha ingresado en el área financiera y de presupuesto. Nos falta que ingrese en los hogares 24 horas de INAU. Yo vengo de UTE, donde se decidió un camino similar y llevó más de 20 años que esta forma de trabajo abarcara todas las áreas. Ahora hemos dejado una semilla para esos cambios, que esperamos que crezca en los próximos años.
Dentro de los hogares de 24 horas han existido polémicas con respecto al tema de las salidas de los menores. ¿Cuál es el funcionamiento en este sentido?
Con el Código de la Niñez hay ciertas medidas que a veces están al límite de lo permitido. Es muy complejo el control de las salidas no autorizadas de niños y adolescentes de los hogares. Por ejemplo, una directora de un hogar cerró la puerta de salida con llave y ahora está con una investigación administrativa, por haberle cerrado la puerta a niños de 11 años que querían salir. Hubo una denuncia de otros funcionarios contra esta directora por eso y los abogados de INAU recomendaron separarla del cargo con investigación administrativa. Tenemos casos de niños de 10 años que estuvieron en contacto con un pedófilo y se iban a ir de un hogar para tener un encuentro con él. Pero nosotros como directorio no podemos incidir sobre la jurídica de INAU.
Hay normas que complejizan la capacidad de acción de los funcionarios. Trabajamos con el sindicato de INAU, que también tiene la postura de rever este tipo de cosas para darles más respaldo a los educadores. Y ni que hablar con adolescentes, que son menores, pero tienen una fuerza física mayor y es muy difícil que un educador se les enfrente cuando quieren salir del hogar. A veces salen, no van a estudiar y no vuelven. Estamos hablando de adolescentes que están con un daño muy grande por situaciones que vivieron en su vida, a veces con consumo de sustancias o problemas de salud mental.
¿INAU tiene la tutela de esos menores?
La tiene. Pero es como una familia que tiene un menor con problemas de consumo o mentales y no lo puede retener en la casa. Y si lo retiene por la fuerza puede ser denunciada. En INAU es peor. Si un educador o funcionario quiere retener a un adolescente, puede terminar siendo denunciado por otro educador o funcionario y terminar con un sumario.
¿El instituto no tiene ninguna potestad legal para cerrar una puerta con llave y que un menor no salga cuando no debe?
Jurídica en sus informes dice que la directora no puede trancar con llave la puerta de calle a los niños, ya que INAU no es una cárcel, más allá de que el sentido común diría que en cualquier casa se tranca con llave para que los niños no salgan. Esta investigación administrativa no ha llegado a directorio. Cuando lo haga, mi posición será no compartir la decisión de jurídica de sancionar a la directora por este tema. Esto lleva a que los funcionarios cuando quieran tomar una medida lo piensen dos veces. Por todas estas cosas es muy tóxico también el ambiente de INAU. Hay que establecer claramente qué pueden y no pueden hacer los funcionarios. Hay algunos protocolos, pero no son muy claros. La sección jurídica tiene sus interpretaciones de las normas, que no están bien claras y generan mucha incertidumbre en los funcionarios.
Con respecto al tema del personal, ¿considera que es suficiente?
Actualmente tenemos más de 5000 funcionarios, que es la misma cantidad o muy similar a la de 2019. El tema es que tenemos más demanda y a su vez hemos crecido en proyectos como CAIF y clubes de niños y jóvenes, con lo cual creo que estamos muy justos de personal. He peleado bastante para tratar de conseguir más funcionarios. Cuando fui presidente del INAU durante una semana, saqué un concurso de ingreso para educadores en Montevideo. Ahora estoy atrás del concurso de administrativo para todo el país. Estar muy justos implica que en algunos lugares puede faltar personal. Tenemos presupuesto en rubro 0 (que es el de funcionarios), pero nos falta en funcionamiento y desde Economía nos plantean que ahorremos en rubro 0 y nos complementan lo que falta en otros rubros. Se han pasado 90 millones de pesos del rubro 0 a otros, como 60 millones de pesos a Acogimiento y Familia. Ahora me dicen que se piensa pasar otros 90 millones de pesos más desde el rubro 0. Estamos hablando de que con 90 millones de pesos permitiría, por ejemplo, contratar 90 técnicos o 130 educadores. Estamos ingresando personal, pero de a cuentagotas.
En su opinión, el nuevo directorio de INAU, ¿en qué se tendría que enfocar?
En INAU tenemos 7500 niños y adolescentes. Además, hay 100 mil niños que atendemos a través de centros CAIF, club de niños o centros juvenil. En este contexto, las prioridades son planes mucho más fuertes en prevención de adicciones, con campañas junto a otros organismos. También mejorar mucho la política de atención de adicciones y salud mental. Ahí hay una propuesta muy buena del presidente actual, Guillermo Fossati, que se envió a ASSE y es la creación de centros regionales de atención de salud mental para menores. Nosotros tenemos 200 adolescentes que son los que están en situación muy complicada y que, al tenerlos en hogares comunes, que no tienen a veces el personal especializado en salud mental, terminamos afectando a todos los que viven en el lugar. Tienen 15 o 16 adolescentes en un hogar y hay dos o tres que, por ejemplo, rompen cosas o causan disturbios, por descompensarse, además de que inician en la droga al resto de los internados. Por eso pensamos en esos centros regionales, donde este grupo de adolescentes sería atendido.
También bregamos por el fortalecimiento de la familia. Ahí tenemos un programa muy bueno, que fue liderado por la doctora Lorena Quintana y se trata de Familias Fuertes. Creo que tiene que ampliarse mucho más, con mayor cobertura para que llegue a más familias. Otro aspecto es que van 120 millones de dólares para CAIF con convenios y en muchos casos tenemos capacidad ociosa. A su vez, hay niños que no van a los CAIF porque no hay lugar. A veces inscriben a los niños y después nos los llevan, pero como no había cupos, muchos niños no fueron inscriptos. Uno va a visitar el centro y la asistencia es de un 50% y, sin embargo, hay otros niños que quieren ir y no los dejan.
La semana pasada tuvimos una denuncia de una madre. Dice que su hija muchas veces es la única que va a la sala de un CAIF, que es para 12 niños. Y cuando es la única la rechazan, porque dicen que ella no puede estar sola. Estamos hablando de que INAU paga para atender a 12 niños y muchas veces hay uno solo y encima no lo atienden. Nos enteramos por una carta de esa madre, porque no teníamos una información sobre lo que pasa día a día con respecto a la concurrencia de los niños. Ahora estamos implementando un sistema por el cual podemos saber en tiempo real cuántos niños concurren a cada CAIF, para tener un control de la asistencia y optimizar recursos. Esos recursos se pueden utilizar, por ejemplo, en el tema de las adicciones, que creo es el principal problema que tenemos. Eso forma parte de lo que se denomina “pobreza infantil”. Los niños no son pobres, nacen en un contexto de pobreza. Los que son pobres son sus padres. Y muchas veces esos padres son adolescentes o jóvenes adictos. Si mejoramos su situación en cuanto las adicciones y la atención en salud mental, quizás esos niños no nazcan en ese entorno de extrema pobreza. Para atacar la pobreza en la primera infancia tenemos que atacar los problemas de adicciones de adolescentes y jóvenes, que es realmente donde está el problema.
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