El presidente de la Comisión de Asuntos Laborales y Seguridad Social del Senado, el senador del Partido Socialista Gustavo González, indicó que se espera el proyecto del Poder Ejecutivo para la Caja de Profesionales, mientras se continúa recibiendo a delegaciones vinculadas al tema. En diálogo con La Mañana, el legislador ofreció un panorama detallado de los temas que están sobre la mesa, desde la delicada situación financiera de la Caja de Profesionales hasta las preocupaciones en materia laboral y de vivienda.
Uno de los puntos centrales que ocupan a la comisión es la compleja problemática que rodea a la Caja de Profesionales. El legislador reconoció la gravedad de la situación, calificándola como un “problema país” y se espera ahora el proyecto del Poder Ejecutivo para abordar el déficit de esa institución.
La reciente visita de una de las cuatro asociaciones que agrupan a los profesionales evidenció la urgencia de encontrar alternativas. Entre las propuestas presentadas, se destacan la revisión y el aumento de los timbres profesionales, así como la asignación de una parte de la recaudación del Impuesto de Asistencia a la Seguridad Social (IASS) a la caja. Si bien el senador socialista valoró la seriedad y el estudio detrás de estos planteamientos, enfatizó la necesidad de un análisis exhaustivo y la consideración de la propuesta que eventualmente presente el Ejecutivo antes de tomar una postura definitiva en la comisión. El legislador señaló que la multiplicidad de conflictos y delegaciones recibidas ha dificultado un abordaje más rápido de este tema, aunque anticipó que se abrirá un debate formal en la comisión en las próximas semanas.
“Los verdaderos problemas”
Ampliando el espectro de las problemáticas laborales, el legislador describió un panorama donde diversos sectores de la sociedad civil han llegado con planteos a través de las delegaciones ante la comisión que preside. Mencionó los planteamientos, entre otros, de la Agrupación de Trabajadores de la Meteorología Nacional, del Movimiento Nacional en Defensa de la Seguridad Social, y especialmente la preocupante situación de los trabajadores de Calcar.
Para el senador socialista, estos son los “problemas de la verdadera vida política” que realmente interesan a la ciudadanía, en contraposición a lo que considera un exceso de “circo” en temas que son utilizados para tener prensa. En su análisis, identificó un denominador común en las demandas: trabajo, salud, educación y vivienda, considerados como “ejes fundamentales que históricamente han marcado las necesidades de la población”. En este sentido, relató un reciente encuentro con la Federación de Cooperativas de Producción y Trabajo, cuyo problema presupuestal con la intendencia logró resolverse gracias a la intervención y la “mejor voluntad política”. Sin embargo, reconoció que “no todos los casos tienen un final feliz”, como la compleja situación de Calcar.
Para González la crisis de la empresa de lácteos se presenta como un ejemplo paradigmático de los desafíos económicos y sociales que enfrenta el interior del país. Subrayó la profunda interconexión entre la fábrica y la vida de las comunidades en las “urbanizaciones de tipología inglesa”, donde el cierre de la planta no solo implica la pérdida de empleos directos, sino la virtual “muerte del pueblo” al afectar el comercio y toda la dinámica local. Ante este panorama, el legislador socialista consideró que cualquier solución para Calcar debe enmarcarse en un análisis integral de la industria lechera a nivel nacional, marcada por la presencia de un “casi monopolio” y el preocupante cierre de otras plantas en el interior. Si bien rescató la “voluntad de los trabajadores” que continúan produciendo a pesar de la falta de pago, advirtió que esta situación tiene un límite. Reconoció que la planta, a pesar de estar “prácticamente a cero km”, arrastra deudas significativas, lo que dificulta la viabilidad de una autogestión obrera sin un análisis profundo de la situación financiera y los acreedores. Aunque se mostró personalmente “hincha” de la autogestión obrera, fue cauto en señalar que no se trata de una solución automática para empresas fundidas y que requiere un estudio detallado de las deudas y los actores involucrados. La comisión que preside González se apresta a tratar este tema con carácter prioritario, buscando coordinar esfuerzos entre trabajadores, el Ministerio de Trabajo, productores y el propio Legislativo para encontrar posibles vías de solución.
Incidencia de la situación mundial
Consultado sobre la multiplicidad de conflictos que han surgido en este inicio de gobierno, González expresó no estar sorprendido ante un panorama que consideraba previsible. Argumentó que gobernar siempre conlleva riesgos, especialmente en un país con una economía “enteramente dependiente” y en un contexto global complejo. En este punto, realizó una analogía contundente al señalar que, en términos poblacionales, Uruguay es comparable a un “barrio de Buenos Aires”, lo que implica una vulnerabilidad inherente a las políticas regionales e internacionales, como las fluctuaciones de la moneda argentina o el dólar. Ante esta realidad, enfatizó la necesidad de implementar rápidamente el “programa país” contemplado en el programa del Frente Amplio, aunque reconoció que el desafío radica en “bajarlo a tierra” y que en este proceso reside el “arte de la política”. A pesar de las dificultades, reafirmó el compromiso de su fuerza política de cumplir con las promesas realizadas, destacando el rol crucial que jugará el Ministerio de Economía en la presentación del plan y el presupuesto para los próximos cinco años.
Al ser consultado sobre sus principales proyectos para esta legislatura, el senador socialista manifestó su interés primordial en impulsar leyes que favorezcan a la “grande mayoría de la población”, es decir, a los trabajadores que “levantan el país todos los días”. Expresó su compromiso de apoyar toda legislación que mejore su calidad de vida. En este marco, adelantó su dedicación a proyectos relacionados con la vivienda y el trabajo, priorizando la “humanización del trabajo” y la resolución del problema fundamental de una “vivienda digna y adecuada”.
En el terreno de la vivienda, González fue categórico al señalar que la principal carencia es “la plata”, reclamando un mayor presupuesto para este sector. En este sentido, abogó por recrear un “fondo específico para la vivienda” similar al establecido por la Ley Nacional de Vivienda de 1968, argumentando que es “muy difícil tener una política de Estado” seria en esta área cuando los recursos fluctúan constantemente. En cuanto a las estrategias, consideró que no es necesario “inventar el agua tibia”, ya que existen programas exitosos como el cooperativismo de vivienda por ayuda mutua. Respecto a los asentamientos, rechazó soluciones superficiales “como el simple cambio de chapas”, abogando por intervenciones con “mucho dinero” que permitan la relocalización y la mejora integral de las condiciones de vida. Finalmente, planteó la necesidad de focalizar las políticas públicas en el “déficit habitacional cuantitativo”, es decir, en aquellas personas con escasa capacidad de ahorro. Subrayó que la solución al problema de la vivienda no pasa solo por la construcción, sino por entender que una vivienda digna impacta directamente en la salud y la educación y criticó la visión de un Uruguay perteneciente al “primer mundo”, calificándola de “absoluta mentira”.
Finalmente, ante la mención de posibles restricciones presupuestales por parte del Ministerio de Economía y su potencial impacto en el tema de los asentamientos, reconoció que cualquier reducción afectará negativamente. En el área de vivienda, consideró que sería “lo peor que se puede hacer” afectar su presupuesto. Llamó a la calma y a la necesidad de estudiar el presupuesto con “mucha tranquilidad”, recordando la complejidad del contexto internacional, ejemplificado por el “terremoto político” en Estados Unidos y la guerra comercial entre ese país y China, factores que inevitablemente tendrán repercusiones en la economía uruguaya.