Los desafíos de ese momento llevaron a los actores sociales a transitar un camino novedoso articulando diferentes visiones que desarrollaron propuestas entorno a una misma mesa.
¿Como se alcanzó a formar la Concertación para el Crecimiento?
Quizás para nosotros un primer paso anteriormente fue en 1999, cuando se armó la coordinadora de gremiales agropecuarias, que venían trabajando y hubo una manifestación muy grande el 13 de abril. De esa articulación de las gremiales agropecuarias seguimos trabajando por el tema endeudamiento, atraso cambiario, competitividad. Nos empezamos a vincular con otros actores.
¿Qué sectores se empezaron a sumar?
A partir de ahí empezaron las conversaciones porque la crisis se venía. El sector agropecuario ya la venía sufriendo en casi toda la década del noventa. Con el gobierno en el año 2000-2001 no había demasiado diálogo y empezamos a generar propuestas por un lado para atender el endeudamiento agropecuario, pero ya se sumaban otros sectores. El juntar fuerzas diversas tenía que ver con el eslogan “Por un país productivo, con trabajo”. Empezamos articular con otras organizaciones de pequeños y medianos comerciantes, con los panaderos, unión de ferreteros. Después de empezar el relacionamiento con AEBU, sobre todo por el tema financiero, otros actores como el Pit-Cnt como tal empezó a articular.
¿Cuál era la situación del país entonces?
Estábamos en la puerta de la crisis financiera del país. Uruguay venía con un atraso cambiario importante, desaparición de empresas, problemas complicados de competitividad, un porcentaje importante de personas sin trabajo. En enero de 1999 la crisis de Brasil. Uruguay sigue el plan 1 a 1 de Cavallo de convertibilidad en Argentina y Brasil despega su moneda. El propio Banco de la República venía con una situación bastante debilitada desde el punto de vista de su patrimonio. Argentina había explotado en 2001. Sabíamos por la propia gente de AEBU que la situación estaba complicada a nivel del sistema financiero uruguayo. Eso después culminó con la crisis del sistema financiero y ese 16 de abril de 2002 de alguna manera era un llamado de atención sabiendo que eso iba a pasar, tratando de plantear un puente y un diálogo con el gobierno para tratar de enfrentar entre todos esta situación. No fuimos muy escuchados y el 1o de junio de 2002 pasó lo que ya todo el mundo sabe, explotó la crisis financiera en el Uruguay. A partir de ahí se cayeron los Bancos, veníamos del corralito en Argentina, el no poder sacar el dinero de los bancos en el caso uruguayo, sobre todo el Banco República y después todas las medidas que por un lado planteábamos nosotros y que se empezaron a implementar para salir de la crisis.
¿Qué resultados o aprendizajes se obtuvieron de esa experiencia?
Nos pareció una visión en aquel momento bastante novedosa y progresista. De buscar articular entre gremios y organizaciones totalmente diversas que en muchos casos nunca se habían juntado, por ejemplo, con el Pit-Cnt. Pero también desde las gremiales agropecuarios no siempre articulábamos con otras gremiales de otros sectores. Eso fue toda una experiencia. Lo otro también importante fue identificar cuatro o cinco puntos estratégicos que eran comunes a todos y que podíamos trabajar en conjunto.
¿Cuáles fueron esos temas?
El país productivo, la inserción regional, un mejor Mercosur, generación de empleo, desarrollo local. Los distintos actores que participábamos teníamos un punto común en la defensa de la producción nacional. Desde ese espacio se generaron las primeras propuestas para crear un instituto de fideicomiso público que de entrada fue desechado porque se les dio a empresas recuperadoras de crédito, luego se creó República Afisa, que fue algo de lo que nosotros veníamos proponiendo. Fue una enseñanza muy interesante rompiendo algunos paradigmas del statu quo al juntar a organizaciones, algunas más conservadora que otras como el Pit-Cnt alrededor de una mesa y generar una proclama y una propuesta común.
Hay temas aún vigentes, como el atraso cambiario.
Somos parte de un fenómeno mundial que pasa con el dólar, pero a su vez por algunos lineamientos económicos como tratar de combatir la inflación o tratar de bajar el déficit fiscal a cualquier costo. Aunque sea con una buena intención. La situación de atraso cambiario tiene que ver con la prioridad de hacer caer el déficit y bajar la inflación sin tener demasiado en cuenta los demás sectores productivos que también dependen de mejorar su competitividad. Siempre se genera tensión. Algunas de las recetas económicas ya las vimos y hoy están sobre la mesa.
¿La integración regional también estuvo en la discusión en ese momento?
Con lo de la integración regional y el Mercosur han pasado muchas cosas. Uruguay por su condición al costado de dos gigantes también depende mucho de esa situación donde no ha habido demasiada apuesta a una complementación y a una integración efectiva. Pero sobre todo lo que más hemos dicho en los últimos tiempos que algunos de los países o en los países, sectores de la producción, siguen teniendo una actitud en algunos casos de mercados bastante cerrados o problemas macroeconómicos como puede pasar en Argentina. Los cambios políticos de los gobiernos también tienen esos vaivenes donde algunos son más pro-Mercosur e integracionistas y otros más liberales.
¿Cree que en la situación actual es necesario hacer coincidir los intereses de los productores, empresarios, trabajadores y del estado?
Poniendo el ejemplo de lo que pasó en 2002, cuando fue tan diferente el proceso en Uruguay del de Argentina y es que, si bien los orígenes son parecidos, en Uruguay había una sociedad civil mucho más organizada y que trabajó mucho para que ese tejido acá tuviera contención de alguna marea. Las organizaciones sociales le pusieron el hombro para poder salir de la crisis. Creo que ahora hay grandes temas que merecen tener un debate amplio entre toda la sociedad. Más allá de la discusión del momento, la seguridad social merece un debate profundo y amplio de todos los sectores. Qué modelo productivo, generación de trabajo de calidad y genuino. Los temas vinculados al ambiente merecen tener un abordaje bastante amplio y que sean internalizados a la sociedad. La única manera de poder hacerlo es en forma organizada, en la que se pueda trabajar a partir de las organizaciones. Tiene que haber una apertura al diálogo por parte de los gobiernos de turno.
Figuras relevantes de la actividad nacional fueron los articuladores durante la gestación de la Concertación para el Crecimiento y su proceso de desarrollo. Se destacan la participación Hugo Manini Ríos; Fernando López, de la Comisión Nacional de Fomento Rural; Roberto Uriarte, presidente de la Federación Rural; Alfredo Fratti, Gustavo Bernini, Lalo Fernández, de AEBU, o Ricardo Posadas, entre otros. Durante el congreso de la Federación Rural “la gente escuchó hablar de la Patria Grande” por parte de Alberto Methol Ferré, invitado para la ocasión por Hugo Manini para compartir su visión mercosuriana.
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