En las elecciones presidenciales de 2019 como ninguna de las dos fórmulas logró la mayoría absoluta de los votos emitidos en la elección nacional de octubre, el siguiente 24 de noviembre, el electorado uruguayo asistirá a una segunda vuelta electoral para elegir al próximo presidente de la República. Será el cuarto balotaje desde la Reforma Constitucional sancionada mediante un plebiscito el 8 de diciembre 1996. Esta fue la primera reforma electoral desde la llamada Reforma Naranja de 1966, que reinstauró el presidencialismo y extendió el período de gobierno de 4 a 5 años.
El sistema electoral que adoptó Uruguay hace 23 años es una institución paradigmática del derecho constitucional francés. El mismo tiene su origen en 1852, durante Segundo Imperio de Napoléon III, pero se instauró con más firmeza tras la Reforma Constitucional de 1958, que dio comienzo a la V República de Francia con el general Charles de Gaulle nuevamente en el poder, tras su retiro.
Para entorpecer el camino de la izquierda francesa, el gaullismo implantó un nuevo régimen electoral denominado “sistema uninominativo de segunda vuelta”. El mismo exigía la mayoría absoluta de los votos válidos para conquistar cualquier posición electiva. Con el tiempo, y tras la muerte de De Gaulle en 1970, el “ballottage” no solo dejó de ser útil para los intereses del gaullismo, sino que además permitió se unieran las izquierdas francesas, lo que a la postre terminó catapultando a la presidencia al socialista François Mitterrand en el año 1981.
Como el gaullismo en Francia, en 1996 los partidos fundacionales uruguayos -con el apoyo del Nuevo Espacio y el visto bueno de los frenteamplistas Líber Seregni y Danilo Astori- aprobaron en el Parlamento una reforma constitucional que preveía tres modificaciones clave: separación de elecciones nacionales y departamentales, candidato único por partido y segunda vuelta electoral. La reforma se sancionó definitivamente tras una ajustada aprobación (50,5%) de la ciudadanía en diciembre de ese año y tuvo su estreno en las elecciones de 1999.
Balotaje 1999
Con el nuevo sistema en marcha, por primera vez en la historia el Partido Colorado (PC) y el Partido Nacional (PN) se unieron para llegar al gobierno.
Bajo la consigna “llegó la hora de votar juntos”, el Dr. Luis A. Lacalle Herrera manifestó en un acto político en Mercedes su apoyo a la fórmula colorada conformada por el Dr. Jorge Batlle y Luis Hierro López. “La razón va a primar sobre la razón”, dijo Lacalle para justificar la creación de la inédita coalición, que se concretó tras la suscripción de trece acuerdos programáticos de gobierno.
Ese acuerdo político permitió postergar por cinco años la llegada al Ejecutivo del Frente Amplio (FA), que por primera vez se transformaba en el partido más votado, al obtener en la primera vuelta el 39,06% de los votos emitidos. La fórmula presidencial colorada, contendiente en el balotaje, obtuvo el 31,93%.
El 28 de noviembre de 1999 se celebró por primera vez una segunda vuelta electoral en Uruguay. Ese domingo, la candidatura colorada compuesta por Batlle y Hierro López alcanzó el 52,52% de los votos emitidos y superó a la fórmula frenteamplista integrada por Tabaré Vázquez y Rodolfo Nin Novoa (44,53%).
La coalición de gobierno sucumbió a mitad de camino por el devenir financiero.
En medio de la peor crisis económica del país, en noviembre de 2002 el PN abandonó todos sus ministerios y dejó solo al PC timoneando en la tormenta. Tras el complicado gobierno de Batlle, los colorados pagaron los platos rotos políticamente y el electorado uruguayo se lo hizo saber en la elección de 2004.
Con una estrepitosa caída de más de 20 puntos porcentuales del PC, el PN obtuvo su mejor votación desde 1989, pero eso no alcanzó para forzar un nuevo balotaje.
El FA logró llegar al gobierno tras una votación histórica el 31 de octubre de 2004.
La coalición de izquierda uruguaya fue la primera fuerza política en superar el millón de votos, y con el 50,45% consiguió obtener en primera vuelta las mayorías parlamentarias y la titularidad del Poder Ejecutivo en manos de Tabaré Vázquez.
Balotaje 2009
En 2009, el país volvió a tener un mano a mano entre presidenciables. Pero la ventaja que obtuvo en octubre la fórmula frenteamplista conformada por José Mujica y Danilo Astori fue decisiva. El FA obtuvo otra vez las mayorías en ambas cámaras parlamentarias y logró una considerable diferencia de 435.320 votos respecto a sus contrincantes políticos de la segunda vuelta electoral.
En el balotaje celebrado el 29 de noviembre, Mujica se transformó en el nuevo presidente de los uruguayos al obtener el 52,39% de los votos emitidos, frente al 43,51% que logró sumar la candidatura blanca integrada por Lacalle y Larrañaga.
El estudio que realizó CIFRA el día de las pasadas elecciones nacionales arrojó que del electorado actual del PC, el 15% votó al PN en octubre de 2014, mientras el 14% lo hizo por el FA. En tanto, el 38% de los votantes de CA votaron al PN en 2014 y un 21% votó por el PC. 24% del electorado de CA votó en 2014 por el FA.
Balotaje 2014
Un escenario político electoral similar ocurrió en la Elección Nacional celebrada el 26 de octubre de 2014. El electorado uruguayo debió elegir entre los candidatos presidenciables del FA y el PN, pero al igual que en la elección anterior, la diferencia obtenida por el FA en primera vuelta selló de antemano la suerte para el balotaje.
En la segunda vuelta llevada a cabo el 30 de noviembre de ese año, el Dr. Tabaré Vázquez logró por segunda vez llegar a la Presidencia de la República con el 53,60% de los votos emitidos, superando a Lacalle Pou que obtuvo el 41,10%.
A partir de los últimos dos antecedentes, Vázquez se mostró afín a buscar un acuerdo interpartidario para modificar el sistema electoral, debido a que muchos sectores políticos entendían que era innecesaria una segunda vuelta cuando la diferencia de votos en la primera resultaba tan notoria. Pero la iniciativa no prosperó y las elecciones de 2019 terminaron de disipar es fenómeno electoral.
Balotaje 2019
Para entender lo que puede pasar en la segunda vuelta electoral que se desarrollará el próximo 24 de noviembre hay que tener en cuenta tres factores fundamentales. En primer lugar, la diferencia de votos con la que parte el ganador de la elección nacional; segundo, la participación de los que votaron por otros partidos; y tercero, lo más relevante, la distribución de esos votos prestados.
En los tres balotajes se dieron dos fenómenos bien distintos en materia electoral. Mientras en 1999 se dio una segunda vuelta competitiva donde el PC logró dar vuelta la elección presidencial, en 2009 y 2014 el FA logró prácticamente victorias técnicas en primera vuelta y eso repercutió en un menor involucramiento del electorado. En el primer balotaje, que terminó con la victoria de Jorge Batlle, fueron 575.640 los votantes que en
noviembre eligieron presidente de un partido al que no votaron en octubre. En 2009 y 2014 esas cifras bajaron exponencialmente, seguramente debido al poco atractivo que representaba la contienda política. 416.944 y 298.391 respectivamente, fueron los votos adicionales hacia los candidatos que disputaban la segunda vuelta presidencial.
Otro factor que tiene que ver con la participación de los electores que no sufragaron a ninguno de los partidos que disputarán el gobierno en noviembre, es la cantidad de votos en blanco y anulados. En 1999 apenas el 3% voto en blanco o anulado. En 2009 subió a 4,1 quienes no optaron por ninguna de las dos fórmulas presidenciales. En 2014 se volvió a incrementar, ya que el 5,3% de electorado prefirió abstenerse a elegir a alguno de los dos candidatos a la Presidencia.
También hay que tener en cuenta la participación de votantes en segunda vuelta con respecto a los que participaron en las elecciones nacionales de finales de octubre. Mientras en 1999, fueron 1.128 más los inscriptos que votaron en segunda vuelta que en la primera, en los otros dos balotajes, de características menos competitivas, en segunda vuelta participaron menos electores que en la primera. En 2009, la segunda vuelta electoral tuvo 18.728 participantes menos que en la primera. En tanto, en el último balotaje realizado el 30 de noviembre de 2014, sufragaron 50.887 votantes menos que en la elección nacional del 24 de octubre.
Siempre ganó el bloque mayoritario en votos y en bancadas
Al interpretar que el nuevo sistema electoral dividió la contienda electoral en dos bloques antagónicos, es menester tener en cuenta que el bloque que resultó ganador en las anteriores tres instancias de balotaje, había concretado previamente las mayorías parlamentarias (propias o coalición) en la elección nacional de octubre, y había superado en votos al bloque que resultó perdedor.
En 1999, la suma del electorado del PC y del PN superó por 321.693 votos al FA. Pero eso cambió drásticamente después del último gobierno colorado. A partir de la elección de 2004, la coalición de izquierda superó al bloque opositor por tres elecciones consecutivas. En 2004 el FA superó por 128.986 a la sumatoria de los dos partidos fundacionales. En la elección de octubre de 2009 esa diferencia se achicó a 43.013 votos, pero en 2014 el FA volvió a ampliar la brecha logrando 95.887 sufragios de diferencia con respecto al bloque opositor.
Si sumamos a Cabildo Abierto (CA) al bloque conservador en detrimento del FA, el nuevo escenario planteado a partir de los resultados de la última elección nacional marca una diferencia importante con respecto al oficialismo. Los votos sumados entre el PN, PC y CA superan por más de 300.000 votos al FA.
Son varias las coincidencias con el contexto político electoral en el que se desarrolló el primer balotaje en noviembre de 1999, pero también existen algunas diferencias y surgen incertidumbres a partir del nuevo panorama electoral. Tal como sucedió hace 20 años, el que salió segundo en la elección nacional concretó acuerdos programáticos para tener mayorías parlamentarias, y hasta ahora ese detalle fue determinante para resolver a su favor la segunda vuelta.
La gran diferencia que representa el actual escenario político es el movimiento del electorado del FA. Mientras en 1999 estaba en pleno ascenso, hoy el FA está pagando el desgaste de tres gobiernos consecutivos, ya que perdió casi 200.000 respecto a la elección nacional de 2014. Ahora, es un tema de especialistas y de los propios partidos interpretar si esa tendencia se incrementará en el balotaje, o si el FA tiene la virtud de poder recuperar a la mayoría de sus antiguos votantes.
Para tener un paneo más concreto de la bolsa electoral, en la que deberán enfocarse para seducir a nuevos electores los candidatos a la presidencia Daniel Martínez y Luis Lacalle Pou, es interesante analizar a quién votaron en 2014 los votantes de los partidos que no llegaron a la segunda vuelta electoral en 2019.
El estudio que realizó CIFRA el día de las pasadas elecciones nacionales arrojó que del electorado actual del PC, el 15% votó al PN en octubre de 2014, mientras el 14% lo hizo por el FA. En tanto, el 38% de los votantes de CA votaron al PN en 2014 y un 21% votó por el PC. 24% del electorado de CA votó en 2014 por el FA.
Todas las variables y especulaciones proliferan a solo 18 días del balotaje. ¿Podrá mover la aguja el próximo debate presidencial? ¿Podrá remontar el PN una diferencia de más de 250.000 votos? ¿Podrá el FA llegar a su cuarto gobierno consecutivo con un parlamento mayoritariamente opositor? Son preguntas que tendrán respuestas recién en la medianoche del próximo 24 de noviembre.
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