Quedan menos de dos semanas para que la ciudadanía uruguaya decida quién gobernará al país desde el 1° de marzo de 2020 hasta el 28 de febrero de 2025. Los comandos electorales de ambos candidatos presidenciales afinan su estrategia de campaña política y comunicativa de cara a un balotaje que, a priori, será muy competitivo; o al menos más parejo que en las últimas dos ediciones, elecciones que se definieron prácticamente en la primera vuelta electoral.
De cara a la segunda vuelta, el candidato nacionalista Luis Lacalle Pou aprovechó los primeros diez días de la campaña para definir y cerrar los acuerdos con los partidos políticos que forman la “coalición multicolor”. Si bien se fue gestando previo a la elección nacional del pasado 27 de octubre, la coalición de gobierno conformada por el Partido Nacional, Partido Colorado, Cabildo Abierto, Partido de la Gente y Partido Independiente, tomó forma definitivamente a partir de conocerse la integración de las cámaras del nuevo Parlamento Nacional.
El acuerdo programático denominado “Compromiso por el país”, al que finalmente suscribieron los cinco principales partidos políticos de oposición, se compone de los siguientes trece lineamientos estratégicos para gobernar: “Un gobierno con las cuentas en orden”, “Un Estado inteligente y transparente”, “Empresas públicas al servicio de la gente”, “Impulso al crecimiento: desarrollo productivo y mejora de la competitividad”, “Inserción internacional: abrir mercados y hacer alianzas”, “Una policía respetada, una sociedad pacífica”, “Una política de defensa adecuada al siglo XXI”, “Transformar la educación”, “Proteger a los más débiles”, “Agenda de derechos”, “Proteger el mundo del trabajo”, “Cuidar la salud de los uruguayos” y “Medio ambiente y seguridad animal”.
Con el acuerdo político ya firmado, y concretada la foto de la coalición, Lacalle Pou encara la recta final de la campaña con el objetivo de convencer al electorado indeciso de que el cambio y la alternancia que propone, en conjunto con los otros cuatro partidos, es la vía política más adecuada para el futuro del país. Idea que los líderes de los otros partidos de la coalición subrayan también en sus actos.
FA cambia de estrategia y se juega todas las fichas
Tras la elección nacional celebrada el último domingo de octubre, la campaña del FA viró drásticamente. Con la decepción de haber cosechado una votación menor a la esperada, la nueva estrategia electoral la dio a conocer el propio Daniel Martínez, la misma noche del acto eleccionario en el que se confirmaba que el partido oficialista no llegaba a reunir el 40% de los votos del electorado uruguayo.
Más allá de haber sido el candidato que obtuvo mayor cantidad de sufragios, su postura y su discurso mostraban los contrario. En su oratoria, que replicó en dos escenarios, Martínez apeló, sin más, a conquistar votos del electorado opositor. El candidato frenteamplista se refirió a Batlle y Ordoñez y a Wilson Ferreira Aldunate, para generar empatía con los votantes de los partidos tradicionales.
En la calculadora oficialista, para poder ganar el próximo balotaje no es suficiente con recuperar parte del electorado perdido en la última elección. Por eso el FA procura ir más allá, e intenta captar votos en todo el espectro político.
Con ese nuevo cometido electoral, el partido de izquierda se propuso bajar el tono combativo sobre los principales aliados de su rival en la contienda política. Mientras Martínez intentó conciliar con las ideas del colorado Ernesto Talvi, José Mujica y Lucía Topolansky suavizaron su discurso respecto a Guido Manini Ríos y Cabildo Abierto. Es que una buena porción del electorado perdido por el FA respecto a las elecciones de 2014 votó a este nuevo partido político en 2019.
El desafío doble que afronta el FA es poder cautivar al electorado perdido en todos los departamentos del país, teniendo en cuenta que parte de ese electorado decepcionado, en octubre optó por apoyar a partidos que integran la oposición.
En procura de mover el tablero a su favor, el candidato oficialista anunció la semana pasada a gran parte de su gabinete ministerial en el caso de ser el próximo presidente. Una jugada de ajedrez político, con la intención de poner al FA un paso adelante, fue comunicar quiénes serían los principales integrantes de su gobierno. Iniciativa que el líder de la coalición, Lacalle Pou, aún no ha tomado.
Los nombres de los futuros ministros comunicados por Martínez en la primera tanda no generaron demasiada sorpresa. El candidato ironizó con periodistas y negó rotundamente los rumores sobre posibles pesos pesados del FA en el próximo gabinete. Al día siguiente, el exintendente de Montevideo comunicaba en conferencia de prensa que José Mujica se encargaría del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, y Danilo Astori sería el titular de la Cancillería.
La designación de Astori para ejercer como ministro de Relaciones Exteriores no es menor respecto a las políticas internacionales que llevó a cabo el actual partido de gobierno. El ministro de Economía fue el dirigente del FA más crítico con el régimen político vigente en Venezuela, al que catalogó de dictadura. Además, en términos macroeconómicos, Astori históricamente se ha mostrado afín a concretar Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos y otros países.
Otros de los grandes virajes de la estrategia electoral del FA con miras a la segunda vuelta fue la designación de Yamandú Orsi como nuevo jefe de campaña. La exposición del actual Intendente de Canelones es elocuente en materia política y significativa para lo que queda de campaña electoral, teniendo en cuenta que desde el FA entienden que su figura tiene mayor popularidad que el candidato frenteamplista en el interior del país; debilidad que el propio Mujica señaló sobre Martínez meses atrás, previo a las elecciones internas del FA.
Si bien, desde el FA niegan que esta movida política se deba a la fuerza interna que el Movimiento de Participación Popular (MPP) logró plasmar en las urnas en la reciente elección, es indudable la influencia de este sector del partido, en cuanto a las directivas para lo que resta de la campaña electoral; y también en la postura política en la próxima legislatura, sea el FA gobierno u oposición.
Respecto a lo que puede suceder en materia parlamentaria desde el 15 de febrero de 2020, día en que comienza a sesionar el nuevo cuerpo legislativo, están latentes dos situaciones que deberá enfrentar el próximo gobierno uruguayo.
Por un lado el desafuero de Manini Ríos exigido por el fiscal Morosoli, tema que deberá resolver el nuevo cuerpo senatorial; y por otro la posibilidad que tiene la “coalición multicolor” de aplicar la moción de censura en contra de algún ministro del FA, en el caso de que este partido político continúe en el gobierno.
En el Parlamento, la coalición tendrá 56 bancas en diputados y 17 en senadores. Por su parte, el Frente Amplio (FA) contará con 42 diputados y 13 senadores.
Encuestas y proyecciones
Hasta ahora se han conocido tres encuestas de intención de voto de cara al balotaje que se llevará a cabo el domingo 24 de noviembre. Tanto Opción Consultores como Equipos Consultores indicaron que sus encuestas reflejaron una ventaja de 5 puntos del candidato del PN, que lidera la coalición, sobre el presidenciable frenteamplista. Los datos de estas dos encuestadoras señalan que Lacalle Pou sumaría, en segunda vuelta, la adhesión de un 18% del electorado respecto a los comicios de octubre y llegaría al 47%; mientras Martínez, con un leve incremento del 3% de sus votantes alcanzaría el 42% en el próximo balotaje.
Con un margen de error de casi un 3% y una cifra de indecisos de un 6%, estas dos encuestas proyectan una segunda vuelta electoral pareja y de final abierto.
En materia territorial, Equipos señala que Martínez está mejor posicionado en Montevideo (48% a 41%) y Lacalle gana ventaja en el interior (52% a 37%).
Por su parte, el estudio detallado de Opción indica que el 84% de los que votaron al PC el 27 de octubre pasado, votarían a Lacalle Pou, mientras que el 8% tiene pensado hacerlo por Martínez. A su vez, el 74% de los votantes de Cabildo Abierto se inclinaría por Lacalle Pou, mientras que el 15% lo haría por Martínez. 27% de los votantes de otros partidos votaría por Lacalle Pou y 40% por Martínez.
En tanto, la consultora Radar, que dio a conocer su encuesta en la tarde del martes 12 de noviembre, muestra una diferencia de 7,1% de Lacalle sobre Martínez. El nacionalista llegaría al 49,6% y el frenteamplista a 42,5%.
Según lo interpretado por la encuestadora, esta ventaja entre ambos es amplia, debido a que supera la cantidad de indecisos, que en esta encuesta midió 3,9 %. Quienes manifiestan que votarán en blanco o anulado son el 4 %.
Radar comunicó que los votantes del FA y del PN en primera vuelta mantendrán, casi en su totalidad, su voto en segunda vuelta. Sin embargo, entre los votantes de Cabildo Abierto y del Partido Colorado, la mayoría se volcará por Lacalle Pou, lo que provoca el ascenso del líder nacionalista. El estudio indica que el 77 % del electorado colorado votaría por Lacalle Pou, mientras que solo el 16 % apoyaría a la candidatura de Martínez. Mientras tanto, entre los votantes de CA, el 91 % votaría a Lacalle Pou y solo el 5 % se inclinaría a sufragar por Martínez.
Hoy por la noche se realizará el segundo debate entre Lacalle Pou y Martínez. Esta vez será por ley y tendrá algunas diferencias con respecto al anterior. En primer lugar el contexto político electoral, tras los resultados de la elección nacional del pasado 27 de octubre, exige una postura más arrojada de Martínez que se juega sus últimos cartuchos en post de dar vuelta la tendencia que marcan las encuestas. En tanto Lacalle Pou deberá mostrarse aplomado ante los posibles ataques y acusaciones que realice Martínez durante el debate presidencial.
Sobre este aspecto se refirió el experimentado politólogo Óscar Bottinelli. En diálogo con La Mañana, con metáfora boxística, que el ganador deberá hacerlo por puntos, porque quien intente noquear perderá.