Hace 15 días atrás el gobierno decidió cambiar la figura que dirige el Mides; se pasó de un jerarca con historia de militancia social por uno con una carrera política puramente. Tomando en cuenta que el país posee 100.000 nuevas personas bajo la línea de la pobreza, las ollas populares alimentan a 55.000 diariamente, los desocupados crecen y el invierno está tocando la puerta, el nuevo ministro busca rearmar las prioridades, postergando la mudanza de la sede ministerial a Casavalle.
Corría el segundo día de marzo del año 2020 cuando Pablo Bartol, quien había sido designado como ministro de Desarrollo Social, realizó su acto de asunción en plena vía pública, en Barrios Amorín y Avenida 18 de Julio. El discurso de aquel día se trató de una especie de analogía entre lo que estaba sucediendo y el papel que el nuevo ministro quería para su cartera: “Ojalá todos entiendan que el Mides es un ministerio de calle y aquí vamos a estar siempre, en la calle”, proclamó en su discurso.
Una de las principales ideas que expuso el exministro –que ya se había planteado en campaña electoral– dio mucho que hablar. Debido a su trabajo durante dos décadas en el centro educativo Los Pinos en el barrio Casavalle, propuso instalar la oficina allí. “El Mides tiene que dar orientación a las personas más vulnerables y para eso debe estar cerca de ellos”, comentó. El plan sería concretado a principios de 2021.
Sin embargo, la realidad de aquel 2 de marzo cambió 11 días después, cuando se conocieron los primeros casos de covid-19 positivo y se desató la pandemia en el territorio. Esto llevó a que los planes viraran y que el ministerio se vea obligado a postergar algunos proyectos. Es así que, el pasado abril y a más de un año de la asunción, se dio a conocer la noticia de que se tenía un terreno para el Mides, ubicado en Aparicio Saravia y Jacinto Trápani, y que en tres meses se daría la mudanza.
Pero, a un mes de esta noticia, el nuevo ministro de la cartera, Martín Lema, anunció que la mudanza de la sede del organismo queda postergada por tiempo indefinido. El nuevo jerarca explicó que la decisión se debe a que necesita mantener reuniones y diálogos permanentes con personal que hoy está en las oficinas cercanas al edificio central y a que es necesario apuntalar a temas más urgentes.
Lo que no se pudo
Sea quien sea el líder de un ministerio como el Mides, el rol que debe tener es bastante claro: asegurar que la menor cantidad posible de personas estén en situaciones de vulnerabilidad social, económica, alimenticia, entre otras. En esa línea es que el exministro Bartol fue planteando sus promesas y proyectos de gestión para su ciclo como jerarca.
“No puede haber más uruguayos durmiendo en la calle, esto se debe terminar en un plazo razonable”, aseguró Bartol en un acto del Partido Nacional (PN). Pero a medida que transcurrían los meses, la realidad de las personas en situación de calle estaba a la vista de todos, y el advenimiento de los problemas económicos y las pérdidas de trabajo iba incrementando, dándose también algunos fallecimientos registrados por bajas temperaturas.
En ese sentido, el exministro expuso en un programa de televisión nacional que era necesario “sintonizar a las personas en calle con la noción de actividad laboral para que puedan salir adelante”. En tanto, las ollas populares comenzaron a crecer para brindar alimentos, no solo a quienes estaban en la calle y los refugios, sino también a personas que, a pesar de tener un techo, escaseaban los medios para alimentarse debido al crecimiento del desempleo.
Fue entonces cuando el Mides comenzó a reforzar sus programas de canastas alimenticias y, en el mes de mayo de 2020, se realizaron cambios para que más beneficiarios pudieran acceder a ellas a través del celular o con TuApp, llegando a miles de usuarios. También se amplió el sistema de refugios, tanto nocturnos como permanentes, y se realizaron asociaciones con diferentes empresas públicas y privadas para habilitar más sitios que refugien personas durante el invierno.
Pero las cifras de personas bajo la línea de la pobreza continuaron golpeando y el 2020 terminó con 100.000 nuevos pobres. Las repercusiones generales de este hecho fue la necesidad de tener políticas públicas más firmes, es decir, pasar de la “etapa técnica” con la que Bartol se había manejado, a una “etapa política”, según indicaron desde Presidencia.
Algunas noticias en medios nacionales dan cuenta, además, de que dentro del ministerio se estaban dando diferencias entre Bartol y el director general de Secretaría de su momento, Nicolás Martinelli, por no estar de acuerdo sobre reestructuras ministeriales. A su vez, el exsubsecretario Armando Castaingdebat declaró días pasados que con Bartol se mantenían “diferencias de enfoque y sobre el manejo de determinadas situaciones”.
Un cambio en la gestión: articulación política
Es así que el pasado 1° de mayo a la tarde, el presidente Luis Lacalle Pou anunció en su cuenta de Twitter que Pablo Bartol dejaría su lugar de ministro para el ingreso del diputado nacionalista Martín Lema, quien, como oposición hace un par de años atrás, generó informes que daban cuenta de irregularidades en la cartera dirigida por Marina Arismendi.
En el comunicado que Presidencia hizo público para dar a conocer las razones del cambio de ministro, se explicaba que, a raíz de los desafíos que el país enfrenta debido a la pandemia, la gestión del Mides “se encamina hacia un nuevo abordaje integral, derivado de las consecuencias sanitarias, laborales, sociales y educativas, que demandan una fuerte articulación política y territorial”.
Continúa diciendo que, con esta decisión, el gobierno pretende que el ministerio se constituya en base a la articulación política, entendiendo que para ello fue necesario un giro en la conducción que cumpla el objetivo. “Pablo Bartol ha sido una pieza clave en el proceso de transformación técnica del ministerio y gracias a ello, hoy se está en las mejores condiciones para conformar un nuevo proceso que atienda la demanda social del Uruguay pos pandemia”, se afirma.
Y se agrega que este gobierno “está decidido a realizar su mayor desafío político a través de un abordaje social, integrando políticas articuladas entre los organismos del Estado y los gobiernos departamentales, para lograr una solución efectiva y perdurable que resuelva los problemas de la población más vulnerable”.
En ese sentido es que La Mañana intentó comunicarse con referentes del gobierno vinculados al Mides para que brinden su visión de los hechos. Pero estos prefirieron remitirse únicamente al comunicado de Presidencia y no declarar al respecto.
El panorama que encontró Lema
Si bien la pobreza en Uruguay ya venía en un aumento leve en 2018 y en 2019, el 2020 superó los dos dígitos, llegando al 11,6% de la población. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la cifra sería de casi 100.000 personas más, alcanzando la suma de unas 409.000 en total, la cifra más alta desde 2013. Por otro lado, la indigencia se duplicó en comparación con 2019, pasando de 7.000 personas a 14.000 en el último año.
El INE volcó datos que dan cuenta que la pobreza afecta al 21,3% de niños menores de seis años; 20,6% de niños entre 6 y 12 años y al 18,9% de adolescentes entre 13 y 17 años. En tanto, la pobreza afecta en un 10,3% a personas entre 18 a 64 años y un 2,3% de personas mayores de 65 años.
Estas cifras fueron llevando a un aumento en los gastos vinculados a ayudas sociales. En ese sentido, según un informe del Fondo Solidario covid-19, la duplicación del monto de la Tarjeta Uruguay Social, por ejemplo, implicó unos US$ 26,6 millones; en tanto, el de las asignaciones familiares conllevó unos US$ 30,9 millones. A esto se suman los gastos por canastas de TuApp (US$ 792,8 millones), la tarjeta del INDA, las canastas alimenticias de Primaria, la comida en refugios, entre otros programas.
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