Ingresar a la vieja casona de Convención 1474 es hacerlo a la historia de Uruguay. Ahí, desde 1922, funciona la sede central del Archivo General de la Nación (AGN), lugar donde se atesoran miles de documentos que cuentan no solo la historia de los grandes hechos ocurridos en el país, sino también la de los ciudadanos comunes.
El AGN tiene tres sedes. La sede histórica, donde se guardan los documentos de esa naturaleza, la sede judicial, donde están documentos del Poder Judicial (como ser los expedientes judiciales) y el Centro de documentación musical “Lauro Ayestarán”. En la sede central hay miles de documentos de gobierno y otros puramente administrativos que van desde la época colonial hasta 1995.
Desde hace poco tiempo se encuentra al frente de esta institución Alberto Umpiérrez, un licenciado en Gerencia y Administración, con estudios avanzados de Maestría en Historia, pero también un apasionado investigador en historia regional con énfasis en temas de frontera Uruguay-Argentina.
Umpiérrez destaca que desde los comienzos de la nación como tal, siempre se intentó cuidar cómo la historia queda documentada. “El primer archivo de gobierno se creó en 1827, porque se tenía conciencia de que se estaba construyendo, o sea algo que tendría un valor en el futuro”.
Explica que para que un documento público llegue al AGN, desde cualquier dependencia estatal, deben transcurrir entre 10 a 15 años, pero la situación con respecto a dónde colocarlos es extremadamente complicada. Las capacidades de la sede central como la del archivo judicial están por demás comprometidas. Casi no hay lugar.
Como en otros sectores del Estado, el principal problema para el correcto mantenimiento de este centro de la historia uruguaya es el presupuestal. Lo asignado para gastos de funcionamiento en 2020, según datos de la OPP, es de seis millones de pesos (133 mil dólares), lo cual representa el 0,6% de las partidas presupuestales de organismo rector, en este caso el Ministerio de Educación y Cultura. A esto se suma la falta de personal, mientras que el promedio de edad de los funcionarios es de 56 años. Y la cantidad de empleados también cae de manera vertiginosa: de los 59 funcionarios que había hace dos meses y medio, hoy quedan 55, ya que cuatro se jubilaron y otros están en camino a hacerlo.
Por otra parte, el director del AGN es bastante gráfico sobre lo que sucede con las sedes de la institución: las mismas “se están cayendo a pedazos”. Por ejemplo, en el subsuelo de la sede de la calle Convención se guardan miles de documentos y se han debido construir canaletas en el piso para conducir la humedad, que convertida en pequeños hilos de agua, fluye de las paredes.
Pero quizás la peor parte de esta situación edilicia la esté llevando el archivo judicial. El año pasado, todo un sector colapsó (literalmente) debido a la sobrecarga de expedientes. Una estantería de madera se vino abajo provocando un efecto dominó. Fue entonces que los documentos que estaban en una de las plantas del edificio se debieron trasladar a diferentes lugares.
En el archivo judicial (ubicado en la avenida San Martín 2400) se conservan documentos de la época de los Cabildos (siglo 18) hasta las sentencias actuales de los Juzgados. “Hay expedientes completos de la esfera judicial. Desde divorcios hasta casos criminales. Y esos expedientes son muy consultados, porque muchas veces se precisan por ejemplo para una sentencia que tenga que ver con por ejemplo con una sucesión” dijo Umpiérrez. La situación creada en la actualidad, tras el colapso de parte del edificio, lleva a que quienes deben consultar un expediente (ya sea un particular o la propia Justicia) puedan tener meses de demora en acceder al mismo. También hay que destacar que ni el edificio central de la AGN ni el del archivo judicial tienen habilitación de bomberos.
El tema de cómo financiar los archivos generales de un país es un tema recurrente en todo el mundo.
“La solución que se ha tomado en otros países es poner una minúscula tasa a la lotería y así sostener sus archivos históricos, porque la sociedad debe conservar y acceder a la historia, no solo de una nación sino inclusive de sí mismo”, sostiene nuestro entrevistado.
Umpierréz considera que la solución a los problemas edilicios sería la de construir un edificio que albergara tanto el archivo general como el judicial, el cual debería contar con una serie de características específicas para este tipo de instalaciones. En este sentido espera que en el 2022, fecha de los 100 años de inauguración del edificio actual del Archivo General de la Nación, se pueda presentar un proyecto al respecto.
Secretos en los papeles
Un archivo histórico siempre termina dando sorpresas. Un documento que apareció recientemente entre los miles de expedientes fue una partida de nacimiento de Carlos Gardel. Todo surgió por una investigación sobre una sucesión, ya que Gardel tenía bienes en Uruguay. Pero como siempre en el tema del Zorzal criollo, surgen dudas sobre la veracidad de esta partida.
En el AGN también está la carta original que Artigas envío a Paraguay con las Instrucciones del año XIII. La historia sobre este documento es muy particular. Tras enviarlo a Paraguay y después de la Guerra de la Triple Alianza, las tropas de Buenos Aires se llevan los archivos paraguayos a la vecina orilla, y en esos documentos estaban las Instrucciones del año XIII. Años después, Carlos María Ramírez compró este documento histórico y lo trajo a Uruguay.
Por otra parte, varias cartas escritas por José Artigas se encuentran resguardadas en una cámara de frío donada por Estados Unidos en 2013 la cual siempre está a 23 grados y con un 50% de humedad.
El Archivo General de la Nación también tiene 92 cajas con la colección de cartas y documentos del general Victor Licandro (fundador del Frente Amplio), comprendiendo el período 1947-2007. En este caso y por expresa solicitud del militar (que hizo la donación en vida), no se puede acceder a leer ninguno de estos papeles hasta el año 2030.
También hay una colección de documentos donados por el expresidente y actual senador Julio María Sanguinetti y su esposa, Marta Canessa. Los mismos comprenden el período 1948-2008. Dentro del acervo del AGN sin duda uno de los puntos más valiosos es la colección Pivel Devoto. Conocido como el “Archivo Pivel” cuenta de 380 cajas, con miles de documentos históricos que van desde el siglo 18 hasta mediados del siglo 20.