Estos últimos son los que tienen mayores desafíos, y tendrán que demostrar por qué es necesario su ingreso al Parlamento en 2020, diferenciándose de aquellos que ya tienen sus bancas aseguradas y justificando su eventual presencia en ese ámbito legislativo.
Se trata del Partido Independiente (PI), Unidad Popular (UP), el Partido de la Gente (PG), el Partido Ecologista Radical Intransigente (PERI) y el Partido Verde Animalista (PVA), cuyos líderes son, respectivamente, Pablo Mieres, Gonzalo Abella, Edgardo Novick, César Vega y Gustavo Salle.
Todos comparten la debilidad de ubicarse en una posición, al menos hasta hoy, complicada para crecer, por diferentes motivos. La atomización de partidos hace más difícil para cada uno captar los votos de quienes se van desencantados de las grandes fuerzas políticas.
A su vez, tienen en común que juegan con la carta del descontento hacia los partidos tradicionales, aunque es un argumento que por sí solo no les ha alcanzado, sumado a que la aparición de Guido Manini Ríos, en ese aspecto, los ha perjudicado.
Muchas veces, la falta de una gran estructura y el poco alcance territorial que consiguen estas colectividades pequeñas, afecta de manera considerable la votación que obtienen.
También sucede que el discurso que pregonan algunos de sus líderes y el nicho de electores al que quieren llegar, en realidad ya está ocupado por otras fuerzas políticas con mayor caudal de votos.
La cantidad de novedades en esta elección, como las nuevas figuras o partidos con poco tiempo desde su creación, les termina quitando protagonismo a los movimientos más chicos, y la posibilidad de que logren integrar el Parlamento está muy supeditada la votación que tengan los partidos más grandes.
Las fortalezas y debilidades que muestre cada una de estas fuerzas políticas de menor respaldo, podrán ser decisivas para su eventual participación en el Poder Legislativo.