En diálogo con La Mañana, Faig consideró que el Frente Amplio adopta la postura de “cuanto peor, mejor” de cara a la votación del referéndum contra la LUC. Además, sostuvo que la izquierda se está radicalizando mientras se está “alejando de Seregni” y que el próximo año atacará la reforma educativa que plantea el gobierno de la coalición republicana.
¿Cómo ve la actualidad política, considerando que existe por delante un referéndum?
Será un mojón, porque se va a ratificar la vigencia de lo que llamo la coalición republicana, o sea el conjunto de partidos que conforman la coalición de gobierno y, del otro lado, estará lo que claramente se definió en torno al Frente Amplio, una izquierda radical con mayoría y un vínculo muy estrecho con el PIT-CNT. Ahí el MPP y el Partido Comunista son los que fijarán la estrategia general.
¿En su opinión cuál será el resultado de este referéndum?
No observo que pueda haber un resultado muy distinto a lo que pasó en la interna de junio de 2019, en las nacionales de octubre y noviembre, en las departamentales de setiembre de 2020 e inclusive en las elecciones recientes del BPS donde en gran parte del país ganaron listas no afines a la izquierda. Incluso ahora con la interna del Frente Amplio, los votantes fueron 130 mil personas, o sea menos que en 2012, cuando se había llegado a 170 mil votos. Esto significa que no se dio un batacazo con cantidad de votos.
Lo que quiero decir con esto es que no veo algún acontecimiento político que haga que las mayorías que se definieron en 2019 no vayan a mantenerse. Por lo tanto, es razonable pensar en un 60% a favor de mantener la ley y un 40% por derogarla, o un 55% contra un 45%, pero en todo caso estará siendo ratificada la ley.
A su criterio, ¿la población está lo suficientemente informada sobre de qué tratan los 135 artículos que se pretenden derogar?
En cualquier referéndum de este tipo importa mucho la campaña que se haga y la información que se dé a grandes rasgos. Ahora, hay que señalar que la gente tampoco tiene que estar muy informada en todos los detalles, porque para eso eligió representantes en el Parlamento que se ocupan de esa tarea legislativa. La gente confiará entonces en sus referentes políticos y se movilizará mucho basándose en esos referentes y lo que votan.
¿Sin embargo puede existir algún cambio importante en materia general de acá al 27 de marzo, fecha en la que se realizará el referéndum? ¿Cómo incide la situación personal a la hora de votar?
Notoriamente, la situación económica viene mejorando, inclusive mejor que lo previsto por los analistas. En este contexto la voluntad de la izquierda es trancar el crecimiento que está teniendo Uruguay, de manera de perjudicar al país, y aplicar la frase “cuanto peor, mejor”. Esto es para que en marzo la situación no sea contraria a sus intereses menores, porque realmente son menores.
No hay que olvidar que el Frente Amplio, en materia de combustibles, votó los artículos a los cuales ahora se opone. Esto del FA con el palo en la rueda es algo histórico. Usan el referéndum para trancar un gobierno que no les gusta, pero que tiene legitimidad popular.
En ese marco, ¿qué reflexión hace sobre el paro histórico en la refinería y otros que se realizan, por ejemplo, en el transporte?
Esto es muy sencillo. La estrategia del presidente y la coalición republicana fue enfrentar la pandemia manteniendo los motores de la economía encendidos. Hoy en día en que la pandemia está dominada, lo que ocurre es que la estrategia de mantener los motores encendidos está dando resultado. Y eso se ve en un boom exportador, un aumento del consumo porque baja el desempleo y una mayor inversión internacional. Todo esto hace que la perspectiva sea de mejora, más rápido a lo que había pensado la oposición.
En ese esquema, lo que quiere el Partido Comunista, en particular, pero toda la izquierda en general, es boicotear ese proceso. Todos los que crean que se pueden hacer grandes acuerdos con la izquierda y que esto es “disneylandia”, están equivocados. Lo que está haciendo la izquierda es intentar desestabilizar al país.
Existe en algunos sectores de la población una cierta decepción porque no se ven los resultados de las auditorías. ¿Qué opinión le merece que existan ciudadanos que opinen así?
Que podría haber un ritmo más profundo de denuncias, sí, puedo estar de acuerdo. Ahora hay que tener en cuenta que la idea que teníamos de las auditorías a inicios del gobierno, o incluso antes, se vio cambiada por lo que fue enfrentar la pandemia. Las auditorías quedaron entonces en un segundo plano, sin embargo, no descarto que puedan aparecer nuevos hechos. En un caso como el de Antel, salieron a luz detalles de lo acontecido con el Antel Arena, y pasará todo a la Justicia. Me parece que ahora lo importante es concentrarse el año próximo en una agenda mucho más relevante de cambios que Uruguay tiene pendiente, como ser la educación.
La muy probable elección de Fernando Pereira como nuevo presidente del FA, ¿cómo puede influir para definir el candidato de la coalición de izquierda para 2024?
Creo que Pereira no da este paso sin pretender ser candidato a presidente en 2024, si es que gana la interna. Y radicaliza al FA porque hace más fuertes los vínculos con el PIT-CNT y todo eso está gobernado por una forma de entender el mundo y el país, que está centrado en cosas perimidas y reaccionarias.
Estamos casi en 2022 y no se logró que ninguno de los precandidatos del FA admitiera que Venezuela es una dictadura, lo cual es una cosa de locos. Esto demuestra lo alejados que están del FA de Seregni. La izquierda ha perdido el norte sobre lo que debe hacer una oposición responsable y por el bien del país, y ha subestimado en los últimos cinco años a Lacalle Pou. Se ve sin espacio para desplegar su oposición. De esta manera apela a lo que siempre ha hecho desde los 60, el golpear duramente a puntos neurálgicos del país. El FA no tiene liderazgos nuevos de la potencia de Mujica, Vázquez o Astori y tampoco discurso.
¿Qué pasará con el gobierno después de que la pandemia deje de ser el foco de atención?
El gobierno tuvo la virtud de enfrentar como casi ningún otro en el mundo entero la pandemia con absoluta libertad para sus ciudadanos. A su vez, no dejó de gobernar, aprobando por ejemplo la LUC. Tuvo que diferir en el tiempo algunos asuntos como la reforma de la educación, que será tema en 2022 y foco de gran enfrentamiento con los sindicatos.
Después del referéndum, la izquierda tendrá un desasosiego y va a atacar la reforma educativa. También el año próximo se terminará de conformar el TLC con China y estará operativo en 2023 y antes de 2024; como lo dijo el presidente, van a haber otros tratados. Se debe lograr para 2024 afirmar la coalición republicana y sea cual fuere el partido que termine siendo mayoritario, se mantenga el compromiso de gobernar juntos para profundizar las reformas iniciadas, siendo el punto fundamental la educación.
Francisco Faig es diplomado en estudios avanzados en el Instituto de Estudios Políticos de París y Magister en Artes Liberales por la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile. También es editorialista y columnista editorial del diario El País, panelista en Todas las Voces de Canal 4, y profesor de la Universidad ORT Uruguay.
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