El politólogo Adolfo “Fito” Garcé, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Sociales de Udelar, conversó con La Mañana sobre el vínculo entre partidos políticos, la universidad y los think tanks, y reflexionó sobre la importancia del mundo de los expertos en la elaboración de las políticas públicas.
¿Cómo ha sido históricamente el vínculo entre el sistema político uruguayo y los distintos centros de investigación de las ciencias sociales?
Una característica del caso uruguayo es que, teniendo uno de los sistemas políticos más fuertes, mejor articulados de la región, con partidos políticos entre los más antiguos, y teniendo además una capacidad de reflexión sobre los temas sociales en general yo diría alta, tuvimos ciencias sociales tardías. Fijate que hubo que esperar hasta la crisis del 29 para que se creara la Facultad de Ciencias Económicas y Administración en 1932. La sociología también es tardía y la ciencia política más aún.
Centros de pensamiento hay de todo como muestra el informe del programa de la Universidad de Pennsylvania, que hace el seguimiento de think tanks en el mundo. Ese programa muestra que hay en el mundo muchos tipos diferentes de usinas de ideas.
El modelo norteamericano es el más conocido. Es el modelo de centros de pensamiento financiados por privados, instalados en la sociedad civil, con baja vinculación con partidos políticos. Pero para encontrar ese tipo de centros de pensamiento en Uruguay tenés que venir a la creación del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES), o más reciente, el Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) y Pharos, creado en la Academia de Economía y orientado a influir en políticas públicas y económicas.
¿Qué es lo que había tradicionalmente?
Centros de investigación al estilo norteamericano no había. Lo que había, en todo caso, eran centros académicos. La Universidad de la República (Udelar) tenía el Instituto de Economía (IECON) y el Instituto de Sociología. El IECON tenía relación con el sistema político desde la década del 50. Enrique Iglesias siempre cuenta, cuando en 1956, el IECON fue consultado para la elaboración de los decretos del 3 de agosto de 1956, que son decretos que empiezan a recorrer el camino de la liberalización del tipo de cambio. Entonces es un think tank en el sentido amplio de la expresión, con un conocimiento especializado orientado a políticas públicas.
A fines de los 60′, el IECON elaboró el Proceso Económico del Uruguay, que es un documento de diagnóstico muy influyente para lidiar con la crisis económica. Muy influyente, no tanto en las políticas públicas de la época, pero sí en el pensamiento de la izquierda y en el programa fundacional del Frente Amplio (FA), las Bases Programáticas de la Unidad de 1971.
¿Y cómo era esa relación con los partidos políticos?
Contacto con el mundo universitario los partidos siempre tuvieron. En un proceso muy largo, que arranca en la década del 30, la Udelar fue girando hacia la izquierda. Cuando hablamos de Udelar, estamos cortando grueso, estamos generalizando. En la Udelar hay de todo, como en cualquier otro lado. Pero si tuviera que dibujarlo, como una teoría de conjuntos, dibujo dos conjuntos: la Udelar de un lado, y el conjunto FA (o izquierda) del otro, que tiene una zona de intersección bastante amplia, que fue un proceso de décadas, que ayuda a entender por qué el FA, durante la era progresista, pudo acudir tan fácilmente a muchos universitarios y centros de investigación de la Udelar.
De las primeras cosas que hace Tabaré Vázquez en marzo del 2005 es hacer un acuerdo marco de cooperación en el paraninfo de la universidad con la Udelar. Después, la cooperación entre el Mides y la Facultad de Ciencias Económicas y la Facultad de Ciencias Sociales, o la cooperación entre Presidencia y la Facultad de Humanidades con el tema de la búsqueda de los desaparecidos. Es decir, que hay realmente una cooperación muy fuerte, facilitada por esa zona de intersección.
Los partidos tradicionales tienen una zona de intersección muy amplia con las universidades privadas, lo cual no quita que haya también en las privadas votantes del FA. Son tendencias, son cercanías, son afinidades. Pero, las universidades privadas están más cerca del mundo de los partidos que hoy están en el Gobierno.
¿Qué éxito y vigencia han tenido los think tanks partidarios?
Hay un poco de todo, pero para mí el caso más exitoso, es quizás el primero de todos, el Instituto Manuel Oribe del Partido Nacional (PN), instalado en 1985, en torno al liderazgo de la Luis Alberto Lacalle Herrera, y, a partir de 1987, sobre todo, fue muy activo. Reclutó expertos que simpatizaban con el liderazgo de Lacalle, como Conrado Hughes, Javier de Haedo entre otros dirigentes, y allí se elaboró el programa la Respuesta Nacional, que fue el programa del herrerismo para esa elección que terminó siendo un programa muy influyente porque fue la columna vertebral del gobierno de Lacalle Herrera. Muchos de los expertos que habían trabajado en el Instituto Manuel Oribe, esos cinco años, terminaron en cargos de gobierno. Entonces esa experiencia fue muy interesante y exitosa, y trató de ser replicada por otras fracciones blancas. Por ejemplo, en la creación del Instituto para la Democracia Wilson Ferreira Aldunate, impulsado por Jorge Larrañaga, que, con actividad cambiante, todavía funciona.
Hay en otros partidos. Los colorados, en algún momento, intentaron poner en marcha, pero no sé cuán activo está el Centro Batlle y Ordoñez. Vamos Uruguay también tuvo su centro de estudio. El PN tiene su centro de estudios: Centro de Estudios del PN.
En el FA, por ejemplo, Liber Seregni fundó el Instituto Fernando Otorgués (1992) y más tarde se crea la Fundación Liber Seregni (2006) que dirige Agustín Canzani. Pero como el FA es un partido muy denso organizacionalmente, no es fácil para ese centro de estudio incidir adentro de la interna del FA. Tiene que ser extraordinariamente cauteloso, porque el FA es un partido estructurado en torno a la militancia.
Lo que ha sido más difícil para los partidos es crear centros de estudio de todo el partido. Son muy fraccionalizados los partidos nuestros, entonces suelen tener centros de estudio de fracciones y les cuesta más. Aunque hay un proceso creciente de institucionalización de los centros de estudio de los partidos, te diría que es una tendencia de las democracias contemporáneas y del sistema de partidos en América Latina que partidos, fracciones de partidos o líderes políticos, organicen sus centros de estudio como plataforma para prestigiarse, legitimarse, y como una sala de recepción de expertos y técnicos, que van a dar una mano en la elaboración de los programas y que eventualmente pueden dar una mano después en la gestión pública.
¿Cuál ha sido la interacción de los gobiernos con think tanks independientes?
En términos generales, la democracia uruguaya es una democracia donde la voz de la ciudadanía es una voz muy fuerte. Lo que la gente quiere, se escucha, retumba en todo el sistema político. Pero la voz del experto se escucha menos.
Se mejoró muchísimo respecto a la fase anterior a la dictadura, en la década del 50 y 60. En materia de elaboración de políticas públicas es mucho más sofisticada. La uruguaya, es una democracia representativa que funciona bien. Los instrumentos de democracia directa facilitan que la voz de la ciudadanía se escuche. Pero es una democracia que tiene que trabajar mucho más, desde mi punto de vista, en el vínculo con el mundo de los especialistas. Hoy aparece muchísimo más importante la lealtad política que la competencia técnica.
MPP presentó la Fundación Progresista Siembra
El Movimiento de Participación Popular del FA presentó el miércoles 17 este espacio de expertos como “un ámbito de construcción colectiva, militante, que (en un marco de investigación y acción) contribuye a hacer posible lo necesario”.
En la presentación el expresidente José Mujica advirtió que “estamos en una época de cambio pavoroso, corremos el inmenso peligro de ser sepultados por el éxito, la civilización capitalista capturó a la ciencia y la impulsó, multiplicando la tecnología, la productividad, y creó el basamento material, técnico y científico de esta fantástica civilización”. Agregó que “esta civilización depende del mercado, ciego, lo único preponderante ya no es la decisión política; la política está sometida al juego de intereses que existe por delante”.
TE PUEDE INTERESAR