El Instituto Nacional de Estadística difundió los resultados sobre los niveles de pobreza al cierre de 2023, en los que no se observaron cambios respecto a 2022. Los datos más preocupantes vienen de indicadores que señalan que la pobreza golpea más que nada a los niños menores de seis años y se concentra en gran parte al norte del país.
Para comprender cómo se efectúa el estudio hay que tener presentes los valores que se manejan. En el caso de la pobreza, si un hogar de Montevideo compuesto por tres personas tiene ingresos totales líquidos inferiores a 47.809 pesos, se considera pobre. Si el total de ingresos líquidos fuese igual o superior a dicho monto, se consideraría como un hogar no pobre.
En el interior y para la misma cantidad de personas, el ingreso debería ser de 31.990 pesos y en el interior rural 22.568.
En el informe se indica que los hogares que están bajo la línea de indigencia son el 0,2 por ciento del total. O sea, cada mil hogares, dos no superan el ingreso necesario para cubrir las necesidades básicas alimentarias. Los ingresos para ser considerados indigentes son de unos 5.300 pesos por persona. La cantidad de personas bajo la línea de indigencia también se ubica en 0,2 por ciento.
La pobreza se mide por hogares y por personas. En el caso de los hogares el estudio del INE revela que el siete por ciento son pobres. En el caso de las personas, el valor es superior e implica que, de cada mil personas, 101 de ellas no superan el ingreso mínimo para cubrir las necesidades básicas alimentarias y no alimentarias.
Cuando se compara Montevideo e interior en materia de indigencia, los valores son similares. Las diferencias comienzan cuando se observa dónde está la mayoría de los hogares pobres. Montevideo es la región que presenta el valor más alto (8,7 por ciento), seguido de las localidades urbanas del interior de menos de cinco mil habitantes, con un 7,3 por ciento.
En el interior, al igual que en Montevideo, como se verá más adelante, existen claras diferencias entre los departamentos. Por ejemplo, Artigas, Rivera, Cerro Largo, Salto y Treinta y Tres tienen niveles de pobreza en hogares superiores a al ocho por ciento. Paysandú, Río Negro, Tacuarembó y Rocha presentan un nivel de hogares pobres de entre seis y 7,9 por ciento. Lavalleja, Durazno y Canelones tienen entre cuatro y 5,9 por ciento de hogares por debajo de la línea de pobreza. Los niveles más bajos (menos de 3,9 por ciento) se ubican en Soriano, Colonia, Flores, Maldonado, Florida y San José.
En Montevideo también existen diferencias si se analiza por zonas. Los municipios CH, B y C (o sea, los que están en el sur) tienen una media de menos de 2,9 por ciento de los hogares pobres. El municipio E (Unión, Malvín Norte, Malvín Nuevo, Las Canteras, Carrasco Norte, Carrasco, Punta Gorda, Malvín, Buceo y La Blanqueada) tiene una tasa de hogares pobres de tres a 10,9 por ciento, mientras que en los municipios A, G, D y F, ubicados al norte del departamento, la tasa es de once por ciento o más.
Los hogares más afectados
La pobreza continúa afectando en mayor medida a los hogares con referente mujer, tanto en Montevideo como en el interior del país. Para todo Uruguay, los hogares pobres con un jefe de hogar masculino llegan a 4,8 por ciento. En Montevideo la tasa es de 6,4 por ciento y en el interior de 3,8 por ciento. Cuando la jefa de hogar es la mujer, los hogares pobres son de 8,8 por ciento en todo el país, en Montevideo 10,4 por ciento y en el interior 7,5 por ciento.
Además, hay aspectos que marcan claramente cómo la pobreza afecta por la edad o por la ascendencia étnico-racial de las personas.
Se parte de la base de que las personas pobres son el 10,1 por ciento del total de la población. Pero al examinarse por edad, la tasa llega al 20,1 por ciento en los menores de seis años, al 18,3 por ciento en niños de seis a doce años, y al 17,9 por ciento en adolescentes de trece a diecisiete años. Para las edades de entre dieciocho a 64 años, el nivel de pobreza llega al 8,7 por ciento y en 65 años o más es de 2,2 por ciento. En este último caso se debe tener en cuenta la gran protección social que existe en materia de jubilaciones y pensiones, lo cual hace que los niveles de personas pobres mayores de 65 años sean los más bajos de la región.
En cuanto a la ascendencia étnico-racial, la población afrodescendiente continúa registrando mayores niveles de pobreza que aquellos que declaran tener ascendencia blanca. Mientras que para estos últimos la pobreza significa el 8,9 por ciento del total, para los afrodescendientes los guarismos trepan al 19,5 por ciento, casi el mismo nivel que el de los menores de seis años.
Los comentarios políticos
Los datos llevaron a que desde el espectro político se hicieran varias consideraciones. El ex titular del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) y actual diputado, Martín Lema, dijo que en el informe no se contemplan diferentes prestaciones sociales, ya que se trata solo de ingresos monetarios.
“Hay una cantidad de prestaciones que son nuevas, que no están medidas dentro de la pobreza monetaria, que mide los ingresos, como la recarga de supergás a mitad de precio que llega a doscientos mil hogares, los programas del Instituto Nacional de Alimentación, o las rebajas en los servicios de UTE”, manifestó.
“Estas son prestaciones nuevas, que claramente mejoran la calidad de diferentes hogares, en lo que tiene que ver con características socioeconómicas, que no están contempladas en este tipo de medición” dijo y también se refrió a las políticas hacia la primera infancia. “Se están haciendo los mayores esfuerzos. ¿Qué nos gustaría? Que inmediatamente se superen. Lamentablemente, los tiempos hacen de que haya que esperar un tiempo razonable, prudencial, para analizar nuevamente los resultados”, manifestó Lema. El director del Instituto Nacional de Estadística, Diego Aboal, anunció que se trabaja para que en las nuevas mediciones se incluyan los beneficios descritos por Lema.
Por otra parte, el director nacional de Transferencias y Análisis de Datos del Mides, Antonio Manzi, dijo que el país ha recibido golpes externos (pandemia, guerra en Ucrania, sequía) “que nos hace difícil enfrentar ese grupo duro”, que es de un diez por ciento de personas bajo el índice de pobreza. Recordó que durante la pandemia se llegó al 11,6 por ciento de pobres. En el programa Desayunos informales (Canal 12), Manzi dijo que existió un aumento del gasto público social, que es el 75 por ciento del gasto total del gobierno. Eso incluye seguridad social, salud, educación y medioambiente, entre otros.
Desde la oposición se efectuaron diferentes comentarios. La precandidata del Frente Amplio, Carolina Cosse señaló: “El 10,1 por ciento de la ciudadanía se encuentra bajo la línea de pobreza. Este dato nos debe interpelar. Uruguay es de los pocos países de la región que no ha recuperado los niveles prepandemia y que, en paralelo, ha reducido su gasto social en porcentaje del PIB”. Agregó: “Si hablamos de niños y niñas menores de seis años, la pobreza es del veinte por ciento, cuando en 2019 era el diecisiete por ciento. Apostar por revertir la pobreza infantil es apostar por el desarrollo futuro y absolutamente es necesario fijar un rumbo certero y poner foco en quienes más lo necesitan”.
Por su parte, Yamandú Orsi señaló que “la economía crece y si bien nos dicen que la inversión se multiplica, también crece la pobreza y con la primera infancia como población más afectada. No existe futuro posible si no ganamos todos y si la premisa es la desigualdad”.
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