El panorama hacia las elecciones de 2024 marca un escenario muy similar al de las elecciones de 2019 si se toman en cuenta las fuerzas del Frente Amplio y de la Coalición. El director de Opinión Pública y Estudios Sociales de Opción Consultores, Rafael Porzecanski, dijo a La Mañana que en especial el Partido Nacional tiene como desafío instalar candidaturas nuevas.
¿Qué evaluación hacen de la última encuesta realizada por Opción?
Hicimos una encuesta en la que recogimos dos conjuntos de datos. El primero era una pregunta abierta y espontánea, sin dar opciones a los entrevistados y dejar que ellos mencionen sus preferencias. Concretamente, preguntamos quién quieren que sea el próximo presidente del país, con una única limitante, que era que Lacalle Pou, el actual presidente, no podía ser reelecto. En ese sentido, lo que observamos, lo que prevalece, es la no respuesta. Un 38% de los uruguayos tiene alguna preferencia presidencial espontánea y un 62% que no lo hace. Además, hay un 6% adicional que responde una preferencia, pero de otro partido. Eso quiere decir que solo uno de cada tres uruguayos tiene un líder concreto con el que asocia una preferencia. Es 20 puntos superior el porcentaje de frenteamplistas que menciona alguna preferencia, en comparación al de electores de la coalición (54% contra 34%).
¿Cómo se observa dentro del Frente Amplio y la Coalición?
Dentro de esa fuerza política se destacan dos líderes frenteamplistas (Yamandú Orsi y Carolina Cosse) que obtienen el 9% y el 6% de las respuestas. Otros que cuentan con preferencias presidenciales espontáneas son Oscar Andrade (2%), José Mujica (1%), Daniel Martínez (1%), Mario Bergara y Fernando Pereira (estos dos últimos sumados alcanzan cerca del 1% entre el total de la población).
Luego vemos que, de los líderes de la coalición, los más mencionados son Álvaro Delgado con 5% (Partido Nacional), Pedro Bordaberry con 2% (Partido Colorado) y Guido Manini Ríos con 3% (Cabildo Abierto). Lo que se observa es que hay una mayor dispersión en los mencionados hacia dentro de la coalición de gobierno.
Otro dato importante es dentro del Frente Amplio. Los frenteamplistas son más proclives a mencionar un candidato, con posible preferencia a presidente, con una clara polarización entre Orsi y Cosse.
En la coalición hay más incertidumbre entre sus electores. De hecho, hay una diferencia de 20 puntos en el porcentaje de no respuestas entre electores de la coalición y los del Frente Amplio. En esto influye el no poder postularse el actual presidente, Lacalle Pou, siendo el líder con mejor imagen, mayor posicionamiento y mayor conocimiento por parte de la ciudadanía. Esto genera un desafío a la coalición para instalar candidaturas nuevas, principalmente en el Partido Nacional.
¿Qué explicación hay para esa no respuesta en los votantes de la Coalición?
Es debido a que tiene una restricción que no tienen los votantes del Frente Amplio y es la no posibilidad de que el actual presidente se esté postulando. Ese no es un tema menor. Lacalle Pou es el líder que tiene mayor posicionamiento y mejor imagen.
¿A qué se debe que las personas dentro de la Coalición no tengan en mente un nombre como futuro presidente?
Cuando no se brindan opciones de respuesta, los niveles de no responder crecen sustantivamente. Esto sucede en preferencias de gobierno nacional como en los departamentales, y es algo habitual. Se modifica cuando está más cercana la contienda electoral. La preferencia espontánea es un indicador de adherencia a una cierta figura o líder político. Cuando ya se tiene una preferencia clara por alguien, se está denotando que el nivel de adhesión es muy firme. Estamos también frente a un ciclo que será de bastante renovación. El Frente Amplio no tendrá a sus líderes históricos en la competencia. Tampoco tendrá el Partido Nacional, a quienes protagonizaron el gran contrapunto en los últimos 10 años (Luis Lacalle Pou y Jorge Larrañaga), y a su vez es una incertidumbre el Partido Colorado. Esos elementos terminan creando un alto nivel de no respuesta. ¿Esto significa que los que no responden no tienen ninguna preferencia? La respuesta es no. Y eso se ve cuando se hacen preguntas con posibles candidatos.
Precisamente, ¿cuál es la conclusión de esa segunda parte de la encuesta?
El paso adicional que dimos para este informe fue realizar escenarios de intención de voto por partido y por candidato. Se nombra al partido y los candidatos y se le pide a la gente que dentro de esa lista escoja su preferencia. En una primera grilla se puso a Orsi, Delgado, Manini, Mieres y Vega. En una segunda grilla, lo único que se cambia es a Orsi por Cosse.
Lo que obtuvimos en primer lugar es que el Frente Amplio está en niveles de su elección pasada, con un piso que está entre 39% y 40%. Eso quiere decir que el FA hoy está perfilado para mantener o incluso incrementar su votación de 2019.
En segundo lugar, vimos que el Partido Nacional está un poco por debajo de su votación de 2019, lo cual no es un tema menor. Álvaro Delgado es quien lidera hoy las preferencias internas del PN, pero en comparación a líderes de la coalición, es menos conocido que Guido Manini Ríos, Pedro Bordaberry o Pablo Mieres. Eso puede ser uno de los elementos que explique un menor peso del Partido Nacional. Otro elemento que vemos es que le sucede algo similar al Partido Colorado que al Frente Amplio, estando cerca de su piso de votación de 2019, aunque algo mejor, marcando un caudal electoral en el entorno del 12% al 13%.
Después tenemos a Cabildo Abierto, dónde Guido Manini Ríos está marcando un par de puntos por debajo de lo que fue su votación de 2019, pero captando parte de los indecisos podría estar cerca de su votación de aquel entonces.
Por último, el Partido Independiente está un poquito mejor que la elección pasada, marcando niveles que podrían darle una representación en el Senado y el Peri está nuevamente con una representación parlamentaria. Hay que aclarar que todo esto es muy tentativo y marca una correlación de fuerzas que no es tan diferente a las de 2019.
En el transcurso de estos tres años, ¿cuáles son las diferencias que se pueden apreciar?
Con mucha claridad se puede decir que el Frente Amplio y el Partido Nacional se mantienen como primero y segundo, y serían los partidos que disputarían un balotaje, lo que sería una continuidad frente a las tres elecciones pasadas. En segundo lugar, si se observa la correlación de fuerzas coalición versus Frente Amplio, se ve que la coalición está más cerca de la mayoría parlamentaria que el FA, o sea algo similar a 2019. Pero es un poco menor la brecha. La coalición obtuvo 15 puntos de ventaja con respecto al Frente Amplio en las elecciones pasadas. Y la diferencia ahora es cuando la candidatura es de Cosse versus Orsi. Con la candidatura de la actual intendenta de Montevideo, la coalición tiene nueve puntos de ventaja. Decrecen los indecisos y crecen un punto el PN, el PC y Cabildo Abierto. En cambio, con la candidatura de Orsi, se reduce la brecha, se ven cinco puntos de ventaja de la coalición.
Por lo tanto, son escenarios que muestran competitividad por bloques, con leve liderazgo de la coalición, muchos elementos similares a 2019 y pequeñas variaciones. No obstante, se debe entender que esto es un kilómetro cero o punto de partida hacia 2024.
¿Cómo influyen en todo este escenario los nombres ya conocidos dentro de los partidos?
Cuando se ponen nombres de importante conocimiento en general, como puede ser Bordaberry, Manini o Mieres, esos partidos crecen significativamente.
En todo este escenario, ¿se puede medir la incidencia de las recientes propuestas de una reforma de la seguridad social o un TLC con China?
Naturalmente que las políticas públicas de un alto impacto pueden tener incidencia electoral. Lo que hay que ver es cómo la ciudadanía los percibe y cuáles son los efectos concretos de mediano plazo. Además, se tienen que considerar otras variables que no tienen que ver con estas reformas y sí con el comportamiento de la economía y la seguridad. Todavía es muy temprano para sacar conclusiones sobre el efecto de la reforma de la seguridad social, porque no se sabe cuál será el proyecto final. En el caso del TLC con China es más complejo de prever, porque tendríamos que ver cuáles serían los ganadores y los perdedores del acuerdo. Existen políticas públicas que sí pueden tener efectos electorales. Hay estudios que han mostrado que determinados programas ejecutados por el Mides, desde la década del 2000 en adelante, tuvieron algunos efectos electorales.
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