El director de la consultora Factum, Eduardo Bottinelli, señaló que la Coalición perdió bancas en el Senado por no ir bajo un mismo lema, aunque consideró que tal posibilidad está lejana por cuestiones políticas. En diálogo con La Mañana el analista afirmó que la Coalición tiene como primera misión retener la mayor cantidad de votos posibles.
¿Cuál es su evaluación de las elecciones del pasado domingo?
Los resultados muestran algunas continuidades y algunas sorpresas. Claramente, hay una continuidad importante en la conformación de dos grandes bloques en los que se divide la población uruguaya. Como era relativamente previsible por las encuestas que veníamos haciendo, la suma de los partidos de la Coalición termina superando por tres puntos al Frente Amplio. Esto de alguna forma tiene sus consecuencias desde el punto de vista de la distribución de bancas en el Senado, donde el Frente Amplio logró la mayoría absoluta, con un porcentaje de votación bastante bajo para las exigencias habituales que podemos trazar cuando estamos hablando de ese tipo de distribución. Ahí hubo un factor relevante, como algunas cuestiones que no se dieron en la dimensión que podía esperarse. Cabildo Abierto podía tener en forma medianamente segura una banca, alcanzando el 3%, pero votó por debajo de eso. Lo mismo pasó con Identidad Soberana, que se pensaba que podía estar en el Senado; ha estado muy cerca, pero no le alcanzó. Y el Partido Independiente, que tenía la esperanza y la expectativa, tampoco ingresó. Ninguno de los tres entró y, por lo tanto, al Frente Amplio le facilitó de alguna forma alcanzar la banca 16. Todas las proyecciones previas nos daban que llegaba a 15 senadores.
La distribución en diputados tiene un panorama un poquito distinto. El Frente Amplio suma 48 bancas y la Coalición 49. Ahí sí, entraron dos diputados para Cabildo Abierto y uno del Partido Independiente. La otra sorpresa es el ingreso de Gustavo Salle a Diputados, y sumando Identidad Soberana dos lugares. Si bien era un evento que podíamos prever a partir de las encuestas, termina confirmándose en las urnas.
El Frente Amplio llega a la banca 16 por esos restos que van quedando, al no alcanzar otros partidos los votos necesarios. ¿No sería posible pensar en un futuro que la Coalición vaya bajo un lema en común para precisamente poder capitalizar esos votos?
Es una discusión que probablemente se empiece a dar. De hecho, en 2019 se planteó de manera tibia y es probable que pueda volver a darse a partir del año próximo. Es verdad que si se conformará un solo partido de la Coalición Republicana, con sublemas que representaran lo que hoy son los partidos, y si lleváramos el mismo nivel de votación a la distribución de bancas, hubiese cambiado sustancialmente. Con todos los partidos de la Coalición bajo un mismo lema, la distribución de bancas en el Senado hubiera sido al revés: 16 para la Coalición y 14 para el Frente Amplio. Pero el supuesto es válido si sostiene la misma cantidad de votos, es decir que no haya personas que dejen de votar a la Coalición por ser un solo partido. El sistema tal como está diseñado tiene algunas contraindicaciones, como la candidatura única. Ir en un solo lema con una candidatura única de un partido al que no se siente pertenencia o cercanía hace que los electores busquen otras opciones. De hecho, cada vez que votaron juntos los partidos que hoy conforman la Coalición, como en 2019 o en el pasado cuando sumaban blancos y colorados, se observa que cuando participaron en una segunda vuelta votaron menos.
La disyuntiva pasa por una cuestión de estrategia electoral. Además, hay muchas resistencias internas, porque una cosa es tener su propia bancada, en su propio partido y después generar una coalición, y otra distinta es una fusión de partidos para entrar en un lema, a no ser los diseños preestablecidos para una participación puntual, como las elecciones departamentales y otra algo más permanente. Es una discusión que parte del supuesto de que el nivel de votación sería igual y otro es que no habría grandes resistencias internas del punto de vista político. El Partido Nacional tenía dos alas con ciertas divergencias ideológicas, al igual que el Partido Colorado. Si eso se mete dentro de un partido, las divergencias ya no serían dentro de cada partido, sino adentro de una suma de partidos y podría desdibujarse incluso la frontera de algunos posicionamientos que tienen raíces históricas.
El éxito del Frente Amplio ha sido abarcar en un mismo lema una serie de partidos. ¿Por qué no funcionaría para la Coalición?
Podría funcionar en el largo plazo. Lo que hay que estar dispuestos es a pagar algunos costos iniciales. Esos costos iniciales son que el electorado, tal como está, hoy no vota en bloque atrás de una candidatura única en una segunda vuelta. Lo que habría que trabajar con profundidad es la disputa desde el punto de vista parlamentario dentro de un partido. En vez de hacer que varios partidos estén compitiendo por las bancas en las cámaras, tendría que modificarse la lógica hacia las preferencias por las listas al Senado dentro de un partido único. Es decir, cambia un poco la lógica de elección de los votantes.
El Frente Amplio tuvo un proceso de construcción que le llevó muchos años. Por ejemplo, el MLN entró tarde y le costó que se aprobara su ingreso al Frente Amplio y hoy, con el Espacio 609, es la fuerza más votada. Todo fue un proceso de muchos años de acumulación, partiendo de una base baja. No de competir hacia el triunfo inmediato, sino hacia la construcción de empezar a generar un proceso de acumulación con los años. Ahora la idea es competir directamente por el gobierno. Son contextos históricos distintos. Si bien el Partido Comunista y el Socialista han tenido competencia, también en momentos han acercado posiciones.
Visto este resultado electoral, ¿cómo piensa que se va a estar desarrollando la campaña durante este mes, considerando que el Frente Amplio no tiene la mayoría en la Cámara de Diputados?
Tiene la mayoría más fuerte, que es en el Senado, además con una ventaja adicional y es que mientras se pensaba un escenario con una mayoría que dependiera de la vicepresidencia (teniendo 15 senadores) llega a 16. Lo que no tiene es la mayoría en Diputados. El camino que se puede visualizar es, desde el lado del Frente Amplio, poner ese peso en el Senado como un valor en sí mismo, que se dimensione en temas de gobernabilidad y en términos de ejecución de políticas. Creo que tiene que ir acompañado de un proceso claro, firme y contundente de propuestas, donde se vislumbre las propuestas por sí mismas, cómo se harán y quiénes las llevarán adelante. Y en qué le cambian la vida a la gente esas propuestas. No basta solamente con un discurso de tener la mayoría y no hacer demasiadas olas como forma de fortalecerse claramente hacia una segunda vuelta.
¿Qué tendría que hacer, por su parte, la Coalición?
El Partido Nacional y los socios de la Coalición la primera misión que tienen es retener la mayor cantidad de votos posible. Evitar la fuga habitual a que estamos acostumbrados, de cerca de dos puntos y medio, más o menos, entre la primera y segunda vuelta. Minimizar la fuga lo máximo posible. El segundo punto es sumar todo lo que se pueda fuera. La señal de sumar a Eduardo Lust y el Partido Constitucional Ambientalista tiene que ver con ampliar aún más el poder de captación. No parece sencillo poder captar electorado de los partidos más chicos, pero por lo menos disputar en esos partidos más chicos y frenar la mayor cantidad de pérdidas posibles.
También está la necesidad de descentrar la figura de Lacalle Pou. Utilizarla, pero no como la figura central, ya que pierde fuerza la candidatura presidencial. Eso es lo que ha pasado en cierta forma. Cada referencia que hace Delgado, en términos genéricos, termina refiriéndose a Lacalle Pou. Lo hizo el 30 de junio en la interna y lo repitió el pasado domingo. Si bien tracciona votos, la figura de Lacalle Pou debilita la de Delgado, por lo cual el rol es importante. Lo otro es el rol que van a jugar el resto de los socios de la Coalición, tanto en el Partido Colorado Ojeda, Bordaberry y Silva. También la figura de Manini Ríos. Aunque la votación de Cabildo Abierto fue magra es necesaria esa figura para un segmento específico del electorado y también Mieres, aun teniendo una votación baja, quien ha tenido una gestión que ha sido bien valorada que no se tradujo en votos. Entonces, lo que la Coalición necesita es a todo el equipo funcionando, lo más amplio posible en cancha para retener y buscar cuáles son los nichos donde se puede llegar a captar. Lo que veo muy difícil es la señal que dio Delgado de intentar atraer a personas que votaron el Frente Amplio en la primera vuelta. Eso es algo que las encuestas no detectan y no se ha visto en elecciones anteriores.
Tanto para la Coalición como para el Frente Amplio, ¿sería una ventaja anunciar antes de la segunda vuelta su equipo de ministros?
Es parte de lo que va a estar en juego. O sea, van a estar, por un lado, las figuras presidenciales y van a jugar quizás las figuras vicepresidenciales. Hay que ver cómo van a jugar los equipos económicos que ya están en cancha y parece importante empezar a mostrar alguna figura que pueda ser convocante o atractiva para algunos segmentos del electorado. Creo que tanto en el Frente Amplio como la Coalición no solamente es mostrar lo que hicieron o contrastar gobiernos, sino sobre todo que las palabras que han usado tanto Orsi como Delgado de “generación de esperanza” dejen de ser palabras y sean un contenido.
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