El politólogo Eduardo Bottinelli señaló que no existe un claro ganador rumbo a las elecciones de octubre. En diálogo con La Mañana, el director de la consultora Factum sostuvo que la seguridad será central en la campaña, pero se convirtió en un “tema incómodo” tanto para el gobierno como para el Frente Amplio.
¿Qué evaluación realiza de cómo se están parando los partidos en este año electoral?
De a poco se van, primero, alineando las internas, trazando las estrategias de las candidaturas. A nivel de los partidos se tiene un primer avance ahora, pero seguramente existan algunos realineamientos importantes después de las internas. El Partido Nacional tiene matices internos, pero con una primera señal clara de continuidad y de apropiarse, en el buen sentido, de los logros del gobierno. Obviamente, el que está más firme en ese sentido es Álvaro Delgado. El Partido Colorado tiene un gran desafío. Están algunas posiciones como la de Gustavo Zubía en el tema seguridad o Guzmán Acosta y Lara de manera más contestataria al sistema. Pero el Partido Colorado no tiene dibujado por qué sería una opción distinta al Partido Nacional, o sea cómo atraer votantes. Cabildo Abierto está procesando distintos fenómenos. Por un lado, claramente, dentro de la coalición, y a diferencia del Partido Colorado, ha mostrado diferencias en distintos aspectos. Las está mostrando también permanentemente en este último tiempo, en temas de economía o de seguridad pública. Y a esto se agrega el plebiscito Deuda Justa, que con eso va generando algunas diferencias hacia la interna de la coalición de gobierno. Lo del plebiscito, por ejemplo, lo deja como un jugador independiente porque ninguna parte del sistema político, por lo menos hasta ahora, se ha sumado en forma masiva a esa propuesta. Entonces Cabildo Abierto quedó en un lugar mucho más separado que el Partido Colorado del Partido Nacional y está tratando de reivindicar su participación o su presencia dentro de una posible futura coalición.
También entran los matices sobre cómo es el funcionamiento de la coalición y eso también parece bastante claro. Incluso empieza a haber coincidencias y hasta el propio Álvaro Delgado ha hablado de ajustar su forma de funcionamiento. Entonces, ahí se abre una oportunidad distinta.
Dentro del Frente Amplio, ¿ya está definida, con base en las encuestas, la candidatura de Yamandú Orsi a la Presidencia?
No se puede señalar eso por varias razones. La primera es que faltan más de cuatro meses para las internas. Segundo, el lugar desde el cual se paran es distinto. Orsi está en la Intendencia de Canelones y Carolina Cosse en la de Montevideo. Un tercer factor son los apoyos que han recibido dentro del Frente Amplio. Y por último las elecciones internas son de carácter voluntario. Cuanta menos gente vaya a votar más pesan las estructuras de los partidos que apoyan a uno u otro. Eso hace más competitiva la interna. Todo depende de cuánta gente termine yendo a votar. Es uno de los factores importantes. No por la cantidad de gente que va a votar, sino porque a medida que va a votar más gente, empiezan a incorporarse perfiles distintos de votantes. El primero que vota es el militante y cuanta más gente va a votar son los menos militantes. Eso abre una incógnita relevante en la interna del Frente Amplio. Hoy diría que la interna donde más peso tiene el voto voluntario es en la del Frente Amplio.
Comprando elecciones pasadas, ¿incide mucho la votación en las internas de los partidos en los resultados de una elección nacional?
No ha tenido mucha incidencia, ya que hay incentivos distintos para ir a votar. Más allá de que las internas son para la candidatura a presidente, se debe tener en cuenta que el Partido Nacional es quien ha tenido mayor nivel de votación en todas las elecciones internas que hubo, incluso en la que el Frente Amplio ganó en primera vuelta. Existe todo un contexto. El Partido Nacional tiene una interna muy competitiva para la Presidencia, pero además hay otro factor muy relevante. En el Partido Nacional, los votos que se marcan en la interna ordenan las listas a diputados. Entonces hay un incentivo muy importante de todas las agrupaciones pequeñas de todo el país para tratar de convencer a la gente de que vote, porque eso tiene una incidencia posterior. En cambio, en el Frente Amplio los órganos que deciden no surgen de la elección interna. Están los órganos políticos partidarios que son elegidos en elecciones independientes, que son las que se hicieron en 2022. Además, tienen el Plenario y el Congreso y eso va mandatando. Y después cada grupo hace sus alianzas, generan sus acuerdos y presentan sus listas tanto a nivel nacional como departamental. Tampoco el votante frenteamplista deja de votar al Frente Amplio por quién sea el candidato. Por lo tanto, no hay una relación directa entre la concurrencia a votar a un partido de las elecciones internas y lo que termina sucediendo después en octubre.
En las últimas encuestas se ha visto que el Frente Amplio tiene más apoyo que en las últimas elecciones. ¿Es algo ya firme para octubre?
En principio lo que están dando todas las encuestas es un mejor posicionamiento con respecto a 2019. Todos los indicadores muestran que el peor momento para el Frente Amplio ya pasó. Pensando en 2024, se puede decir que es mejor que 2019. No es esperable que haya una caída sustancial de lo que las encuestas muestran hacia el Frente Amplio. Más bien diría que es el piso lo que hoy se está registrando, por lo menos en la encuesta de Factum (42 por ciento). El volumen de indecisos que tenemos es muy bajo. No hay mucho margen para un crecimiento ni para una caída.
Ese 42 por ciento sería un piso importante para llegar a octubre.
Lo es y con algunas mejoras puede pensar en obtener una mayoría en el Senado. En Diputados ya es más difícil preverlo por la cantidad de partidos que pueden entrar o pueden quedar afuera por muy poco. El Frente Amplio podría estar cercano a los quince senadores y hoy tiene trece.
En esta campaña el tema principal será la seguridad. ¿Cuánto pueden incidir las gestiones del Frente Amplio y de este gobierno al respecto?
Efectivamente, la seguridad pública está posicionándose de nuevo como uno de los temas centrales de la campaña electoral. En primer lugar, porque aumentó la preocupación de la población por la seguridad, y en segundo porque la evaluación que la opinión pública hace de la gestión del gobierno es negativa. Pero la seguridad hoy está haciendo un tema de incomodidad para todos. El Frente Amplio no tiene grandes logros para mostrar en esta materia. De hecho, fue uno de sus problemas y uno de los factores que llevó a su descenso. El gobierno actual, sobre todo porque el Partido Nacional tuvo en su totalidad el Ministerio del Interior, está buscando generar una idea de que la situación en materia de seguridad está mejor, basándose en algunos indicadores. El problema es que eso no se ha traducido en la percepción de la opinión pública, que no cree que la seguridad esté mejor hoy de lo que estaba hace cinco años. Esto lleva a que no aparezcan claros ganadores en este tema. En todo caso, el Partido Colorado podría tratar de separarse por ese lado, y Cabildo Abierto está haciendo ese juego también. Es decir, no integraron directamente el Ministerio del Interior. Ahora, desde el Partido Colorado, Diego Sanjurjo está tratando de generar ideas disruptivas. Pero no aparece nítidamente que haya grandes ganadores. Algún estudio que se ha hecho muestra que la figura de Guido Manini tiene todavía un lugar en los temas de seguridad pública.
Hoy en día y vistos los guarismos que manejan en sus encuestas, ¿se puede decir que ya se perfila un ganador para las elecciones de este año?
Todavía no, porque faltan varias cosas, en primer lugar, toda la campaña para las internas, el resultado y la campaña hacia octubre. Hay que ver cómo transcurren las internas en cada uno de los partidos. El 30 de junio se generará un resultado. Ese resultado va a generar una candidatura única y se va a tener que conformar una fórmula. Entonces, cómo se transita este camino de acá al 30 de junio y la conformación de fórmulas es un primer hito para los partidos. Eso genera una nueva oferta electoral y ya se posicionan de una forma distinta. Después, viene toda la campaña hacia octubre, que es cómo se van diferenciando las ofertas electorales y muy probablemente una segunda vuelta. Y esa segunda vuelta depende cómo se ha transcurrido todo este año y cómo es el vínculo dentro de los potenciales socios de una nueva coalición. En el medio de esto tenemos muchos elementos que van a estar dando vueltas. El primero es la gestión del gobierno. Está planificada toda una serie de inauguraciones de obra pública y hay que ver si eso genera un impacto. Por otro lado, está la expectativa de cómo evoluciona la economía en términos macroeconómicos, pero sobre todo temas microeconómicos. O sea, cómo rinde el salario y si se valora eso o no. Hay un tercer factor, que sería más negativo hacia el gobierno, y es qué sucede con los casos que todavía están a nivel de la Justicia, como los de Marset y Astesiano, y cuánto afectan a la figura del Presidente. Existen, por lo tanto, algunas señales que pueden impactar positivamente hacia el oficialismo y algunas que pueden impactar negativamente. Además, en estos últimos días se metieron dos temas arriba de la mesa. Lo de Venezuela es más lateral desde el punto de vista de impacto en la opinión pública, pero el tema Pluna puede tener un efecto que todavía no tenemos chance de verlo. Por lo tanto, hoy en día no hay un escenario claro para ninguno de los dos bloques.
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